El pico y placa en Bogotá

La falta de estructura, diseño y planificación dentro de la construcción de una ciudad moderna, como es el caso de Bogotá D.C., ha permitido que a partir del año de 1998 en la Alcaldía de Enrique Peñalosa Londoño se implemente esta medida denominada PICO Y PLACA, que no es otra cosa que una restricción obligatoria para los vehículos de servicio particular y público en las horas pico, con la finalidad de disminuir la demanda de tráfico en la ciudad.


La medida de ninguna forma se convierte en una solución a los problemas de movilidad en la ciudad y a lo largo de todo este tiempo en las diferentes administraciones han sido el producto de las improvisaciones, medidas tomadas sin ningún tipo de estudios serios y ordenados que permitan con responsabilidad un actuar de los Alcaldes de turno, es más, los diferentes Secretarios de Movilidad del Distrito han ocupado este cargo sin tener conocimiento ni especialidad en el tema.

Con profunda tristeza pudimos observar en la portada del diario de mayor circulación en el país, como es EL TIEMPO, que existe una posibilidad de que se aplique la restricción a los vehículos particulares con más de 15 años de uso durante todo el día; podríamos decir categóricamente que de ser así se estaría discriminando a un importante sector de la sociedad, sector que sin duda a equivocarme fueron quienes en las últimas elecciones apoyaron la aspiración del actual mandatario capitalino.

El Estado Colombiano por medio de la Constitución Política de la Republica en su Art. 13, manifiesta que todas las personas tenemos los mismos derechos, obligaciones y oportunidades ante la Ley, sin ningún tipo de discriminación social o racial, es más, manifiesta que el Estado protegerá aquellas personas por su condición económica, física o mental, y que al igual, se sancionará a quienes abusen de este tipo de condición.

De implementarse la medida automáticamente perderían aun más el valor comercial los carros con más de 15 años de servicio, lo que prácticamente llevaría a la pobreza absoluta y extrema de sus propietarios. Por otro lado es de pensar y recordar que los impuestos como seguro obligatorio y revisión tecno mecánica son pagados por los 365 días del año.

Si hacemos un breve análisis, existen más carros nuevos que viejos; que tal una medida a la inversa de lo que se está pensando. Por simple lógica va a tener la ciudad mejores resultados pero a la Administración le resultará imposible implementarlo, en estas condiciones es importante un análisis serio y detenido, con unos estudios responsables para abordar este tema.

Por otro lado es competencia del Gobierno Nacional, por intermedio del Ministerio de Transporte, implementar urgente un programa de chatarrización mediante el cual paulatinamente se vayan desvinculando los vehículos más antiguos con la responsabilidad del Estado, en donde sus propietarios tengan derecho a una indemnización para una posible recuperación de este parque automotor, que hoy en día en la sociedad actual no es un lujo sino una necesidad de sus habitantes.

Nuestros gobernantes nunca visualizaron la magnitud del crecimiento de la ciudad, por consiguiente nunca se estructuró una sociedad a futuro; en la actualidad, entre otros problemas y falencias podemos manifestar: las vías en mal estado, una pésima colaboración por parte de la Policía de Tránsito frente a mejorar la movilidad, la falta de sincronización de los semáforos, creación e implantación de rutas como las de del Servicio Integrado de Transporte SITP, que en su gran mayoría los buses caminan con menos pasajeros que un automóvil, entre otras. En el diario vivir nos damos cuenta que es una ciudad sin Dios ni Ley, en donde nadie reclama sus derechos y por consiguiente abusan del pueblo.

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