El Instituto Técnico Central es el mejor colegio público de Bogotá pero el Distrito no lo reconoce

La institución tiene un énfasis en técnico industrial y la combina con formación artística y deportiva. Sus estudiantes han participado en campeonatos académicos internacionales de matemática y robótica.


Frente a la Estación de la Sabana de Transmilenio, en el barrio La Favorita, de la localidad Los Mártires, funciona el Instituto Técnico Central, en una edificación de estilo francés con más de 100 años de historia y diseñada por el hermano lasallista Benjamin Geric. ¿Cuál es su particularidad? Esta institución, con 114 años de tradición, fue el colegio público de Bogotá con el mejor desempeño en las pasadas pruebas Icfes y fue 260 a nivel nacional.

Vale aclarar que esta institución no pertenece al Distrito, ya que es de carácter público del orden nacional. Es decir, los recursos con los que les pagan a los docentes los gira el Ministerio de Educación y para su sostenimiento, los estudiantes pagan una mensualidad de $70.000. “Somos un dinosaurio en vía de extinción, esto es un establecimiento público de educación superior que es totalmente autónomo”, señala el rector, Hno. José Gregorio Contreras.

Esta institución, que quedó octava entre los 10 mejores colegios públicos del país, tiene un mérito especial: mientras los colegios públicos que lo superaron participaron en el Icfes con menos de 90 alumnos, el Instituto Técnico Central lo hizo con 201, lo cual denota un esfuerzo mucho mayor en temas educativos, según el rector.

“Los chicos son buenos en el Icfes, porque desde sexto grado se les forma bien en pensamiento crítico, en análisis, en las competencias interpretativas, argumentativas y propositivas. Para nosotros, el Icfes se construye desde la primaria y toda la secundaria, pues este mide competencias que se desarrollan con hábitos”, explica Contreras, quien agrega que, como dato particular, allí no se hacen simulacros de la prueba ni preicfes.

La institución es mixta, tiene 1.200 estudiantes en secundaria y cuenta con seis grupos. Por año recibe más de 1.000 solicitudes de ingreso, pero con un examen de admisión se escogen 150 al año. Su vocación es de formación superior, por lo cual les ofrecen a los estudiantes énfasis en electromecatrónica, procesos industriales, diseño de máquinas, sistemas, mecatrónica y mecánica. “El bachillerato está articulado con nuestros programas Técnico Industrial, los estudiantes salen con Cálculo II, lo que les permite ser homologados en otras universidades si quieren estudiar una ingeniería. Por ejemplo, nuestros alumnos de 11 ya saben programar”, agrega el directivo.

Las jornadas educativas comienzan a las 6:30 a.m. y terminan a las 2:00 p.m., tiempo en el que los estudiantes cuentan, además, con una formación artística y deportiva. “Cuando yo llegué, los niños no sabían bailar. Eran los típicos ‘nerdos tragalibros’. Entonces empecé a humanizar el currículo, le metí danza y música. Tenemos cinco modalidades artísticas. No hay que formar autómatas, hay que formar personas”, recalca Contreras.

Este colegio es dirigido por cuatro padres de la comunidad religiosa La Salle, que se articula a las 58 universidades que tiene la comunidad en el mundo, lo que les permite a los estudiantes una proyección internacional. Algunos han ganado concursos de robótica, olimpiadas de matemáticas y han viajado a Rumania, Bulgaria, Italia y México, entre otros países.

Aunque la institución ha demostrado relevantes resultados, el rector manifiesta que el Distrito no los tiene en cuenta: “A mí me invitan a los premios de los mejores colegios oficiales de Bogotá, pero para ‘ver comer’, porque les dan premios a los demás colegios y a mis muchachos, que están ocupando el primer puesto a nivel Bogotá, no les dan ni un estímulo. Sería bueno que los tuvieran en cuenta, que les pudieran dar un subsidio de Transmilenio, bicicletas o refrigerios, porque yo tengo niños que pasan hambre, pero como no son distritales, no hay ni un pan para ellos”.

La institución ve como retos para el futuro lograr mantener la rigurosidad y la disciplina que hasta ahora la caracterizan y, sobre todo, ve en el sueldo actual de los docentes una amenaza contra la calidad de la educación pública en la capital. “Ojalá que los próximos dirigentes miren la educación, que elaboren un proyecto político de nación, para lograr ser un país más educado”, concluyó el rector.

Fuente: el espectador

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