Parlamento de Francia autoriza matrimonio homosexual
Francia se convirtió en el décimo cuarto país del mundo que permite los matrimonios entre personas del mismo sexo, después de que los diputados adoptaran de forma definitiva la ley que así lo autoriza, en medio de una gran tensión provocada por las protestas de miles de ciudadanos en las calles.
A menos que lo impida el Consejo Constitucional, la ley será promulgada en las próximas semanas por el presidente francés, François Hollande, y las primera bodas homosexuales podrán tener lugar en pocos meses.
La primera de ellas ya se sabe que se celebrará en Montpellier (sureste de Francia) y contará con la presencia de destacadas figuras del Gobierno socialista.
La ley salió adelante con 331 votos a favor, esencialmente procedentes de los diputados de la izquierda que apoyan al Gobierno, frente a los 225 que se pronunciaron en contra, la mayor parte originarios de los bancos de la oposición conservadora. La jornada, en la que el presidente de la Asamblea Nacional, Claude Bartolone, tuvo que desalojar la tribuna de invitados por los incidentes provocados, reflejó la tensión de las últimas semanas, cuando los opositores a la legalización de las bodas homosexuales multiplicaron sus manifestaciones.
Casi un millar de policías se desplegaron en torno a la Asamblea Nacional para evitar ataques, mientras partidarios y detractores de la ley se daban cita en dos manifestaciones separadas no lejos del lugar.
Con la votación de hoy se pone fin a medio año de trámites parlamentarios para sacar adelante una de las promesas electorales de Hollande. Durante semanas, Francia ha aparecido como un país dividido en dos por la grieta del matrimonio homosexual, que la derecha ha convertido en uno de sus principales puntos de oposición.
La tensión política se ha trasladado a la calle, donde en los últimos días se ha vivido una creciente radicalización, con actos violentos, enfrentamientos con las fuerzas del orden y, según diversas asociaciones, un incremento de las acciones homófobas. El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, mostró hoy su confianza en que el final del debate parlamentario «acabe con estas polémicas absurdas» y todo el país se congratule de haber dado paso a un nuevo derecho.
«Hoy es un día histórico», afirmó la ministra francesa de Justicia, Christiane Taubira, madre intelectual del texto que considera como «el final de una discriminación».
Pero no parece que la derecha quiera enterrar el hacha de guerra, como augura el recurso ante el Constitucional, aunque todos los expertos le dan pocas opciones de éxito, lo que les deja como única salida protestar fuera de las instituciones.
En primer lugar en la calle, donde las asociaciones contrarias a la ley han asegurado que mantendrán la presión con nuevas manifestaciones, tras el éxito registrado en las convocadas hasta ahora.
El próximo día 5, víspera del primer aniversario de la elección de Hollande a la presidencia del país, han llamado a una nueva jornada de protesta y el 26 de mayo, día de la madre, a una gran manifestación en favor de la familia.
Al tiempo, muchos alcaldes conservadores ya han avisado que se negarán a casar a parejas del mismo sexo invocando la objeción de conciencia, mientras diputados de la derecha prometen acabar con la ley cuando vuelvan al poder.
La ley no recoge la posibilidad de las parejas de lesbianas de acudir a la fecundación artificial para tener hijos, una situación que el Gobierno pretende reglamentar conjuntamente para las parejas heterosexuales en una ley sobre la familia que será presentada próximamente.
Pese a ello, las asociaciones de homosexuales mostraron su satisfacción por el avance que supone el texto, catorce años después de que el Parlamento les permitiera convertirse en parejas de hecho.
Algunos diputados de izquierda compararon la ley con la abolición de la pena de muerte o la legalización del aborto. EFE
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