La Honda de David: Otro aporte para la reflexión

En la última entrega de La honda de David, la cual se puede conseguir en el archivo de este prestigioso medio de comunicación, tan sólo colocando su nombre o el mío en el espacio “Buscar”, hablo sobre el afán de poder que tienen algunos mal llamados líderes de Soacha; así como de las características de sus seguidores, de sus patrocinadores y de la necesidad de armar un equipo que sepa devolver la credibilidad frente a la institucionalidad, basado en la concertación y no en la imposición; y aunque no hubo comentarios escritos al pie del texto, sí los hubo personalmente. He aquí un par de ellos, y las respuestas que considero oportuno hacerlas públicas.


Me dice por ejemplo alguien que aspira a ser Alcalde del municipio, “Sí notas David, ¿cómo siendo una columna propositiva casi todos callan frente a su contenido?; ese tipo de temas parece que lo pasan por alto, pero muchos otros de menor importancia, sí los comentan para bien o para mal”.

Mi respuesta es: Sé que quienes se interesan por la política (ojalá fuera toda la sociedad, pues su accionar afecta a todos por igual), en su gran mayoría se sienten aludidos cómo egócratas, egófilos o egómanos, pues no es que quieran dar lo mejor de sí mismos en pro del bienestar colectivo, sino que buscan el suyo en particular. Aclaro, no procuro despertar un espíritu de antagonismo, sino el de la cooperación y la concertación en beneficio de esta ciudad. Por eso sigo en la búsqueda de desvirtuar la creencia que son los motivos económicos, los que deben imponerse de manera determinante sobre nuestra conducta y nuestro carácter para lograr el bienestar colectivo y el desarrollo de una sociedad armónica. Es tan cierto el que no se necesita sino de la voluntad para alcanzar los propósitos en la vida, como los es, la necesidad urgente de alcanzar tal condición social en nuestro municipio; la cual propulsará el bienestar personal y/o particular, y por ende la paz social. Claro está que muchos maquiavélicos de la política prefieren que no haya tal, porque es allí en donde encuentran el caldo de cultivo que les permite en tiempos de elecciones brindar sus pseudo soluciones salomónicas.

Alguien más me decía, que de cierta manera estaba yo impedido para hacer tales propuestas, puesto que opinaba gozando del privilegio de ser Secretario General del Movimiento Político Autoridades Indígenas de Colombia (AICO).

Mi respuesta es compuesta:

Primero: Aunque no deja de ser un prestigio estar en la Directiva de un Movimiento político, lo que vengo haciendo desde hace varios años, es apartar de mi pensamiento todo aquello que me pueda hacer sentir un egócrata; es decir, que tengo que ser yo el candidato, que tiene que ser en torno mío que se den las alianzas, que si yo no soy quien triunfa en una consulta o consenso, entonces me aparto y reglamento un nuevo ideario político en torno a mí; porque si yo no soy, ninguno puede ser, pues aquí no hay quien supere mi capital o mis ideas. Ustedes conocen y hasta tratan a más de uno de esos seres que consideran que son algo más que una pequeña partícula en el universo, a quienes Dios y la providencia les otorgaron algún don y unas cuantas virtudes, para que lo compartan y las multipliquen con sus congéneres.

Segundo: El movimiento político AICO, aun cuando es más viejo y más lleno de valores que algunos de los que son promocionados por los grandes medios de comunicación (pues como ellos, también pertenecen a los dueños del país, y no podemos olvidar que vivimos en la era de la globalización del pensamiento, en la cual no reflexionamos, sino que actuamos de acuerdo a lo que nos imponen a través de la repetición de imágenes y sonidos); es un movimiento mucho más grande en su esencia; porque se esfuerza, óigase bien, se esfuerza, en colocar los principios por encima de los objetivos. En su seno no estamos quienes no encontramos espacio en ningún otro partido o movimiento, sino quienes creemos en su ideario, quienes concertamos qué es lo mejor para Soacha en el caso local, y para Cundinamarca y Colombia en lo regional y nacional, respectivamente. Seres que actuamos con conciencia y no con sumisiones o con apetitos o intereses personales; quienes creemos que acá estamos apuntándole a la trasparencia y a la recuperación de la credibilidad en las instituciones, quienes vemos a la democracia como la mejor forma de vivir en armonía; quienes nada tenemos que perder y sí mucho que ganar, porque creemos que con la construcción de una sociedad mucho más productiva y con identidad, la respuesta será muy positiva en términos generales. Por ello es que vamos a continuar tocando puertas y corazones, hasta hacerle entender a esta sociedad, que no es un ejercicio meramente electoral lo que nos ocupa, sino un futuro estable para nuestros descendientes.

Finalmente, quiero desde lo personal y públicamente expresar mis felicitaciones a la Comunidad y Cabildo Indígena Bochica “Etnia Pijao”, a la Comunidad Cabildo Indígena “Diosa Dulima”, pero especialmente a las Directivas nacionales de Aico, porque por encima de lo que se vio en la escogencia de los candidatos a la Alcaldía en los otros partidos o movimientos, supo valorar la hoja de vida de Jimmy Ricardo Munévar; y, dada su honestidad, capacidad, dignidad, voluntad y transparencia, lo proclamó como su cabeza visible en el municipio, dándole el aval para que el 30 de octubre de 2011, junto a su equipo de Concejales, Ediles y Gabinete, Soacha inicie una nueva etapa, en donde la concertación no sea entre unos cuantos que nos esforzamos en poner las piedras fundamentales de esta casa social, sino el concurso de todos los que nos sentimos soachunos de verdad.

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