Inutilidad de unas burocracias en tiempos de pandemia

Oscar Rodríguez Ortiz. rodriguezcastellabogadosc@gmail.com   @opinadorscar

Afortunadamente nuestro país no se encuentra en estado de guerra con otro país. Claro, si de presidencia no se ordena intervenir en la disputa que tiene EEUU con Venezuela que, de paso sea dicho, sería desastroso y una humillación para nuestro pueblo. En estas condiciones de guerra, las libertades desaparecen. Es por esto que ha de entenderse que las libertades individuales no son compatibles con la “guerra” ni contra una pandemia como otra modalidad de guerra. Resulta entonces en estos momentos imposible un razonamiento jurídico sobre las libertades individuales. De esto no se trata.

Encontramos en estas circunstancias de calamidad pública que los poderes del ejecutivo se refuerzan, cosa que no les gusta a algunos, por la restricción a la libertad de locomoción, pero esta solo debe tomarse “en la estricta medida que la situación lo exige” y con una duración limitada, sin poder extenderse en el tiempo en respeto a la proporcionalidad de que hablamos.

En este aparte nos detenemos para preguntarnos, a nivel municipal, porque a nivel departamental y nacional ya están “trabajando los sabios y los magos”, cómo salvaguardar a un mismo tiempo la seguridad de tránsito y económica de los comerciantes formales e informales; de las familias, los cuidadores, los ayudantes a domicilio, los albañiles, los vigilantes de parqueaderos, los transportadores de alimentos, o de comida y de todos los que depende su supervivencia del “día a día”, y a la vez garantizar la salud de quienes habitan Soacha.

De entrada, se hace visible entonces, la fuerte desigualdad entre aquellos que son los más expuestos y los otros a quienes solamente se les solicita quedarse en sus casas. Es desigual este confinamiento domiciliario impuesto a todos sin el sentido de la proporción entre quienes tienen vastas residencias y aquellos que tienen viviendas precarias, o que no tienen vivienda propia y/o no tienen recursos. Ante tales asimetrías, los riesgos de tensión social son grandes, lo que me permite decir que, de continuar esta situación en Soacha, como en otros municipios, los menos favorecidos van a entrar en desacato civil y buscarán saciar sus necesidades al precio que sea. No valdrá el comparendo imposible de cobrar, la paliza policial o el enfrentamiento, la sanción penal o su desatención por falta de centros de reclusión. Así como las libertades se restringen, igualmente el derecho penal se hace inaplicable. Dentro de la urgencia, resultó más simple, y en principio eficaz, prever una infracción con una pena que no es sino una multa o un encarcelamiento, en lugar de confiarse al civismo y la solidaridad.

Como miembro de la comunidad jurídica que “litiga”, encuentro frente a esta situación que el derecho, los jueces, los fiscales y toda la parafernalia de la llamada “justicia” es totalmente inútil, si no tenemos conciencia de qué somos y cómo cuidarnos; toda respuesta jurídica que se aporte no sirve de nada.

En estas circunstancias, este Estado de Derecho demostró su fragilidad y el “legalismo” no puede durar cuando las necesidades avanzan. Por lo tanto, urgimos reinventar el discurso y la acción política hacia la salud y la educacion, en torno a una política de solidaridad y una ética de aprovechamiento de los bienes con prudencia e inteligencia.

Con esta pandemia se ha demostrado también que el Congreso, las asambleas y los concejos municipales son arandelas innecesarias, producto de la mal llamada democracia participativa pero que en situaciones como esta no tienen utilidad práctica ninguna. Veamos:

Tenemos un Congreso aprovechándose impunemente de los recursos públicos sin trabajar; Una asamblea departamental de Cundinamarca tramitando en sesiones virtuales extraordinarias unos proyectos sin importancia en este estado de calamidad pública. Como ejemplo, se debatió esta semana el proyecto de Ordenanza 09 de 2020, “Por la cual se faculta al gobernador del departamento de Cundinamarca para modificar el decreto ordenanzal 310 del 8 de octubre de 2018, «por el cual se modifica el decreto ordenanzal 0266 del 16 de septiembre de 2016, «por el cual se establece la estructura orgánica de la Beneficencia de Cundinamarca y se dictan otras disposiciones«, y el Proyecto de Ordenanza 10 de 2020, «Por la cual se modifica y adiciona la ordenanza 0017 de 2016 y establece disposiciones para el funcionamiento del Consejo Departamental de Paz, Reconciliación y Convivencia«.  Se preguntarán: ¿Estos proyectos tienen relación con la mitigación y tratamiento de la pandemia que se extiende por los municipios de Cundinamarca?

