Ni la pandemia del coronavirus frenó despegue del Regiotram del Norte

Esta semana la Presidencia de la República firmó  los contratos de estudios de factibilidad, diseños e interventoría del Regiotram del Norte, el sistema férreo que conectará Bogotá, Chía, Cajicá y Zipaquirá.

El Regiotram del Norte  comenzará  en el centro comercial Gran Estación y seguirá por la línea férrea existente en la capital, pasando por la carrera 30 y la carrera novena hasta llegar a Sabana Centro.

Mientras que el Regiotram de Occidente tuvo que estructurarse de la mano del entonces gobernador Jorge Rey, con lo poco que se sabía de reactivación férrea, con todos los plazos en contra y con la resistencia de la anterior administración Distrital, el del Norte ha sido respaldado por Bogotá y hasta por el Reino Unido que, con el Prosperity Fund, inyectó dinero a la primera etapa del proceso. Hasta el presidente Iván Duque le dio un espaldarazo esta semana: “Es un nuevo paso en el desarrollo del concepto ciudad-región. Representa uno de los corredores estratégicos en la región y un cambio en la calidad de vida y en la movilidad de muchos ciudadanos”.

En manos del Gobernador de Cundinamarca, Nicolás García, quedó sacar adelante este proyecto contra viento, marea y pandemia. “Es un Regiotram que va a contar con la estructuración y proyección de pasajeros no solo de Cundinamarca, sino de Bogotá. Es un mensaje de seguridad y tranquilidad, seguimos generando empleo, progreso para el corredor y para el departamento”, sostuvo el mandatario  durante la firma.

Pero quien más celebra este logro es la persona detrás de los trenes de cercanías de Cundinamarca. Se trata de Jeimmy Villamil, hoy gerente de la Empresa Férrea Regional, creada para impulsar estos proyectos, y hace unos años, Secretaria de Movilidad de Cundinamarca.

“Yo conocí Regiotram de Occidente hace, uff… cuando era apenas una idea”, dice riendo. Y es que a Villamil, junto a Rey, se la vio en el paso a paso del Regiotram de Occidente que, en 2019, fue adjudicado a una firma china. Y este año se la volvió a ver, junto a García, en Regiotram del Norte en la firma de los contratos con la Unión Temporal Egis- Deloitte-Duran & Osorio para consultoría y con el Consorcio Arco Bogotá Zipa (Coral Delgado & Asociados S.A.S y Ardanuy Sucursal Colombia) por un valor cercano a los 15 mil millones de pesos.

Vale aclarar que la inversión estaba contemplada y asegurada antes de la pandemia y se reparte entre el Prosperity Fund (10.174 millones de pesos, que son administrados por Findeter) y la Gobernación de Cundinamarca (6.500 millones de pesos).

“En la administración anterior inició el proceso. Encontramos que el Prosperity Fund tenía recursos disponibles para el sector transporte. Se presentaron varios proyectos de infraestructura férrea y el Reino Unido eligió este por la capacidad de movilidad que tenía y por la posibilidad que ofrecía de consolidar una ciudad región”, explica Villamil.

El Prosperity Fund seguirá vinculado al proyecto en los próximos meses. “El apoyo no sólo es financiero, sino también de asistencia técnica, así que estaremos trabajando con Findeter y el consultor para facilitar la transferencia de buenas prácticas británicas. Los retos desde su viabilidad socioeconómica y ambiental hasta los mecanismos de financiación, e incluso la gestión de partes interesadas, son de gran escala. El Reino Unido no ha sido ajeno a esos desafíos y hemos tenido que ingeniar soluciones para desarrollar proyectos tan emblemáticos como Crossrail y HS2, entre otros”, explica Felipe Castro, Asesor de Infraestructura del Prosperity Fund que, además, apoya el Corredor Férreo Central entre La Dorada y Chiriguaná y el Tren de Cercanías del Valle del Cauca. Agrega que el Reino Unido manifiesta tal interés por la oportunidad que hay detrás de los sistemas férreos: «Desde el Prosperity Fund, reconocemos que los proyectos férreos pueden ser detonantes de competitividad, de generación de empleo y desarrollo económico más sostenible. También reconocemos y aplaudimos los esfuerzos del gobierno de Colombia por reactivar un sector que ha marcado su desarrollo desde el siglo XIX».

Colin Martin-Reynolds, embajador de Reino Unido en Colombia, quien también estuvo en la firma de los contratos, resaltó la importancia de estos sistemas para el desarrollo. “El Reino Unido se complace en apoyar el compromiso de Colombia con la reactivación del sector férreo y con la consolidación de sistemas de transporte multimodal más competitivos, más seguros, más sostenibles y más inclusivos”, celebró.

