Como ocurre de un tiempo para acá

Como ocurre de un tiempo para acá, nuevamente este año se anuncia con solemnidad, la general, absoluta, total y definitiva terminación y liquidación del contrato y por ende la entrega a satisfacción de la doble calzada Soacha a Bosa para Transmilenio.


El anuncio nos genera algunas dudas, luego de hechos como el aguacero que cayó el 17 de marzo de 2013, en la noche, pues parece ser que el clima “nuevamente” se opone a los claros y contundentes deseos de nuestros gobernantes y sus contratistas. Se nos vino el invierno, y es así como en el mismo trayecto tal y como lo expresábamos en otro artículo publicado el pasado día 20 de abril de 2010, la obra sobre la que se anunció su construcción aproximadamente el 27 de noviembre de 2004, nos ofrece “…una verdadera complicación de movilidad cuando llueve, a cambio se observan auténticas cascadas de agua, que caen de un nivel al otro de la Autopista Sur a la altura del sector de la Despensa y verdaderos espejos de agua en el sector del León Trece, o de Unisur a Terreros, que como se advierte no permiten el pacífico y adecuado traslado de los vehículos y se hace necesario la presencia de retroexcavadoras, bomberos etc, para que fluya el depósito pluvial, convirtiéndose así el tránsito por este sector en una verdadera odisea….”

Mi sobrinita que corresponde a la generación que denominaremos la generación del “transmilenio”, pues siendo aún una niña comenzaba su estudios de secundaria en el Colegio Bolívar, y escuchaba ella como todos con optimismo, el anuncio de la llegada de Transmilenio a Soacha. Hoy concluida su carrera Profesional, aún observa la obra, pero con cierta congoja, pues parece que la felicidad y gozo de la misma es solo privilegio de los contratistas y beneficiarios del estado cosas, ya que los 4.21 kilómetros de su recorrido, nos dan la idea de que, si dividimos la distancia por el tiempo, al parecer cada año avanzamos quinientos metros a razón de 41 metros por mes, algo mas de un metro diario y aun la obra no se termina, y para qué hacemos cuentas de a qué precio en términos económicos y sociales nos sale el metro de obra/ año.

Como todos en Soacha, continuamos con la esperanza del recibo de la obra y desde ya nos ponemos a pensar. Si el sistema de Transmilenio tiene básicamente tres clases de estación a saber: La estación de cabecera o Portal, como la de Bosa; la estación de transferencia, como el Ricaurte; y la estación sencilla, como la del Perdomo. Vistas las que ya tenemos en franco deterioro, es claro que las nuestras, serán estaciones sencillas, por lo que la ilusión que tiene mi sobrina de madrugar algo menos de lo que hoy lo hace, para no perder el puesto de trabajo, creo que NO será cosa del pasado, pues cuando finalmente y ya sin mas excusas, con Área Metropolitana a bordo, desde nuestras filas en la estación sencilla del Transmilenio, veamos pasar por la Autopista, los carros compactadores del Distrito Capital, rumbo al nuevo DOÑA JUANA MONDOÑEDO al Sur, nosotros tendremos que esperar algunos minutos mas para que los carros VOLVO ROJOS, nos lleven al Norte.

Coletilla. El desplazamiento, en términos de física, en el trayecto Soacha a Bosa, puede durar entre cinco y 10 minutos mas o menos, después de las diez de la noche; y en horas diurnas y ojalá en hora pico, hasta sesenta (60) y mas minutos. Ya es de público conocimiento que esta situación ha propiciado el despido de trabajadores, por su llegada tarde al sitio de labor y también se ha insistido hasta la saciedad, que mientras no se regule el transito (léase prohíba la circulación), de los vehículos de carga pesada (Camiones y Volquetas), por la “Autopista al sur”, cuando menos en las horas de salida matutina, esta anomalía se agudizará.

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