Decisión arbitraria de la Car está acabando con el corregimiento uno de Soacha

Como si nada, la explotación minera de la mina Caracolí sigue su curso sin que los campesinos afectados por esta situación sean tenidos en cuenta por las autoridades que otorgan títulos y licencias ambientales sin control alguno. También invitan a los ciudadanos a apropiarse del campo y contribuir en la lucha por el medio ambiente.


El descontento general se hace evidente entre los habitantes de veredas como San Jorge, San Eugenio, Alto del Cabra, Hungría, Romeral y Fusungá, quienes no están de acuerdo con las decisiones arbitrarias que han tomado entidades como la CAR al otorgar licencias y permisos a empresas mineras para que exploten de manera indiscriminada el territorio, que para los campesinos supone una de sus principales fuentes de subsistencia.

Afectaciones en la tranquilidad, los cultivos y sobretodo en el agua, tienen en vilo a habitantes y líderes comunales de estos sectores, como por ejempló al señor Héctor Bello, quien junto a decenas de sus vecinos, han tenido que interponerse valientemente frente a los intereses económicos de algunas compañías mineras que en el pasado han querido instalarse en el área natural de esta zona para realizar sus excavaciones y extraer diversas clases de material, lográndolo en algunas ocasiones, pero ante el poder económico y la maquinaria pesada de sus contendores, es muy poco lo que ya puede hacer.

“El problema es que se piensa reabrir la mina Caracolí a sabiendas que está a una altura superior a los 3100 metros y en donde la punta del cerro llega a los 4.000, donde ya es páramo, contradiciendo a todo lo que dice la CAR, que de los 2.800 metros para arriba no se deben tumbar árboles ni realizar labores agrícolas. Llegó una multinacional y le dieron permiso para explotar una mina de arena, además, nos están desconociendo totalmente a nosotros los campesinos porque en un futuro vamos a ser desplazados a consecuencia de que los cultivos se van a ver afectados”, expuso don Héctor.

Precisamente, algunos residentes de la vereda San Jorge manifestaron que ya han comenzado a evidenciar los daños en sus cultivos, tal es el caso del señor Edwin Beltrán, un humilde campesino quien asegura que debido al tránsito de volquetas por la carretera que comunica a las veredas entre sí, sus plantaciones no han vuelto a crecer de la manera como lo hacían antes, afectando la producción de alverja y habichuela.

“El polvero es el que más acaba las plantas porque las encrespa y no crecen, no tienen desarrollo, perjudicando la producción debido a que una mata así produce una cantidad mínima, entonces se pierden fertilizantes, mano de obra y así le toca a uno estar regando cada momento, las matas quedan de un tamaño aproximado de 1,20 cm”, señaló el campesino.

Incluso hay personas que no se explican cómo es que los títulos mineros están avalados para que las tierras explotadas sean las que están ubicadas en el sector de Fusungá, pero con la reapertura de la mina Caracolí el temor de un desastre ecológico parece acercarse cada vez más sin que entidades como la CAR, que se supone es la encargada de velar por el bienestar ecológico, haga algo para impedirlo y por el contrario, autorice sin justificación alguna el permiso para que se agilice esta futura tragedia.

“Con las volquetas se nos dañaron cultivos de arveja, fresa, los pastos con esa polvareda, al ganado se le debilitan los dientes y les da diarrea porque están comiendo pasto con arena y los cultivos que dependen de la flor se queman, como la arveja, la fresa y la habichuela. El agua se contamina y se va secando, así sea que en los cerros haya pequeños nacederos que ellos están tapando”, dijo John Jairo Bello, otro de los afectados.

Justamente, hace unos quince días se llevó a cabo una reunión entre el Director de la CAR y la comunidad de las distintas veredas que serán afectadas con la creciente explotación minera. Los vecinos manifiestan su descontento con los resultados de este encuentro, ya que más que dar información oportuna por parte de la CAR, se trató de resaltar los aspectos positivos que traerá la extracción de material minero, al menos así lo comentan algunas personas asistentes a la reunión.

“El director de la CAR de Soacha quiso ser muy flexible hacia ellos y en contra de la misma comunidad, tuvo bastantes problemas cuando los vecinos le preguntaban algunas cosas y él no sabía cómo responder, al final dijo que no era él quien había firmado esta concesión, sino que había sido la provincial Cundinamarca. No sabemos si él se lavó las manos o simplemente están tratando de imitar a la selección Colombia tirándose el balón los unos a otros”, dijo la señora Flor Ramírez, residente de la vereda Fusunga.

De igual manera, la señora Flor recuerda que en dicho encuentro hasta se le tuvo que hablar en tono irónico cuando el directivo expresó las ventajas que se pueden obtener con la arena, ya que manifestó que ésta se usa para actividades de la vida diaria, como por ejemplo la construcción de tejas y baldosines. Sin embargo, esta afirmación produjo indignación entre la comunidad, que de manera respetuosa pero molesta, le dijo que “si acaso él desayunaba, almorzaba o cenaba con arena”, haciendo referencia al daño que están sufriendo los cultivos.

Finalmente, el llamado que la comunidad le hace a los entes municipales, departamentales y nacionales, es para que impidan el avance en las labores de explotación minera, y así las consecuencias no sean fatales para la población que a diario vive de sus cultivos, ni para los animales de la zona. De igual modo hacen un llamado a quienes viven en la parte urbana para que se den cuenta de la magnitud del problema y entiendan que los campesinos son parte importante en sus vidas cotidianas, ya que ellos facilitan la producción del alimento que a diario miles de soachunos consumen.

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