La pesadilla de los jóvenes detenidos el 29 de agosto en Soacha (Primera parte)
Poco más de un mes después de los caóticos hechos ocurridos el pasado 29 de agosto en Soacha, son muchas las cosas que aún se desconocen sobre lo que realmente sucedió aquel día. Varias de las personas capturadas en ese momento fueron detenidas injustamente, pero más que eso, sometidas a una verdadera pesadilla que les hizo vivir en carne propia el maltrato, la tortura y la humillación, que no se le haría ni al peor de los criminales.
Periodismopublico.com conoció en exclusiva los testimonios de cinco jóvenes, que luego de estar detenidos arbitrariamente, sin una sola prueba contundente que demostrara su responsabilidad y/o participación en los desmanes, sin un debido proceso y con varias irregularidades cometidas en su contra durante su reclusión, fueron liberados por un Juez de Soacha el pasado 25 de septiembre, gracias a que hasta ese día no se había logrado demostrar las acusaciones hechas, tanto por personal de la Policía como por la misma Fiscalía, teniendo en cuenta que desde que fueron capturados se les culpó de cometer los delitos de ‘Obstrucción de vía pública’ y ‘Agresión a funcionario público’.
Estas cinco personas, estudiantes universitarios o pertenecientes a organizaciones sociales y/o juveniles que trabajan en el municipio, participaron en las manifestaciones que apoyaban el Paro Nacional Agrario. Sin saber en qué momento terminaron siendo señalados como delincuentes y vándalos, a pesar de que, según lo narraron, nunca protagonizaron disturbios o desmanes que ameritaran su detención, así como tampoco agredieron a ninguno de los agentes del ESMAD que estuvieron al frente de los operativos de ese día.
Aun así, sin tener certeza de la posibilidad de que efectivamente estuvieran generando disturbios, bloqueando vías o agrediendo a algún Policía, los uniformados optaron por detener a cuanta persona consideraron sospechosa, simplemente por estar presente en el sitio donde se desarrollaban los desórdenes.
Las irregularidades y los abusos comenzaron desde el mismo momento en que las personas antes mencionadas fueron detenidas, pues al ser capturadas no se les leyeron sus derechos, lo que de antemano es un indicio de que la captura fue ilegal. Por otra parte, las agresiones y las humillaciones también se empezaron a ver desde ese preciso momento, pues antes de que fueran trasladados al Comando Distrito Especial de Policía Soacha, los hombres del ESMAD descargaron su ira y su sevicia en contra de estos jóvenes, sin importar quiénes eran, de dónde venían y verdaderamente qué estaban haciendo en ese lugar.
Ahora, la llegada al Distrito de Policía no cambió la situación, dado que las agresiones se hicieron más fuertes, sin saber cómo o por qué, quizás evidenciando la frustración y la ira que los uniformados tenían en ese momento. De lo sucedido al interior de las instalaciones del Comando de Policía Soacha, se debe destacar el hecho de que sobre la medianoche de aquel 29 de agosto se realizó la lectura de derechos y se formalizó la captura, sabiendo que ese procedimiento debió haberse hecho justo en el momento de la detención.
Según los detenidos, luego de haber sido agredidos y maltratados, los jóvenes fueron obligados a firmar un documento en el que certificaban que ‘habían recibido un trato digno por parte de la Policía’, a lo que la mayoría de ellos se rehusó, provocando que los efectivos que fueron encargados de hacer firmar esos papeles, los torturaran a punta de choques eléctricos para asegurarse que los muchachos firmaran. También manifestaron que en ese mismo lugar fueron engañados por los policías con falsos permisos para ir al baño, con el único propósito de golpearlos con pistolas de ‘paint ball’ y sembrar el terror, para que ellos se sometieran a los caprichos de los uniformados.
Mientras se encontraban en el Distrito de Policía, los jóvenes detenidos fueron llevados durante un momento a las instalaciones de Medicina Legal, donde algunos fueron incapacitados por varios días debido a las graves lesiones que les fueron provocadas por parte de los hombres de la Policía. Sin embargo, esa incapacidad no se pudo cumplir jamás, pues después de salir de este lugar fueron llevados nuevamente al Comando, donde continuaron las agresiones y el maltrato, hasta que los trasladaron a los juzgados de Soacha el día 30 de agosto, hacia las 12:00 del mediodía, para realizar la audiencia de legalización de captura.
Testimonios desgarradores
Jorge*, Camilo*, Santiago*, Felipe* y Esteban*, fueron los cinco jóvenes que vivieron la pesadilla hasta aquí descrita. Ellos le contaron a este medio cada una de las situaciones por las que pasaron, las secuelas que estas les dejaron, y el drama que les representó haber estado en la calle ese trágico 29 de agosto de 2013:
“Fuimos sometidos a una especie de tortura, a muchos de nosotros se nos acercaban y nos golpeaban con los bolillos, nos daban descargas con la macana eléctrica, nos golpeaban con los mismos cascos y nos daban patadas y puños. Fue como si se desquitaran con nosotros de su frustración, a mí incluso me rayaron el brazo con una piedra. Lo curioso del caso, es que en ningún momento se mostró una prueba contundente que demostrara que nosotros realmente éramos culpables de lo que nos estaban acusando. Ni la Policía, ni la Fiscalía, ni nadie, ha podido demostrar que nosotros somos culpables de lo que nos acusan”, explicó Jorge.
