La Quipileña tiene luces de Navidad por primera vez

El 13 de noviembre de 1974, más o menos a las 3 de la tarde, la quebrada La Quipileña se desbordó y arrasó el casco urbano de la inspección La Virgen


Los habitantes de este caserío recuerdan aquel día aunque muchos no lo hayan vivido, porque, según cuentan, después del desastre solo quedaron la escuela y la estación de policía. Todo lo demás desapareció. “Se llevó hasta a los muertos”, dijo Andrés Moreno, habitante de la zona, porque ni el cementerio se salvó de la avalancha. La reconstrucción de la inspección se hizo en predios cedidos por dos hacendados, un kilómetro más hacia el norte de donde está Pueblo Viejo, como le dicen a ese recuerdo de lo que era La Virgen hace 43 años.

Hasta este lugar, ubicado a tres horas y media desde Bogotá, pasando por La Mesa, llegaron los representantes de la multinacional HP en Colombia para traer una Navidad diferente de la que siempre han vivido, pero a la que el resto del país está acostumbrada. Los habitantes de La Virgen nunca habían tenido un alumbrado navideño, principalmente porque la iluminación nunca estuvo entre las prioridades de la administración municipal de Quipile, como afirmó José Vicente Gómez, vicepresidente de la junta de acción comunal. Esta inspección, como muchos otros lugares en Cundinamarca, fue testigo de la violencia que vivió el país.

Los frentes 42 y 22 de las Farc hicieron presencia en La Virgen, aunque nunca se establecieron en el territorio, sino que les servía como corredor estratégico y por eso mantuvieron el control, recuerda Gómez. Aproximadamente entre 1995 y el 2002 era frecuente ver hombres y mujeres camuflados cargando fusiles.

Un hecho marcó un hito en la historia de La Virgen: un domingo de 1997, un grupo de guerrilleros entró a una gallera y asesinó a dos policías. Al día siguiente, los uniformados que quedaron hicieron maletas y se fueron de allí. El 15 de marzo de este año se inauguró la estación de policía en esta inspección, que duró dos décadas sin presencia permanente de la Fuerza Pública. Tanto el Ejército como la Policía patrullaban la zona, pero no tenían aquí una base. Afortunadamente, afirman los habitantes, las cosas se han calmado mucho últimamente.

Los representantes de HP en Colombia conocieron la historia de La Virgen y se pusieron en contacto con la junta de acción comunal y la Policía. Así fue como, el pasado jueves 7 de diciembre, esa compañía llegó a la inspección para instalar en la plaza principal luces y adornos navideños, tan comunes en cualquier parque de Bogotá durante esta época, pero tan extraños para quienes han vivido toda su vida en esta parte de Cundinamarca.

Los más felices con la llegada de la Navidad fueron los niños. Junto con HP llegó, desde Bogotá, un reconocido artista urbano, Ospen, quien se enteró del proyecto en La Virgen y participó pintando un grafiti y enseñándoles a los niños cómo se hace este arte. Los más participativos agarraron una de las latas de aerosol y pintaron su nombre sobre la pared negra. Una mano encendiendo una vela fue el resultado del grafiti hecho por Ospen, la metáfora de la luz que se encendía esa noche el este pueblo.

También estuvo presente Luz Ángela Mastrodoménico, fundadora de la campaña Paz mi Pez, quien dirigió un taller en el que cerca de 20 niños dibujaron sus sueños. A las 7 de la noche se prendieron las luces navideñas, que los más pequeños de la inspección, y de las ocho veredas cercanas, recibieron con una sonrisa y un aplauso.

Las familias, con sus celulares, se sacaron las fotos que hay en cada álbum colombiano, pero que los habitantes de La Virgen no habían tenido la oportunidad de tomarse. Los niños atravesaron corriendo el parque principal para acercarse a la entrega de regalos que hizo la compañía. Un espectáculo de payasos cerró la noche mientras los vecinos miraban todo con atención, frente a la estación de policía, con sus rostros iluminados por los colores que emitían las luces recién inauguradas.

Alexánder Vargas ya está preparando, junto con su familia, el inicio de las novenas de aguinaldos. Esta vez, dice, serán diferentes porque ya no sucederá que haya 94 novenas diferentes, una en cada vivienda de la inspección, sino que podrán, juntos en comunidad, organizar la novena frente al pesebre iluminado.

Fuente: El tiempo

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