Carrusel de dignatarios en el movimiento comunal de Soacha

Si su estrategia se concreta, los mencionados Concejales no solo accederán al control de las Asociaciones de Juntas como es su deseo y ambición, sino que la consecuencia más inmediata será la puesta en entredicho del cargo de su actual Director.


Hace algunos días en este mismo espacio planteaba que el Movimiento Comunal de Soacha, al igual que ocurre en otros lugares del país, atraviesa por una profunda crisis no solo de liderazgo, sino de organización interna, de representación democrática, de gestión, de transparencia incluso, y sobre todo de resultados positivos en función del interés y el bienestar general de las comunidades a quienes el movimiento presume representar.

Pues bien, para empezar es necesario decir que el contexto de la crisis en el Movimiento Comunal del municipio no es de menor cuantía, por cuanto los intereses de los sectores políticos que lo “orientan y lideran”, aspiran mantener en algunos casos, y a retomar en otros, el control de las Asociaciones, y de carambola como dicen los billaristas, continuar ejerciendo el control de la Federación Departamental, originando una verdadera pugna.

Soacha tiene una gran preponderancia -por no decir que ventaja sobre los demás municipios- en el ámbito departamental, como quiera que para la elección del Presidente de la Federación Departamental de Juntas de Acción Comunal, presenta 40 delegados (en razón de su división administrativa interna), lo cual significa que sencillamente los delegados colocan casi la mitad de los votos que se requieren para elegir al nuevo presidente de la Federación. Así de fácil.

El movimiento comunal de Soacha, como es obvio, jugará un papel estratégico en la elección de la Federación y en la próxima campaña electoral al Congreso; y quien ejerza su control, será factor determinante para hacer resucitar añejas y reiteradas aspiraciones de la clase política tradicional local para llegar a esas instancias no obstante el descrédito, la corrupción y las aberraciones en las que históricamente han incurrido los legisladores colombianos.

En realidad la pugna se concentra en quiénes serán los delgados elegidos por Soacha que junto al resto de delegados del Departamento, elegirán al próximo presidente que reemplazará al actual dignatario, el viejo zorro del movimiento comunal Dagoberto Durán hoy flamante Concejal por el partido PIN. El benemérito Dagoberto no solo es un animal político, es también un hombre de suerte, de mucha suerte.

Como será su suerte que sin asistir casi nunca a ninguna Asamblea ni reunión de Junta de su antiguo barrio San Luis, ni participar casi en ella, resultó iluminado con la elección al cargo de delegado para luego ser favorecido con los votos de los delegados de Soacha y otros municipios para ungirlo como presidente de la Federación Departamental de Juntas de Acción Comunal de Cundinamarca.

Tales aspiraciones y logros, aunque no son ilegales desde el punto de vista jurídico, sí son profundamente ilegítimos al pretender concentrar en sí mismo más poder del que actualmente detenta, y sobre todo merece. Como se ve, las expresiones como renovación, promoción de nuevos liderazgos y participación democrática, no existen en los autoritarios feudos y dominios del viejo líder comunal Dagoberto Durán.

Pero así como el Presidente y Concejal Durán tiene el legítimo derecho en sus aspiraciones comunales y políticas, también tiene el deber, la obligación moral, la responsabilidad y el compromiso de dar a conocer los resultados de la gestión que realizó como presidente de la Federación en beneficio de las bases comunales de Soacha durante su periodo.

Que se sepa, hasta la fecha el mencionado Dignatario no ha presentado ningún tipo de informe al respecto más allá de las turísticas fotografías, que no sé quién colgó en la red, en las que disfrutan, como otrora lo hacia el corrupto y decrépito “turismo parlamentario”, de las bondades de su condición de dignatarios.

El mencionado líder comunal y político no ha entregado ningún informe reitero, mientras el Movimiento Comunal considera que el Concejal Durán en esas circunstancias no tiene la autoridad ética y moral para exigir cuentas y explicaciones a los funcionarios que tienen a su cargo la dirección del Movimiento Comunal en la actual administración municipal.