En Soacha, con igual llamado a “sesiones extraordinarias” a partir del 1º de abril con agenda de siete proyectos de acuerdo, cinco de ellos de modificación del presupuesto, uno que faculta al alcalde para crear una empresa pública municipal y otro para comprar un lote con el objeto de cuidar los acuíferos del municipio. Vimos la sesión extraordinaria virtual realizada el 9 de abril sin proyectos ni proposiciones y cómo los juristas que asesoran esa Corporación manifestaban con elocuente acento sus conceptos y sus yerros. No hubo pronunciamiento sobre el estado de urgencia manifiesta que vive el municipio ni fórmulas de solución y menos atención ni mención al “trapo rojo” de las necesidades de muchos hogares.

En las redes sociales y otras plataformas de Internet mucha gente se pregunta si alguno de estos proyectos tiende a mitigar la expansión del virus y otros, entre ellos algunos concejales de la oposición, con extensas intervenciones y discursos en face, hacen su trabajo de critica y/o “alabanza” del gobierno municipal, con cierta ingenuidad del caos que se nos viene encima, que de continuarse, ya no sería con el “trapo rojo” de la necesidad, sino con el caos del hambre.

Ante este panorama burocrático-bucólico, avizoramos que cuando las ayudas o políticas sociales resulten insuficientes, llegara el momento del caos con sus propias reglas de juego: satisfacción de las necesidades básicas a costa de la integridad de la vida misma y repudio por las “autoridades” y sus medidas restrictivas. No es gratuito ver y leer en los grandes medios del país, sean estos “lamesuelas” del gobierno de turno, cómo los “magnates” abren su corazón y su bolsillo para “donar” miles de millones. Saben que, de no ser así, el caos los dejara hasta sin bolsillos.

Nos interesa con este panorama que reflexionemos y sobre todo recapacitemos en las relaciones con el otro, con el vecino, con el dueño de la tienda, con las personas enfermas. Recordemos la frase: “Lo peor de la peste no es que mata a los cuerpos, sino que desnuda las almas y ese espectáculo suele ser horroroso”. (La peste de Albert Camus) y sobre todo cuestionar el sistema pseudodemocratico y burocrático imperante para establecer nuevas reglas de concertación entre la administración municipal (Alcaldía y Concejo) y los ciudadanos más afectados en busca de su utilidad social.

Esta nueva normalidad obliga a reconocer la debilidad de nuestro sistema de salud y educacion en Soacha y replantear el plan de desarrollo municipal, ubicando la salud y la educacion en el lugar privilegiado que merece y una relación equilibrada entre los ciudadanos con la naturaleza, el espacio público y el medio ambiente. A reconocer la relación con el mundo digital para fomentar el teletrabajo, la importancia de los medios de comunicación digitales locales que, exponiéndose y a riesgo de su propia, vida informan y siguen concientizando a los ciudadanos.

P.D. 1. Da grima que, como se vio en la sesión virtual del Concejo de Soacha el 9 de abril de 2020, dos abogados titulados, quienes “asesoran” a la Corporación, reconozcan tácitamente que desconocían el artículo 315 de nuestra Constitución política cuando pretendieron, erradamente, otorgarle personería jurídica al Concejo municipal de Soacha en la solicitud de levantamiento de medidas cautelares en proceso 2019-0033 que les fue “rechazada” por el Juez 3º Administrativo y que tiene sin Personero Municipal a Soacha. Aplicaría el aforismo de Pope: ¿“errar es humano”? Pero al costo millonario mensual por los dos contratos, creo que NO ¡

P.D. 2. ¿Será mucho pedir se racionalice las selfie-entregas y videos de mercados con falsa caridad y mucho fondo político? Recuerden que “La modestia va bien a los grandes hombres” (Jules Renard).

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