A Rodrigo Guerrero las letras le cambiaron su vida

Rodrigo Guerrero es un  docente de filosofía y escritor  soachuno que  sigue cautivando lecturas en su más reciente
novela “Las ruinas del extranjero”,
pues lleva 36 años en Soacha y con   sus
estudiantes de los corregimientos 1 y 2 del municipio construye un legado que
empezó desde muy joven  y que ha llevado
a escenarios importantes como la Filbo de Bogotá.  

Él recuerda la primera vez
que leyó un libro (Zoro) cuando estaba en primero  de bachillerato (hoy grado sexto) en el Colegio Bolívar de Soacha; ahí cambió
su vida. La disciplina y amor por el arte escrito lo ha llevado también a
plasmar temáticas en la web, por eso invita a todos los residentes  del municipio a conocer más de su trabajo en el
Facebook Culto Libro, en su perfil como Rodrigo Guerrero y en el blog  Letras, Palabras, Libros.  

Rodrigo es un escritor de
entre guerras, aislado, disciplinado e introvertido, que en el momento de
estudiar tenía semillas de escritores de la primera y segunda guerra mundial,
con los que entiende fenómenos de la democracia. Comenta que al escoger la rama
de la filosofía, pensó en la literatura, además de incluir su talento con la
música. Desde siempre fue un personaje inquieto; dice que voluntariamente leyó
a Gabriel García Márquez (Crónica
de una muerte anunciada
y Cien años de soledad), confesando
que no entendió la novela, pero marcó su vida, por la sorpresa de la narrativa.

Guerrero dice que la
literatura cambió su vida, pues se dedicó a trabajar en varias empresas de
Soacha, en el Éxito y Carrefour, y a pesar de sus largas horas de trabajo, él
buscaba un rincón, un espacio para leer, lo que fortaleció su escritura (Germán el padre y en silencio cuentos). El
ahora escritor tiene un blog en donde su universo es Soacha, comentando lo que se vive en un mundo de cambios y
demasiado complejo.

«La literatura
entendida como un canal, yo sirvo como canal, las obras no me pertenecen, ya
estaban creadas desde antes.  «Piel
en los árboles» es un ejemplo, tenía ocho años de vida, nace un 29 de
noviembre del 1989 cuando el terrorismo de Pablo
Escobar
estaba en Colombia, yo viajé a los Llanos Orientales, al Castillo
Meta, donde unos primos. Estaba en ese sitio que parecía Macondo, no había luz,
todo era selva, recuerdo un río a 3 kilómetros, 
cuando de pronto llegó la luz, escuché una noticia, un titular que
decía: «Avión cayó en Soacha», no se me puede olvidar la Soacha
del pueblo pequeño. Nos quedamos con mi tío con la información a medias y pensé
que el avión había caído en mi casa; necesitaba llamar a mi familia. El hecho
es que murió mucha gente en la zona rural del municipio, y de ahí sale está
novela, en la que tardé 20 meses, la tuve guardada mucho tiempo hasta que la
descubrieron, se sacaron 300 ejemplares», comentó Rodrigo, a propósito  de su novela inspirada en un hecho que ocurrió
en el  municipio.  

Al comentar vivencias y
pensamientos a través de la escritura, se delibera que esta es una necesidad de
vida, un universo completo. Alguien que lee y escribe piensa antes de hablar y
de ser, y eso hace falta en esta sociedad. Rodrigo dice que “uno es un reflejo
de la literatura, algo que trasciende también en la educación y en un contexto
de la realidad. Yo admiro a todas las personas que escriben, que pintan; el
arte es una manifestación de todos los seres humanos que nace de la soledad y repercute
en la comunidad”.

La labor del docente y
escritor se ha reconocido, y lo llaman, la pregunta que más le hacen es: ¿Qué
haría por la literatura en el municipio?
Esto en el ámbito social,
político, ambiental y económico,  a lo
que él responde: “Para la mayoría, Soacha  es un lugar de paso para los viajeros, pero
reconstruir esa Soacha, eso que marca y emociona de un pueblo olvidado y
denigrado por sus cerros llenos de casuchas, en donde se cuenta algo que es
directamente opuesto a la política, es un cambio de mentalidad para las
personas. La literatura como elemento para el cambio social. Y se ve al
escritor como un bicho raro, es extraño escribir,  la literatura como accionante para cambiar la
sociedad, dice la película. Lo que pasa con la literatura es que es un esfuerzo
y sinónimo de libertad, los libros son ello, liberan a los seres humanos de
muchas cosas», concluyó Guerrero.

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