Doble absolución
Concluyo hoy la tercera emisión de los comentarios y opiniones relacionados con las sentencias proferidas contra el juez español Baltasar Garzón, publicadas todas en el diario El País de la ciudad de Madrid, el 28 de febrero último, la primera como Editorial, la segunda en la página 12 firmada por José Yoldi y la tercera, con recopilación de opiniones de prestantes figuras de la abogacía y de un observador de Human Rights Watch en la 13, que, en su orden señalan lo siguiente:
“DOBLE ABSOLUCION
El Supremo, evita el descrédito al exculpar al ex juez Garzón por los crímenes del franquismo. AL EXCCULPAR, al ya oficialmente ex juez Baltasar Garzón de haber prevaricado por la causa de los crímenes del franquismo, el Tribunal Supremo se absuelve sobre todo así mismo. Con esta sentencia evita llegar al final de la senda del descrédito que transitaba desde que se embarcó en tres procesos simultáneos por prevaricación contra el entonces juez de la Audiencia Nacional, a raíz de querellas cuya admisión no quedará como ejemplo de ponderación y acierto jurídico en la historia del Supremo.
Una sentencia condenatoria habría sido sentida como una grave, gratuita y provocadora ofensa por muchas personas dentro de España. Otras de fuera no la habrían comprendido en absoluto. El fiscal Luis Navajas se refirió ante los siete magistrados que juzgaron a Garzón al ridículo que supondría condenarle por hacer lo mismo que está haciendo en estos momentos una juez argentina, algo que el Supremo finalmente h a evitado.
El proceso a Garzón ha permitido al Supremo reconocer en una sentencia la desigualdad de las víctimas del franquismo y la dictadura en relación con otras víctimas de la Guerra Civil. Incluso llega a admitir. conforme a lo que estableció Garzón en sus autos, que aquellos crímenes fueron, de acuerdo con las normas actualmente vigentes, “delitos contra la humanidad en la medida en que las personas fallecidas y desaparecidas lo fueron a consecuencia de una acción sistemática dirigida a su eliminación como enemigo político”.
Para el Supremo, el error de Garzón fue aplicar a aquellos hechos una calificación jurídica que no existía entonces. Y de ese error derivó un tratamiento inadecuado de la prescripción de los actos delictivos contra las víctimas que yacen en fosas comunes y del alcance de la Ley de Amnistía. Pero a esos errores de interpretación de la ley no cabe tildarlos de prevaricadores, entre otras razones porque fueron corregidos por la Sala Penal de la Audiencia Nacional.
Lo que dice el Supremo se sabía cuando el sindicato ultraderechista Manos Limpias se querelló contra Garzón. No lo tuvo en cuenta el magistrado Adolfo Prego –hoy fuera del Supremo—que admitió en su día la querella contra Garzón, con el luminoso argumento de que ab initio no era descabellada la hipótesis prevaricadora, en contra de lo que mantuvo el fiscal con argumentos parecidos a los del Supremo. Lo mismo cabe decir el instructor Luciano Varela. Llama la atención, en todo caso, que apliquen conceptos distintos de prevaricación a casos prácticamente iguales con las escuchas de Gürtel y los crímenes del franquismo, salvo que uno afecta al derecho de defensa y otro a una cuestión de competencia. Pero una de las funciones del Supremo es cambiar la jurisprudencia. De las tres causas contra Garzón una ha logrado el objetivo de expulsar de la judicatura a un juez cuya forma de actuar –excluida su extrema capacidad de trabajo y de hacerse notar- se distanciaba cada vez más de los parámetros al uso en la corporación judicial.”
“Un arúspice en palacio
Los arúspices eran sacerdotes que en la Roma de los césares abrían las entrañas a los animales para leer en ellas sus presagios. No se sabe bien con cuánta frecuencia acertaban en sus predicciones, pero supongo que lo harían bien, porque los emperadores que quedaban descontentos no se andaban por las ramas a la hora de echarlos a las fieras. Aunque es muy probable que, como ocurre ahora con los adivinos de la tele, sus profecías fueran frases ambiguas en las que cabían varias interpretaciones que sirvieran para encajar en lo que ocurriera.
El arúspice del que hablo no es así. Un magistrado del Supremo me contó en abril de 2010 qué iba a pasar con las tres causas abiertas contra Baltasar Garzón en aquellas fechas. Mencionó que sería juzgado primero por el caso de las escuchas de la Gürtel por el que sería condenado y expulsado de la carrera. Nada peor para un juez defensor de los derechos humanos que ser apartado de la judicatura por vulnerar los derechos de los acusados.
Aseguró también que en el caso de los patrocinios de los cursos de Nueva York no había nada delictivo pero que serviría para enlodar la imagen del juez, y que en el caso de los crímenes del franquismo, con ser el más dudoso, en su opinión, sería absuelto para no deteriorar el prestigio de España y del Supremo en el extranjero.
Garzón había ninguneado la Ley de la Memoria al activar un proceso penal al franquismo y había humillado al alto tribunal con su decisión sobre la suspensión de actividades de ANV. Sectores del Gobierno socialista querían dar un escarmiento al juez por la Memoria, y el PP, con Federico Trillo al frente, se sumó con entusiasmo a la labor t ras sus decisiones en la Gürtel.
Y el augurio del arúspice del Palacio de Justicia se ha cumplido en todos sus extremos. Como se die ahora, la hoja de ruta ha culminado con la expulsión de la carrera de Garzón. Y eso no lo remedia ni aunque el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condene al Reino de España, como es previsible por falta de imparcialidad de los Jueces Varela y Marchena. Este arúspice no falla.”
“Se ha cumplido el plan
“Se h a cumplido un plan preconcebido. El del franquismo debió ser el primer juicio y ha sido el último, deliberadamente. El Supremo absuelve a Garzón cuando ya le ha apartado injustamente de la carrera judicial”, opina el ex fiscal jefe anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo. “Que hayan dejado pasar tanto tiempo para absolverle es una ofensa a la inteligencia jurídica. El Juez Varela (instructor de la causa) h a quedado como un incompetente. Debe ser objeto de una crítica inmisericorde por empeñarse en este con el fiscal en contra y haciendo pactos espúreos con Manos Limpias. Esta causa debería reabrirse en la Audiencia Nacional.”
José Antonio Martín Pallín. magistrado retirado del Supremo, opina que esta causa “nunca se debió abrir con unos fundamentos jurídicos tan débiles, como hipótesis.”
El abogado Manuel de la Rocha afirma que con el argumento que recoge la sentencia absolutoria de que otros jueces interpretaron la ley igual que Garzón también debían haberle absuelto en la causa por las grabaciones de Gürtel.
Reed Brody, observador internacional de Human Rights Watch cree que el daño a la “reputación” de la justicia española ya está hecho, aun que al absolver ahora a Garzón “han evitado un escándalo de mayores proporciones”.
El ministro de justicia, Alberto Ruiz Gallardón, negó que el Supremo hubiese perdido prestigio por las causas contra Garzón. Elena Valenciano, número dos del PSOE, declaró que la absolución “satisface” a su partido…”
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