Entregar esos informes aunque tardíamente es por tanto la más elemental muestra de decoro y responsabilidad con su Junta, con los comunales, con sus votantes y sobre todo consigo mismo. De no hacerlo el Honorable Concejal Durán continuará viendo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, como reza la sentencia bíblica
Más aún, el Honorable Concejal debería explicar además, en razón de qué interés ostenta dos cargos tan importantes como Presidente de la Federación y Concejal. En otras palabras Durán intentará como parece, aspirar de nuevo como delegado, razón por la cual tiene una disputa con el Presidente actual de la misma, Benedicto López quien ha sido objeto de mal trato y ultraje por parte del Concejal Duran.

Podríamos decir que el Concejal Durán con estas actitudes ha sido infectado con el síndrome de Aljure y de Merlano.

El Honorable Concejal, siendo paradójicamente uno de los más furibundos líderes de la oposición de la actual administración, tiene a su señora esposa como funcionaria de la administración que él mismo controvierte, y no pierde ocasión para posar en las fotos con el mandatario local en el Congreso, deseando pasar a la posteridad en los libros de la historia municipal.

Aquí cabe decir, como reza el dicho popular “a Dios rogando y con el palo dando” Coherencia Honorable Concejal, coherencia.
Al menos el Concejal Durán debería declararse ética y moralmente impedido para pretender tener alguna aspiración dentro del movimiento comunal del municipio y del departamento.

El Honorable Concejal Wilson Rodríguez por su parte, actual delegado de la Asociación de Juntas de Acción Comunal (Asojuntas) de la Comuna 3, es a su vez hijo de la señora Miriam Fonseca actual Presidenta de la Junta de Acción Comunal del Barrio León XIII Primer Sector.

En la Comuna 6, la aspiración del Honorable Concejal Carlos Ospina no es menos notoria y mucho menos desmesurada en la intención de hegemonizar el poder en forma absoluta en este sector. La esposa del Honorable Concejal es actualmente presidenta de la Asociación de Juntas de Acción Comunal (Asojuntas) de la cual será candidato el señor Luis Hernández, hombre muy cercano y leal a las aspiraciones comunitarias y políticas del Honorable Concejal Dagoberto Durán.

El problema que se detecta en algunas comunas es que existe de hecho una evidente intención para ejercer el control absoluto por parte de algunos concejales, sus amigos incondicionales cercanos y sus familiares sobre las Juntas de Acción Comunal y sobre las mismas Asociaciones de Juntas de Acción Comunal (Asojuntas)

Esta serie de hechos, que no son precisamente casuales, son una vulgar expresión del nepotismo de la clase política local en la cual estos prohombres, en una verdadera demostración de autocracia, han montado un auténtico carrusel de cargos de dignatarios al interior del movimiento comunal, cuyo objetivo es colocarlo en forma deliberada y maquiavélica al servicio de varias aspiraciones a la próxima campaña electoral al Congreso.

Es natural comprender la obsesión de los tradicionales líderes comunitarios locales interesados en intentar ejercer el control absoluto sobre el Movimiento Comunal, toda vez que en el “Honorable Congreso de la República” cursa un proyecto que pronto será ley de la república, para que las Juntas, y por ende las Asociaciones, puedan contratar con el Estado.

En conclusión, las Juntas de Acción Comunal han pasado de ser en el pasado el escenario por excelencia del “clientelismo político” para convertirse actualmente en el “trampolín” de viejas y nuevas aspiraciones políticas. Definitivamente el Movimiento Comunal como los cargos públicos, son la plataforma ideal de muchos aspirantes para lanzarse en las profundadas y turbias aguas de la política local, departamental y nacional.

Si su estrategia se concreta, los mencionados Concejales no solo accederán al control de las Asociaciones de Juntas como es su deseo y ambición, sino que la consecuencia más inmediata será la puesta en entredicho del cargo de su actual Director.

Ello significaría un triunfo no solo al interior del Movimiento Comunal de la oposición sino también político sobre la actual administración municipal.

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