El gobierno Santos debe atender los problemas de Soacha

Cuando en 1974 fui concejal de Soacha, el municipio ya padecía graves dificultades y era evidente que se agravarían si el gobierno nacional no las atendía debidamente. Cuarenta y dos años después, lamentablemente, las cosas empeoraron. Porque, aunque los soachunos son gente de bien y trabajadora, desde las altas esferas del poder nacional los tratan, como me dijo uno de sus habitantes, como a un patio trasero al que se tiran todos los problemas.


Los indicadores socioeconómicos son los peores entre los municipios de la Sabana. Los servicios públicos son de calidad y coberturas inaceptables, pero, eso sí, las costosas facturas les llegan puntualmente. Transmilenio es pésimo. A los usuarios les toca pagar pasajes caros y padecer filas, estaciones y viajes que son una tortura. La educación es tan deficiente que a muchos alumnos les toca estudiar con pico y placa, es decir, que un día van unos al colegio y al otro día van otros. Y el sistema de salud es una miseria, las viviendas inadecuadas, alta la desnutrición, las vías maltrechas, los buses locales en crisis, el medio ambiente destruido, crisis en las empresas y negocios, desempleo, pobreza, inseguridad, entre otros problemas.

Y esta situación no obedece, principalmente, a los errores de las autoridades locales. Aunque es seguro que ha habido de eso. Pero allí no está la explicación principal, pues estas tienen escasa capacidad para atender problemas tan complejos. El principal responsable de los males que aquejan a los soachunos han sido los gobiernos nacionales. Porque esos son los que la han mantenido en el abandono y los que imponen las malas políticas en transporte, educación, salud, empleo, servicios públicos, creación de empresas y en general en las políticas económicas.

La alta migración a la ciudad se explica por la crisis económica de las zonas rurales y urbanas del país, causada por el libre comercio y los TLC, modelo de subdesarrollo que aumenta el desempleo y la ruina entre los empresarios nacionales de todas las tallas. Además la política urbana del gobierno nacional les permite a grandes constructoras desarrollar operaciones urbanísticas sin que a la Alcaldía se la dote de los recursos suficientes para atender las demandas de los nuevos pobladores. Año a año, por ejemplo, el gobierno nacional deja de transferirle al municipio 105 mil millones de pesos, porque la población que reconoce el Dane –522 mil personas– es inferior a las que señala Planeación Municipal –816 mil–.

Conocidas las causas de la crisis, los habitantes de Soacha, sin distingos de ningún tipo, deben unirse, organizarse y movilizarse en pos de lograr que el gobierno nacional –hoy en manos de Juan Manuel Santos–, en acuerdo con el pueblo y las autoridades de Soacha, se comprometa con un plan de corto, mediano y largo plazo capaz de atender los graves problemas. Dicho plan debe crear las herramientas legales que le permitan al gobierno nacional aportar los recursos suficientes para impedir que se agrave la situación y se atiendan los viejos problemas. En lo que a este senador respecta, como lo dije en el Senado en mayo pasado, me pongo al servicio de los reclamos de los soachunos (http://bit.ly/1sJeJSp).

Bogotá, 11 de agosto de 2016.

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