Llegará el cambio?

He leído con inmensa sorpresa que en el Concejo Municipal de Soacha se da curso a un proyecto de Acuerdo por el cual se suspende la construcción de vivienda para las miles de personas que viven en chabolas que, naturalmente, carecen de las mínimas exigencias para el ser humano.


Y me he enterado a través de www.periodismopublico.com que hay muchos políticos y ciudadanos soachunos que también se oponen o, mejor, apoyan el proyecto anotado atrás, con el argumento que las residencias en proyecto son muy pequeñas y que sus posibles propietarios no tienen medios económicos para pagarlas a los Urbanizadores.

De inmediato, me di a buscar en mis notas de prensa y observé que el 27 de febrero de 2.004 publiqué, aprovechado la hospitalidad que me brindaba Radio Rumbo Stereo, de mi tierra, una nota que decía lo siguiente:

“…………….encontrar algo ya no en la prensa sino en un medio que revolucionó el mundo, como es la Internet, nos pone los pelos de punta, máxime si allí se trata de nuestra querida Soacha, pero no por señalar sus logros culturales ni el desarrollo municipal, sino, por el contrario mostrándonos las lacras que el periodismo encontró y muestra al mundo desde la magia de la informática, produciéndonos ira y vergüenza por la abulia, abandono y degradación de quienes tienen en sus manos el cambio radical para nuestra tierra”.

Veamos si esto no es así, con lo que hemos hallado, cuando se dice lo siguiente sobre nuestra querida tierra:

“El Municipio de Soacha, el más poblado de Cundinamarca, es también uno de los más pobres del país. Padece en extremo los flagelos típicos de la situación colombiana: corrupción política, pobreza y violencia y sus gentes viven allí, en condiciones miserables; hay cerca de cien mil desplazados del conflicto, y el desempleo alcanza el 35%.

Fortín de urbanizadores piratas, bandas paramilitares y milicias guerrilleras. Soacha intenta sobrevivir y organizaciones sociales, empresarios, iglesias y universidades tratan de sacar adelante esta ciudad afrontando grandes dificultades. El 70% de los 369.000 habitantes, según el DANE y 700.000 según los soachunos, pertenecen a estratos 0, 1 y 2.

La población marginal se ha disparado de manera alarmante y por razones del conflicto armado, pues según el DANE en el último lustro han llegado al casco urbano 17.000 desplazados, pero en Soacha se dice que habitan 100.000 de estos que constituyen una bomba social de tiempo que, además, acabó por convertir el humedal de Terreros, antes lugar de paseo, en un espejo de aguas negras rodeado de tugurios de lata y cartón”.

El grado de descomposición de la clase política soachuna ha llegado a tal extremo, que se dice que Soacha no tiene zonas verdes en sus conjuntos residenciales con viviendas de interés social, porque estas han sido negociadas.

Fernando Rojas, gerente del proyecto El Hogar del Sol, dice que la Administración Municipal no ha cumplido con las obras de infraestructura a que se comprometió y que para que se le expidiera la Licencia de Construcción al proyecto, emisarios de la clase política de Soacha pidieron $250.000.oo por la aprobación de cada casa. Que se negó y solo se consiguió la licencia cuando los vendedores de los lotes protestaron enérgicamente ante el Alcalde….”

Es posible que quienes han leído este resumen, de parte de las páginas de Internet a que nos hemos referido atrás, se pregunten interiormente: Esa es la real situación actual de nuestro Municipio, o algo ya ha cambiado?. Con nuestra pasividad hemos o estamos permitiendo que hechos tan graves todavía se sucedan o, terminaron definitivamente? Realmente en Soacha se ha estado gobernando en beneficio de sus habitantes? Alguna vez el Concejo Municipal, alguno de sus miembros o la Personería investigó los graves cargos formulados a través de la Internet? Somos los hijos y vecinos de Soacha responsables por nuestro silencio de semejantes desmanes? Está en nuestras manos procurar la paz, la tranquilidad y el progreso de nuestro pueblo? Somos insensibles a tanto descaro? Estoy seguro que cada quien tiene respuesta para estos interrogantes, y debe entender la obligación que como ciudadanos de Soacha les compete para acabar con tanta infamia que los hechos narrados muestran y, además, las autoridades están, también, en la obligación de detener la miseria que cada día se asoma irredenta a nuestras calles, sin que conmueva a los representantes del pueblo y sus gobernantes.
Además, para que se termine con lo que se ha mostrado en la Internet por todo el mundo, para vergüenza de propios y extraños.

No es justo que se pretenda impedir, desde el Concejo Municipal, la construcción de vivienda para las gentes que ignoran, desde hace muchos años, cómo se vive con tranquilidad en una casa y cómo se pasa tranquila una noche de invierno en una vivienda que se desea construir a gentes que lo han perdido todo.

Entiendo, en gracia de discusión, que los autores del proyecto pretendan suspender la construcción de las viviendas con argumentos poco convincentes, porque lo alegado se había podido preguntar en la fuente, lo que no se hizo, según lo que desde la distancia he podido averiguar. Pero hoy la situación está muy clara y la presencia en Soacha del Presidente de la República en unión de quienes en sus manos está el desarrollo del proceso del programa de vivienda y la existencia de la Ley 1469 de 2011 que tengo ahora a la vista, por el que “adoptan medidas para promover la oferta de suelo urbanizable y se adoptan otras disposiciones para promover el acceso a la vivienda”, ya es un hecho la vivienda para la gente pobre, porque también en la Ley se tiene previsto un subsidio de vivienda para hogares pobres, ya sea para obtener un lote o la casa en las Urbanizaciones , como en el caso de las de Soacha en donde, naturalmente, se adquirirá la que se acomode a su capacidad económica. Y no se hable de los servicios públicos, de las vías y del transporte porque también está previsto en la misma norma 1469 del año en curso.

Es la oportunidad, entonces, para procurar, definitivamente la vivienda para las gentes de Soacha y, de una vez por todas, permitirle a sus hijos, ya sean naturales o adoptados, una vivienda digna, en los términos a que se refiere la Ley 1469 del 30 de junio del año en curso, que, definitivamente los sacará de las chabolas en las q ue, obligatoriamente, se han visto obligados por mucho tiempo a residir, cuando ahora se les da la oportunidad de ser tratados como seres humanos y, seguramente, también al lado del colegio que corresponde al sector. Así, estoy seguro, nos llegará el cambio.

joseignaciogalarza@yahoo.es

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