La burla hacia los ciudadanos de Soacha se repite

No hay razón, y lo digo enfáticamente, que a Soacha se le siga irrespetando, manoseando, burlando y las entidades del orden nacional piensen que aquí vivimos seres humanos inferiores a los demás compatriotas del país. De nuevo la Contraloría General de la República suspende una audiencia tan importante para el municipio relacionada con el tema Transmilenio.


No es justo, desde mi punto de vista, que conociendo un tema tan álgido y complejo como la construcción de la doble calzada y la troncal de Transmilenio para Soacha, ni la Contraloría General ni la Concesión Autopista Bogotá-Girardot escuchen a los ciudadanos de este golpeado municipio, más aún cuando desde su trazado inicial se presentaron irregularidades y desventajas propias para una ciudad que se mira como el cuarto de San Alejo de un país y del mismo departamento de Cundinamarca. O díganme ustedes, ingenieros y contratistas de esta “importante vía”, si los carriles construidos hasta el momento son dignos de una vía nacional que afronta diariamente el tránsito de miles de vehículos de todo tipo, sabiendo que por la autopista ingresan y salen constantemente cientos de tractomulas y volquetas, y que es falso y mentiroso que la nueva calzada entregada recientemente entre Bosa y la calle 22, tenga el ancho suficiente para el tránsito holgado de tres vehículos de carga pesada. Es cierto que está demarcada para tres carriles, pero ese tramo sólo genera trancones y caos vehicular porque su espacio no es el adecuado como se quiso hacer ver.

Otro de los aspectos que ha generado malestar, pero que parece no interesar a los señores de la doble calzada, es la demora en la construcción de la vía. Es cierto y no hay que desconocerlo, que en el trayecto se han presentado problemas ajenos a la responsabilidad propia de los constructores, y eso hay que decirlo. Sabemos que fue necesario renovar las redes de servicios públicos y que está pendiente la construcción de dos colectores por parte de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado para continuar con la troncal de Transmilenio, pero hay tramos que no tienen absolutamente ningún problema, como los andenes en la Despensa y el León XIII, y aún permanecen como al comienzo.

El cierre de vías, especialmente en la Despensa, es un atropello contra la ciudadanía. La construcción de la doble calzada aísla completamente las comunas tres y cuatro, y los habitantes que cuentan con vehículo tienen que hacer las miles de maromas para devolverse hacia Bogotá, o simplemente para pasar la Autopista.

Otro aspecto que causa malestar es la construcción del tramo entre la calle 22 y el Altico. Nadie ha definido qué pasa con los predios que supuestamente se necesitan para ampliar la vía y construir las estaciones y los puentes, alimentando la incertidumbre entre los propietarios de los predios.

Ahora. Uno no entiende por qué la concesión doble calzada tomó la decisión de derribar el puente de San Mateo en la noche del pasado 10 de marzo. Todos los habitantes de Soacha creímos que se iba construir inmediatamente uno nuevo, pero hoy vemos que lo que se hizo fue instalar un semáforo símbolo a la competencia y a una contrareloj peatonal. ¿Qué sentido tuvo tumbar ese puente, si lo que hoy vemos son trancones y una amenaza constante y latente para los peatones?.

Y podría seguir enumerando muchas otras falencias y vacíos por parte de la doble calzada en contra de la ciudadanía de Soacha, pero seguramente se tornaría largo y aburrid. Pero lo que si quiero que quede claro es que hay errores que están afectando directamente los intereses del municipio, y que es deber de organismos como la Contraloría General de la República entrar a revisar para que se tomen los correctivos, las medidas pertinentes y las sanciones, si es el caso.

Pero… qué podemos esperar los habitantes de Soacha si la misma Contraloría no respeta las fechas programas para debatir sobre este delicado tema?. Recordemos que el pasado viernes 26 de marzo se programó una audiencia similar en el teatro Sua y todos quedamos con los crespos hechos porque fue cancelada a último momento. Recuerdo que aquel día fue el contralor municipal Jairo Castañeda quien puso el pecho y organizó con los asistentes unas mesas de trabajo para clarificar temas y llevarlos a un segundo ejercicio, programado para este martes 29 de junio, pero hoy vemos que la Contraloría General de la República de nuevo lo cancela.

Mucho se esperaba de la “Audiencia publica deliberativa sobre el proyecto Transmilenio en el municipio”, la cual se llevaría a cabo el martes 29 de junio de 2010, pero nuevamente la ciudadanía de Soacha queda plantada.

Qué falta de respeto por una población que lo aguanta todo. Por unos habitantes que diariamente se someten a los abusos y vejámenes de la mayor parte de los conductores de servicio público, y que con anhelo esperan que por lo menos con Transmilenio no los dejen botados a mitad de camino y paguen sólo un pasaje hasta su lugar de destino. Pero esa esperanza no se cristaliza por la negligencia de un Estado que no tiene el carácter de sancionar a los responsables de su construcción.

No quiero aguar la fiesta de los creyentes en Transmilenio, pero como van las cosas cuando entre en funcionamiento seguramente ya es un sistema obsoleto y poco práctico, como ya se está viendo en la capital de la República.

Abono la voluntad de la alcaldía de Soacha porque le ha puesto empeño, ganas y presupuesto, pero me parece que no basta. Recordemos que el 70% de la obra es financiada con recursos de la nación, un 30% entre el municipio y el departamento, y su construcción fue asignada a la concesión autopista Bogotá-Girardot, una empresa privada que ha hecho su voluntad y que ha presentado grandes vacíos durante el desarrollo de la obra.

Creo que la ciudadanía de Soacha debe manifestarse y exigirle a los organismos de control nacional que de una vez por todas pongan sus ojos en esta obra que tantos dolores de cabeza ha causado a los habitantes del municipio. Es hora de ponerle punto final a esta situación, y ya basta de tanta “tomadera de pelo” hacia el municipio de Soacha. ¡Más respeto por favor!

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