Acerca del alcalde en su barrio
Sin lugar a dudas esta columna será objeto de cuestionamientos, réplicas e incluso insultos de quienes no ven sino sólo problemas para el municipio de Soacha.
La experiencia del Alcalde en su barrio (27 visitas a todas las comunas por parte del señor Alcalde, de lunes a viernes por cerca de dos meses, con un horario de 6:00 a 9:00 p.m., aunque por lo general se extendía casi hasta las 10:00 p.m. y la metodología de “escuchar exclusivamente al ciudadano” finalizando con aclaraciones del mismo burgo maestre con el compromiso de dar respuesta por escrito a todos quienes intervinieron frente al micrófono, ha sido sin lugar a dudas la estrategia mas osada para conocer de primera mano los problemas del municipio y las inquietudes de sus habitantes.
En ella se vio cómo personas completamente inconformes pero con diez en educación expresaban sus interrogantes y exigían solución a sus reclamos, siempre con un tono de voz respetuoso, dejando plasmar que ante todo reinaba la coherencia, inteligencia y el sentido común, por otra parte (afortunadamente en menor proporción) no faltaron las intervenciones “grotescas” que se alejaban del respeto y rayaban casi que en la vulgaridad: gritos, términos soeces, posturas amenazantes y desde luego un discurso terco y amañado que no permitía siquiera una aclaración certera y real sobre situaciones del municipio. “Lo cortés, no quita lo valiente”, pero por desgracia para algunos pocos, no hicieron eco esta frase célebre y sabia, dejándose caer en frases imperiosas y arrogantes, que por supuesto no contribuían al sano ejercicio democrático que en últimas era la intención de la actividad.
No se conocía experiencia alguna, en donde el alcalde asumía su rol de mandatario acercándose a sus pobladores con una metodología arriesgada (al principio cuestionada, pues era calificada de “atrevida” y casi de masoquista) en donde desde un principio se sabía de que se iba a “recibir palo”, pues de sobra se sabe que una administración con los recursos que tiene Soacha se queda corta para resolver en su totalidad los problemas que aquejan a la ciudad.
Sin embargo, fue la oportunidad para viabilizar lo “humanamente posible” y priorizar un plan de desarrollo; pero ante todo fue la oportunidad para que el ciudadano de a pie, ese que participó sin ninguna intención de “sed de venganza” lo hiciera sin la influencia de líderes (buenos o malos), simplemente asistieron por voluntad propia para ser escuchados por la primera autoridad, a través de ese ejercicio de participación ciudadana, también tuvieron la oportunidad para concebir desde otra óptica: el encargo Administrativo, pues conocieron cómo se invierten los recursos, para que alcanzan, cuales son las prioridades, hasta dónde llega el Alcalde en su potestad como tal y donde comienzan sus límites de ley.
La experiencia de “El alcalde en su barrio” sirvió (para quienes asistieron con criterio propio y con dimensión real) para comprender los alcances posibles de una administración empeñada en terminar su gestión canalizando recursos donde los ciudadanos más lo piden, pues esa es la consecuencia democrática y reflexiva de estos encuentros: El alcalde con sus secretarios evaluarán lo que más demandan los Suachunos y determinarán cómo poder centrar los recursos para suplir las mayores urgencias. Fue la oportunidad de conocer límites y derroteros de una administración que desea terminar su ejercicio constitucional buscando un bienestar para sus gobernados.
Por último, no permitamos dejarnos absolver de un corazón envenenado, negativo, que no sea propositivo, eso lo puede colapsar. Que “jartera” encontrase con personas cuya proyección mental sea siempre la de asumir que el vaso permanece medio vacío en vez de verlo medio lleno.No son felices, siempre su tema favorito de conversación es “distribuir” un bulto de sal que termina ardiéndoles sus viejas heridas por algo o por alguien que seguramente, en algún momento de sus vida, interrumpió su armonía y felicidad. No permitamos que estas fiestas de navidad y año nuevo que se avecinan sean de antipatía, desolación y mal genio, por esos desde ya les deseo paz, tranquilidad, optimismo y mucho amor. Dios los bendiga.
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