El fracaso de Bochica
Según la cosmogonía muisca, Bochica es quien salva a los indios del brutal castigo al que los sometió el dios Chibchacún al inundar la sabana de Bogotá, haciéndoles pasar frio en las montañas y dificultando la posibilidad de cultivar la tierra, pues él lo hizo enfadado por ver que las gentes de la época no lo adoraban y además de ello entraban en constantes conflictos y disputas. Bochica decidió liberarlos del castigo canalizando las aguas al abrir la peña que da como origen el gran salto del Tequendama.
Bochica después de salvarlos les enseña a tejer mantas y a cultivar la tierra (todo indica que eso ocurrió aquí en Suacha), pero antes de irse, el dios les hace la recomendación de vivir en paz entre ellos mismos y para con la naturaleza. Según lo anterior todo indica que Bochica fracasó, al parecer las enseñanzas que él dejó fueron olvidadas por la llegada del hombre blanco, pero más aún por la llegada de la modernidad con sus complejas dinámicas económicas y sociales, que han convertido a Suacha en una tierra inhóspita y cargada de unos fenómenos muy complejos asociados a la violencia, desigualdad social y a la falta de oportunidades, a pesar de que nuestro municipio posee unas características excepcionales que no se supieron y no se han sabido aprovechar.
Me asombraba saber al leer en otro medio informativo, que en nuestro municipio de lo que va desde el 2010 hasta el 2013 se ha presentado la cifra de 627 asesinatos, y más de cuarenta en lo que va corrido de este año. Algunos asocian este difícil panorama a riñas causadas por los efectos del alcohol y los alucinógenos, otros dicen que probablemente se deben a ajustes de cuentas entre pandillas, y por último a la llegada de grupos armados al margen de la ley, según lo afirma un informe reciente de la defensoría del pueblo. Lo cierto es que estamos pasando por una época de violencia abrupta, la intolerancia o los intereses particulares asociados a algunos grupos están generando muertes en Suacha y lo más complejo del asunto es que pasamos este tema de manera desapercibida, esto me lleva a pensar en la siguiente pregunta ¿Cómo estamos concibiendo el valor de la vida y la humanidad en Suacha?, este interrogante también sería bueno desarrollarlo en otros espacios.
Creo que es sumamente necesario generar una reflexión amplia sobre el tema de la violencia en nuestro municipio, y presentar propuestas urgentes que propendan por el mejoramiento de las relaciones entre nosotros los habitantes de este municipio, es necesario adoptar políticas activas que propicien el desarrollo de una nueva cultura en la que la tolerancia, el respeto y la humanidad imperen, pero también a parte de una propuesta romántica es necesario identificar los factores que están aumentando la violencia entre los diferentes sectores de la población.
Necesitamos construir una cultura que regenere los lazos de interacción sana y respetuosa entre los Suachunos, una cultura que fundamente sus bases en el reconocimiento y la afectividad por el otro, sin importar las diferencias que existan. Esta cultura debe empezar a realizarse desde las comunidades educativas, pasando por los barrios y ante todo apoyada por la institucionalidad que tan rezagada está en este municipio, las instituciones locales deben dejar de jugar su papel un tanto invisible y de verdad construir con la comunidad estrategias que atiendan y eviten esta creciente ola de violencia que últimamente tiene lugar en Suacha, ojala investigando las cusas profundas de la violencia y elaborando propuestas contundentes para eliminarla.
Para los que creemos en cierta medida en la cosmogonía muisca, pienso que si Bochica decidiera regresar y ver si los habitantes de esta tierra están siguiendo sus enseñanzas se llevaría una amarga decepción, pues encontrará que no solo vivimos en una atmosfera de violencia e inseguridad, sino que la tierra, esa que nos enseñara a cultivar está totalmente desmembrada en su parte ambiental, espiritual y comunitaria. Bochica fracasó porque no guardamos una memoria de sus enseñanzas de amor por el otro y por la tierra, hicimos todo lo contrario. Tal vez será el despreció que causa entre los dioses muiscas lo que hemos hecho de su tierra sagrada, que ni siquiera el insensible dios Chibchacún volvió a castigarnos, pues nosotros mismos estamos propiciando nuestro castigo, por lo que creo que cuando estemos en una muy profunda crisis esta vez Bochica no vendrá a salvarnos.
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