Los cajeros automáticos y los bancos en Colombia entregan dinero con un error generalizado

Muchos prefieren el uso del efectivo, pero hay algo que salió mal en los billetes de todas las denominaciones que están circulando en el país.

Con el auge de la tecnología, es común que las personas utilicen transferencias electrónicas o tarjetas de crédito y débito para pagar facturas, realizar recargas y adquirir productos de uso cotidiano. En este contexto, los comerciantes han automatizado sus procesos para facilitar estas alternativas de pago.

Sin embargo, en ocasiones, los clientes han reportado dificultades para cancelar sus cuentas. Entre las razones más comunes se encuentran fallas masivas en los aplicativos móviles, falta de fondos o la configuración de topes diarios.

En este sentido, el Banco de la República realizó una encuesta sobre el uso de instrumentos de pago y halló que el 79 % de los participantes sigue prefiriendo billetes y monedas tradicionales, el 14 % utiliza el celular para hacer transferencias y solo el 6 % usa las tarjetas bancarias.

Estos datos reflejan que, a pesar de la digitalización, el efectivo mantiene su relevancia en la economía colombiana. Factores como la accesibilidad, la confianza en el dinero físico y la falta de aceptación de pagos electrónicos en algunos comercios podrían explicar esta tendencia.

El Emisor señala que este fenómeno se debe a una «mayor facilidad y rapidez para pagar, además de la costumbre«. No obstante, la adopción de métodos digitales más seguros sigue en aumento, lo que podría cambiar el panorama en el futuro, como ha ocurrido en otros países.

Así las cosas, muchos colombianos que reciben su nómina a través de una transacción bancaria se dirigen a los cajeros automáticos, y es común que, en días de quincena, se formen largas filas en estos puntos. En tales ocasiones, es fundamental verificar que la cantidad recibida sea la correcta y que los billetes estén en buenas condiciones.

Error en los billetes que entregan los cajeros

A pesar del uso creciente de medios digitales en la economía colombiana, el Banco de la República continúa imprimiendo grandes cantidades de papel moneda cada año, distribuido por las entidades financieras a través de cajas y cajeros electrónicos.

Desde 2016, la imagen de los billetes ha cambiado, incluyendo la emisión del de $ 100.000, el de mayor denominación. Por esta razón, es cada vez menos común recibir billetes con los retratos de Jorge Eliécer Gaitán ($1.000), Francisco de Paula Santander ($2.000), Policarpa Salavarrieta ($10.000), Julio Garavito ($ 20.000) y Jorge Isaacs ($ 50.000).

Aunque pocos han prestado atención a los detalles de la nueva familia de billetes, estos incluyen figuras como Débora Arango ($2.000), José Asunción Silva ($5.000, que se mantiene igual), Virginia Gutiérrez ($10.000), Alfonso López Michelsen ($20.000), Gabriel García Márquez ($50.000) y Carlos Lleras Restrepo ($100.000). Que más allá de su legado, presentan un error ortográfico.

En los billetes se puede leer «2 mil pesos», «5 mil pesos», «10 mil pesos», «20 mil pesos», «50 mil pesos» y «100 mil pesos», una escritura que no está avalada por la Real Academia Española (RAE).

Según la institución cultural que promueve la buena escritura a través de la difusión de normas y criterios de corrección, «la combinación de cifras y palabras en un numeral complejo no se considera correcta«. Es decir, los números deben escribirse enteramente en cifras o en letras, por ejemplo: «150.000» o «ciento cincuenta mil», pero nunca deben mezclarse ambos formatos.

La única excepción se da cuando la cantidad incluye un sustantivo de significación numeral, como «millar», «millón», «millardo», «billón» o «trillón», que permite mezclar números y letras, para expresar el sustantivo de numeral cuantificado; por ejemplo, 12 millones o 12 billones.

Esto refleja que los billetes anteriores cumplían con la norma de la RAE (excepto el de $50.000), pues respetaban la regla de escribir los números únicamente en cifras o en letras. En contraste, los billetes actuales presentan un error que ha pasado desapercibido para muchos y que se distribuye a diario en los cajeros autómaticos.

Foto: Pixabay y Periodismo Público

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