“Nosotros fuimos los menos afectados, en el Distrito había personas con lesiones más graves, con huesos rotos y fracturas en el cráneo, que obviamente no podían hacer parte de un proceso, porque iría en contra de la imagen de la Policía. Nunca nos permitieron hacer la llamada a la que tenemos derecho, sino hasta después de que firmamos el papel que nos obligaron a firmar, porque no nos iban a conceder ese derecho si no firmábamos. De todos modos, finalmente ellos mismos fueron los que llamaron por nosotros, limitándose a avisar que estábamos detenidos y que al día siguiente teníamos audiencia. Después de que nos dictaron medida privativa de la libertad, el día 30 de agosto, nos trasladan hasta la Subestación de Policía de Compartir, a donde llegamos el 01 de septiembre y donde estuvimos durante aproximadamente una semana. Allí también fuimos maltratados, porque los uniformados nos arrojaron gases lacrimógenos dentro de las celdas”, agregó Camilo.
El detenido indicó también que después de haber estado en Compartir los trasladaron a la Cárcel Modelo de Bogotá donde duraron aproximadamente cuatro días, que para él fueron realmente traumáticos, a pesar de que los guardianes del INPEC se portaron muy cordiales con ellos. El jueves 12 de septiembre fueron enviados a sus casas para cumplir detención domiciliaria. El joven hizo énfasis además en que nunca se individualizaron las capturas, y que tampoco se demostró que tanto él como los demás jóvenes, sí cometieron delito alguno.
“Ese día (29 de agosto) llegamos al Distrito de Policía, más o menos a las 2:40 pm. Nos ingresaron esposados como si fuéramos delincuentes y nos hicieron quitar la ropa. A mí particularmente me obligaron a quitar los cordones, la gorra y la batería del celular para que no pudiera mostrar cómo son las cosas allí dentro. Luego de eso, en un cuarto de aproximadamente 3X3 nos meten a cerca de 20 personas, había gente de todo tipo. En un momento preguntaron: “¿Quién quiere ir al baño?”, yo contesté que quería ir, entonces me llevan al baño. Ahí había tres agentes del ESMAD, quienes me empezaron a golpear cuando me encontraba orinando. Pierdo la conciencia por unos segundos y me despertaron con una patada en el rostro”, manifestó Santiago.
Posteriormente, afirmó, fue sacado del baño herido por los uniformados, quienes en tono humillante le preguntaron: “¿Cómo se dice?”. Él no contestó nada, entonces le volvieron a preguntar, y dijo: “gracias…”. Según el joven, los policías le dijeron que si llegaba a decir algo de lo que había pasado ahí, lo iban a volver a llevar al baño. De todos modos, a cada uno de los que estaban allí en ese momento los llevaron a ese lugar para golpearlos.
Responde la Policía:
Al conocer las denuncias hechas por los jóvenes, el Comandante del Distrito Especial de Policía Soacha, Teniente Coronel Carlos Rojas, lamentó lo sucedido y explicó la versión de los hechos por parte de la institución. El oficial manifestó que no se pueden determinar responsabilidades en este momento, dado que se debe seguir un proceso investigativo por parte de las entidades correspondientes, asegurando que las situaciones mencionadas hacen parte de un contexto coyuntural en el que ambas partes, tanto detenidos como miembros de la fuerza pública, se ven afectados:
“Una vez se realiza la intervención por parte de la Policía y el grupo del ESMAD, se cumple un protocolo que consiste en que para judicializar a una persona se hace necesario leer los derechos del capturado. Sin embargo, estamos hablando de aproximadamente 34 personas, con las que inicialmente se evidencia ese proceso que fue acompañado por Policía Infancia y Adolescencia, para posteriormente ponerlas a disposición de la Fiscalía. Por obvias razones, cuando se presentan este tipo de intervenciones, las lesiones que se presentan no son solamente por parte de la ciudadanía, porque aquí prácticamente estamos hablando del resultado que deja una intervención como esta, es decir, lesiones e inconformismos de cualquiera de las partes”, explicó el Comandante.
El Coronel Rojas aseguró que muy seguramente se determinará que hay personas que efectivamente tenían algún tipo de lesión, porque en el momento en que los detenidos se ponen a disposición de las autoridades, se hace la intervención, se realizan las capturas y se efectúan este tipo de acciones. Adicionalmente, con respecto a la denuncia de la privación del derecho a realizar una llamada, el oficial sostuvo que la Policía tiene un protocolo muy claro, independiente de las dificultades y las adversidades que se presenten: se leen todos los derechos del capturado y se empieza con el procedimiento correspondiente.
Para el Coronel, aunque había muchos detenidos, nunca se obvió ese derecho, porque incluso, según él, en la entrada del Comando se presentaron muchos padres de familia, que para su concepto, estuvieron allí porque fueron llamados por sus hijos, de lo contrario no hubieran estado en ese lugar.
Continuará…
La segunda parte se publicará este jueves 10 de octubre a las 8:00 p.m.
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