Cultura y deporte como fuente de esparcimiento en La Isla

Los jóvenes y niños del barrio La Isla han visto en el deporte y en la cultura dos alternativas para salir de la monotonía y de los conflictos sociales en los cuales se ven inmersos diariamente. Para ello, la dirigencia comunal está promoviendo iniciativas que permiten a los habitantes del barrio obtener un espacio de recreación y esparcimiento.


El contexto social en el que se ve inmersa gran cantidad de población de la comuna cuatro, hace pensar que es muy difícil establecer mecanismos de participación y de integración entre los habitantes, pero a pesar de que se presentan bastantes dificultades, no ha sido impedimento ni excusa para que la comunidad continúe con los proyectos que se están gestionando con el fin de demostrar que a pesar de las circunstancias sí es posible incentivar un espíritu de mejora social entre quienes residen en este sector.

Violencia, pandillismo y consumo de drogas, son algunos de los estigmas que el vicepresidente de la JAC Roberto Camacho, en representación de la comunidad del barrio La Isla, pretende eliminar del imaginario social de las personas que residen en Soacha, por esta razón, trabaja de manera constante en el fomento del deporte para que los jóvenes vean en esta actividad una opción de vida y puedan mantenerse alejados de los malos hábitos.

“Sólo es que tengan deseos y ganas de asistir a los entrenamientos que son los sábados de 7:30 a 11:30 a.m., igual nosotros no les cobramos un peso. Si necesitan uniformes, nosotros los tenemos y se los prestamos, los recogemos, los lavamos”, afirmó el líder cívico, refiriéndose a la Escuela de fútbol que dirige en un sector del barrio.

En total son 150 niños y jóvenes que se benefician del proyecto, de los cuales asisten en promedio 70, pero según lo manifiesta el líder, “el que quiera participar es bienvenido, sin embargo, eso sí, estamos luchando para obtener la personería jurídica aquí en el barrio, porque con ella nos dijeron que nos iban a adecuar el terreno para que los niños puedan entrenar mejor, esperemos que sea cierto, le estamos metiendo el pecho, es decir, el mal está, pero aquí mismo se tiene la cura”, aseguró Camacho.

“A mí me gusta el fútbol, soy hincha del América y me gusta jugar, no sabía que existe una escuela, pero voy a averiguar porque me interesa, me gustaría poder jugar algún día en un equipo de esos que se ven en la televisión”, aseveró Johanny Rojas, un niño que habita en la Isla y que no tenía conocimiento del proyecto deportivo.

Además de la escuela de fútbol, en el barrio funcionan dos escuelas de danza afro colombiana que son orientadas por los profesores Wilmar y “Topo”, como lo llaman cariñosamente sus allegados, ellos son dos de los maestros artísticos con los que cuenta el barrio. En el centro Cultural, reinaugurado recientemente, ellos motivan por medio del baile y de la danza a aquellas personas que sienten el deseo de conocer un poco más de la cultura afro colombiana.

“Aquí funciona también un colegio, algunos dicen que chévere que funcione porque la educación es una prioridad, pero también hay quienes dicen que por estar ahí el colegio, se le quita el espacio a la cultura, y eso, a mi parecer es grave, porque aquí llega gente de distintas partes del país y no tiene un sitio donde expresar sus costumbres artísticas”, dijo Juan Carlos Carvajal, residente de La isla.

Finalmente, la comunidad está a la espera de la contribución que la Dirección de Cultura pueda hacer al barrio, teniendo en cuenta que hay una gran instalación, además de instituciones que también realizan un aporte para la formación de los niños que habitan en el barrio. Este aporte sobre todo es en el ámbito musical, sin embargo, aún se espera un mayor compromiso de la administración para que abra más espacios lúdicos, además de la apropiación que la misma comunidad pueda hacer de estos espacios para incentivar la cultura y el arte en esta zona vulnerable socialmente hablando.

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