La solución es bloquear

Congestión peatonal y desespero es el panorama que diariamente se observa en las cuatro estaciones de Transmilenio en Soacha, generando bloqueos a la Autopista Sur por parte de los usuarios y de paso ocasionando el colapso total del sistema.


Como es habitual en Soacha, el caos y la incertidumbre en torno al servicio de Transmilenio en las horas pico desató que un pequeño grupo de usuarios se lanzara en la mañana de este miércoles a la vía pública para exigir la mejora del servicio y el envío de buses articulados para que aliviaran la congestión que diariamente presentan las pequeñas estaciones del sistema. Si bien la protesta no pasó a mayores, el inconformismo es notorio en los usuarios que día a día y según cuentan ellos, por obligación más que por gusto deben subirse a los buses.

“Ya me da pena llamar a mi jefe casi todos los días a decirle que hay bloqueo y que llego tarde al trabajo, por eso tengo miedo de perder el empleo y más que así no haya bloqueo es un dilema poder subirse a un bus porque se demora mucho en pasar, y los que llegan pasan repletos, lógicamente la gente del mismo afán no tiene otra opción que entrar a la fuerza y lastimar a los demás”, dijo Sergio Jaramillo, usuario del sistema.

Cuando en diciembre de 2013 se inauguró Transmilenio, muchos pensaban que los problemas de movilidad se solucionarían y que las escenas de terror que a diario se presenciaban por cuenta de busetas en precarias condiciones con sus pasajeros colgando en las puertas no se iban a repetir, y que por el contrario, la Autopista Sur se descongestionaría y la población del municipio iba a tener otra alternativa para transportarse de una manera más ágil y eficiente.

Pero, día a día se demuestra que la paciencia de los soachunos se ha agotado porque los bloqueos en la vía se presentan entre dos y tres veces por semana y no hay soluciones a la vista, lo que por consecuencia aumenta la desconfianza de los ciudadanos y por ende las protestas que en casi todas las ocasiones quedan en eso, en protestas que se logran apagar con las promesas que a lo largo de todos estos años se han efectuado por los gobernantes de turno.

“Me he quedado hasta cuarenta minutos esperando para poder ingresar a uno de los pocos buses que pasan por aquí, pareciera que hay que bloquearles la calle para que se pongan serios y manden más buses a recoger la gente que desesperada no tiene otra alternativa, porque si uno se va en colectivo también se demora una eternidad para llegar a donde se necesita y ahora más que recortaron las rutas”, exclamó Nelson Fernández, quien duró esperando un articulado veinte minutos.

Muchos usuarios ya se han resignado a tener que sufrir diariamente los vejámenes de la institucionalidad, que a pesar de dar explicaciones, aún sigue sin convencer a las miles de personas que se aferran más a la ayuda divina que al propio actuar de los entes gubernamentales del municipio, del departamento y de la nación, tal y como lo manifiesta Pilar Duarte, estudiante universitaria:

“Nos deben demostrar con hechos que la movilidad de verdad va a mejorar, no con pañitos de agua tibia para darnos contentillo y que nos pongan a esperar otros 10 años para construir unos métricos de vía y unas estaciones en las que no cabe la gente; solo por mencionarle mi caso, yo hace poco vivo en Ciudad Verde y nos prometieron alimentadores y que esto iba a ser la panacea, pero vea, ya me quiero ir de aquí por lo complicado que es el transporte”, aseguró la joven estudiante.

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