La Soacha de nadie, la Soacha de todos

No es fácil entender la dinámica de una ciudad como Soacha, la misma que reúne gente de todas las regiones y estratos del país, la que odian y detestan quienes no la conocen, la que utilizan los medios masivos de comunicación para despotricar y sacar sus noticias amarillistas, la que saquean políticos y contratistas, pero la única del país que abre las puertas a todo el que quiera llegar.


Hablando desde el punto de vista político y administrativo, muchos dicen que es una ciudad desorganizada, atrasada, sin planeación y sin recursos para sobrevivir, y quizá tengan razón porque al decir verdad, el municipio jamás tuvo planeación alguna. El crecimiento de sus barrios nunca ha tenido desarrollo, las vías jamás se pensaron para la ciudad de hoy y ningún gobierno se ha preocupado por detener las invasiones, especialmente en el sector de Altos de la Florida.

Tienen razón aquellos que dicen que Soacha es la ciudad de nadie, porque sus residentes no sienten amor por el terruño, no se identifican con la ciudad, no hay cultura, sentido de pertenencia ni mucho menos compromiso por el municipio. Cada quien hace lo que le parece sin que autoridad alguna controle determinadas situaciones, como la invasión al espacio público, por ejemplo; las calles, parques, andenes, puentes peatonales y zonas verdes están invadidos de vendedores que se creen dueños de lo que no les pertenece. Cada uno actúa a su antojo, creyendo que tiene la razón.

Otro tema delicado es la inseguridad que campea y prevalece a lo largo y ancho del municipio. El que quiera venir a robar, atracar y matar, lo puede hacer porque a las autoridades les quedó grande controlar la delincuencia. El ciudadano de a pie está expuesto a toda hora: en la calle, en los parques, en los buses, en los negocios y en su propia casa.

Las vías están destrozadas. Claro, haciendo la salvedad que cada alcalde trata de recuperar algunas calles, pero nunca será suficiente porque el 90% de la malla vial permanece en pésimo estado; además no hay conexión entre comunas y siempre es necesario utilizar la congestionada, aburrida, trancada y peligrosa Autopista Sur (y eso cuando la policía de Cundinamarca y Bogotá se le antoja habilitar los cruces)

Y qué no decir de la construcción masiva de vivienda. 80 mil, 100 mil o quizá 200 mil nuevos apartamentos en los últimos cinco o seis años fue lo peor que le pudo pasar a esta ciudad. El resultado es el amontonamiento de personas de diferentes partes del país (en su mayoría pobres y necesitados), lo que indica que sólo vienen a pedir y exigir, pero a aportar poco y nada. Y a esto sumémosle que en los megaproyectos, proyectos, planes parciales o simplemente conjuntos residenciales, no han construido ni construirán parques, colegios, centros de salud, canchas ni mucho menos suficientes vías de acceso. El resultado: un crecimiento acelerado de la población sin los equipamientos de ley, lo que genera amontonamiento de seres humanos (especialmente los fines de semana), quienes están encarcelados porque a la Policía le da por cerrar la Autopista para darle prioridad a los viajeros, negando así la posibilidad a los soachunos de salir de su comuna o sector, e incluso hacia la capital misma.

Claro, vista desde la anterior óptica, Soacha es una ciudad de nadie. A nadie le interesa, nadie la ama, nadie la respeta y nadie se compromete.

Sin embargo, también se puede afirmar que Soacha es la ciudad de todos: tolimenses, costeños, llaneros, boyacenses, cundinamarqueses, etc… desplazados o víctimas, políticos, contratistas, docentes, empleados, emprendedores, dueños de establecimientos… Ah, y de los vendedores ambulantes.

Claro. Por algo dicen que Soacha es un buen vividero; el que medianamente tenga para vivir, lo puede hacer bien. Acá encuentra almacenes de cadena, cinemas, centros comerciales, comercio por doquier, dos universidades, una que otra industria, la Ciclovida, el museo arqueológico y bueno, el parque principal con sus almojábanas, garullas, masato y fritanga, y si quiere salirse del caso urbano, puede visitar el parque Boquemonte, el Salto del Tequendama, La Poma, las haciendas, el parque Canoas la piedra del Dios Varón… y creo que no más.

¿De qué lado está usted? O ¿cómo ve a Soacha?, como ¿la ciudad de todos? o ¿la tierra de nadie?

Buen primor.

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