Cada 25 días hay manifestaciones en Colombia

Los paros que afronta el país traen consigo un sinnúmero de afectaciones, entre esas las económicas. Tan solo el año pasado, los dos grandes paros agrarios dejaron pérdidas cercanas a los $1,8 billones, según la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif). Una situación preocupante en un país en el que hay una gran protesta nacional cada 90 días y manifestaciones menores cada 25 días.


Luis Alejandro Pedraza, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), asegura que trimestralmente se están realizando protestas a causa de las dificultades económicas que atraviesan las organizaciones sociales, sumado a “los incumplimientos del Gobierno. El Estado ha querido debilitar los paros diciendo que están influenciados por varios sectores, pero son una acción social que no tiene efectos de partidos políticos”.

El año pasado, por ejemplo, se inauguró con la protesta de los cafeteros en febrero, le siguió la manifestación de los cacaoteros en marzo y la de los transportadores; los pequeños mineros en julio, los indígenas del Cauca en septiembre y hasta los del sector salud en octubre, los cuales se opusieron a la Reforma a la Salud.

El 19 de agosto de 2013 diferentes sectores del campo convocaron un paro nacional alegando el incumplimiento de siete puntos, entre ellos una solución política al conflicto social y armado y el reconocimiento del campesino como sujeto social y político.

El entonces ministro de Agricultura, Francisco Estupiñán, llevaba menos de dos meses en el cargo y ya había tenido que lidiar con las amenazas de los productores agrícolas de convocar a un cese de actividades nacional y con el desarrollo de un conflicto en el Catatumbo que había iniciado el 10 de junio.

Para Anif es paradójico que el Producto Interno Bruto (PIB) del tercer trimestre de 2013 creciera a tasas de 5,1% anual, a pesar de que las manifestaciones sí tuvieran un impacto en la actividad económica. “El sacrificio del total de los paros de 2013 pudo representar 0,4% del PIB”.

En esta cifra se incluye, por ejemplo, que a los agricultores que protagonizaron la protesta del año pasado se les han dado contribuciones con el Programa de Protección del Ingreso Cafetero (PIC), que consiste en un subsidio al precio que se entrega directamente al caficultor con un monto equivalente a $145.000 por carga de 125 kilos.

Las diferentes manifestaciones públicas se han desarrollado con el fin de exigir una mejor infraestructura, una disminución en el precio de la gasolina, una reducción en el costo de los insumos y más. Es así como las protestas siguieron constituyéndose en una acción política, pero como se puede apreciar también tuvieron costos económicos grandes.

Para Luis Fernando Ramírez, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de la Salle, los sectores que más protestan son tres: el agrícola, el laboral y el educativo. “Yo creo que hay aspiraciones de movilidad social que son válidos dentro de la legislación, por causa de inconformidad con las rentas y la distribución del ingreso”.

Las protestas, así mismo, se deben al descontento social, ahora a supuestos incumplimientos del Gobierno o han sido parte de una forma de imitación de las manifestaciones políticas en otros países.

“El desarrollo acelerado de comunidades virtuales hace factible convocatorias muy vertiginosas para las protestas, esas movilizaciones suelen ser rápidas y se apagan con la misma celeridad que surgieron. En el caso del sector agropecuario hay otro tipo de factores porque este no tiene un desarrollo de comunidades electrónicas visible”, analiza el exministro de Comercio Exterior, Jorge Humberto Botero.

Cabe recordar la manifestación en contra de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), la cual se extendió gracias a Facebook. Esta fecha podría representar el inicio de la propagación de los paros.

Elkin Castellanos, politólogo, explica que la protesta es un derecho legitimo que esta enmarcado en la constitución pero que se ha viciado por las diferentes manifestaciones. Sin embargo, para él particularmente el paro agrario, que se llevó de manera pacífica ayer, tiene razones justas porque “el Gobierno se olvida de un sector, al que se le está dificultando ser competitivo”.

El costo de los paros agrícolas del año pasado fue cercano a los $190.000 millones y el de los transportadores $110.000 millones, según lo referencia Anif. Es así que no sería tan osado decir que Colombia puede hacer parte de la segunda edición del libro “Por qué fracasan los países” del autor de Daron Acemoglu. Un capítulo dedicado exclusivamente a la razón de las manifestaciones sociales en el país y el golpe institucional.

Fuente: Larepública.co

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