Lo que viene ahora es un mes de firmas de pólizas y otros trámites para, luego, firmar el acta de inicio y empezar un camino de 15 meses de estudios de factibilidad y estructuración legal y financiera. Y algo de experiencia ya se tiene: el ganador de la consultoría es la misma Unión Temporal que estuvo a cargo de la estructuración Regiotram de Occidente y de la que hacen parte firmas como Duran & Osorio abogados, que han estado detrás de la Primera Línea del Metro de Bogotá y de troncales de TransMilenio. El consorcio que quedó con la interventoría también tiene una de las firmas que dirigió el otro tren de cercanías.

Sin embargo, hay cierta preocupación de cara a la Covid-19 y a la cuarentena. “Habrá que ver cómo la pandemia nos afecte ese contrato. Uno de los estudios rigurosos que hay que hacer es el estudio ambiental y de nivel tráfico, que se deben levantar en periodos típicos, cuando la movilidad sea la normal para establecer, por ejemplo, qué cruces son complicados y cuáles son las cargas ambientales”, menciona Villamil.

Si al final, todo resulta sin mayores contratiempos, vendrá el reto de buscar financiación, el Conpes, la aprobación para la obra y luego el proceso de licitación y contratación. “Se verá cuánto aporta la Nación, Cundinamarca y Bogotá, el papel de las vigencias futuras, qué tipo de contrato será el mejor. Los estudios que firmamos esta semana justamente nos dirán los costos y nos mostrarán qué debemos hacer”, agrega Villamil. La participación de Bogotá en este tren es uno de los diferenciales con respecto al otro. En este momento, se está trabajando en una modificación al convenio del proyecto para que la capital entre a participar. Incluso, la alcaldesa Claudia López incluyó ambas líneas de tren en su plan de Gobierno y en lo que ha llamado el sistema de metro regional.

Que Bogotá se decida a participar del proyecto trae dos ventajas: una posible participación en la financiación y la integración física y tarifaria con otros sistemas de transporte masivo. En el apéndice técnico del convenio de Regiotram del Norte se habla de que la línea tendrá 15 estaciones y que, de estas, tres podrían tener conexión con TransMilenio. También se habla de una posible conexión con el otro tren y de implementar un sistema de alimentadores y conexiones subregionales en los municipios.

Otra de las ventajas que podría brindar este proyecto es la posibilidad de transportar carga. Cómo hacerlo es algo que también arrojarán los estudios.

Expertos en movilidad como Nicolás Rincón, director de la Maestría de Logística y Transporte de la Universidad Javeriana y phD en Ingeniería Civil de Transporte, aseguran que el impacto será positivo: “traería muchos beneficios, ambientales, de desarrollo urbano, disminuir y de disminuir congestión. Además, si se integra con el Metro de Bogotá, si se logra la extensión hasta la 100, ofrecería una alta capacidad de conexión con el centro ampliado. Y también puede ser una opción para disminuir el uso del vehículo particular al ofrecer un sistema férreo para las personas que viven y vivirán en el corredor Chía Zipaquirá que se movilizan a Bogotá”.

Regiotram de Occidente firmará inicio de obras en los próximos días

El primer tren de cercanías del país está a pocos días de firmar el acta de inicio de obras. Según explicó la gerente de la Empresa Férrea Regional, Jeimmy Villamil se tiene plazo hasta el 15 de mayo para suscribir el acta con la China Civil Engineering Construction Corporation (CCECC), encargada de su construcción y a Bogotá con Sabana Occidente, específicamente con los municipios de Facatativá, Madrid, Mosquera y Funza.

El plan, a partir de eso, es que el primer tren ruede en el año 2023 para conectar. Pero la pandemia pone en aprietos los primeros plazos. “Podemos tener algunas advertencias por parte del concesionario en demoras de ejecución debido a que el personal férreo viene de China y con las dificultades que ha puesto la pandemia en temas de vuelos y visas habrá dificultad para llegar al país”, afirma Villamil.

Este proyecto, aunque no contó con el apoyo de Bogotá cuando se estructuró, podría vincular a pasajeros de la capital con un sistema de subsidios. Esto está evaluándose entre la Alcaldía de Claudia López y el Ministerio de Transporte. “Bogotá se suma al Regiotram. Son cuatro objetivos claros: duplicar la capacidad de pasajeros, garantizar la conexión como sistema de transporte en la ciudad, analizar una alternativa en carga y conectarlo con el aeropuerto El Dorado”, enumeró López el 7 de enero, cuando se firmó el contrato de ese tren.

Ana Puentes – El Tiempo – En Twitter: @soypuentes

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