Por fin, definirán el futuro de megaobra que extiende TransMilenio hasta municipio del centro de Cundinamarca

La ampliación de la vía más importante de Bogotá sigue en el centro de la conversación, esta vez por una decisión que podría determinar si la obra sigue o se detiene definitivamente, si pasa esto último se advierte una demanda contra el Estado.

El paso elevado que se construye sobre la autopista Norte empieza a transformar el paisaje vial de Bogotá, mientras la obra avanza hacia su etapa final. Sin embargo, el proyecto aún enfrenta un obstáculo clave: la licencia ambiental.

La Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) convocó a una Audiencia Pública Ambiental para el proyecto “Accesos Norte Fase II, Unidades Funcionales 1 a 5”, liderado por la Concesionaria Ruta Bogotá Norte S. A. S.. La decisión responde a una solicitud ciudadana respaldada por más de cien personas y cuatro organizaciones ambientales sin ánimo de lucro.

Un corredor estratégico para el norte de la ciudad

El proyecto se desarrolla sobre la Autopista Norte, entre las calles 191 y 245, en las localidades de Usaquén y Suba, e incluye el mejoramiento, ampliación y mantenimiento de 5,8 kilómetros por calzada.

La intervención contempla la ampliación del corredor sobre el separador central, manteniendo los tres carriles actuales y sumando uno adicional para el transporte masivo. También prevé nuevas ciclorrutas, andenes y mejoras hidráulicas.

Con estas obras, se busca duplicar la capacidad del corredor —de seis a doce carriles—, incorporar un carril exclusivo para TransMilenio que colindará con Chía, construir retornos a desnivel, puentes peatonales y una segunda calzada en la carrera Séptima, además de optimizar la vía perimetral de Sopó.

Según la concesión, el proyecto podría reducir hasta en 45 minutos los tiempos de viaje, generar más de 35.000 empleos y compensar con la siembra de 100.000 árboles.

Fechas de la participación ciudadana

La Reunión Informativa se realizará el sábado 8 de noviembre, mientras que la Audiencia Pública Ambiental está programada para el sábado 29 de noviembre en la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito (carrera 45 #205-59).

Las personas interesadas en intervenir podrán inscribirse hasta el 25 de noviembre a través de los canales habilitados por la ANLA:

Estos espacios buscan garantizar la transparencia y el derecho a la participación ciudadana, permitiendo que la comunidad conozca los alcances del proyecto, resuelva inquietudes y presente observaciones que serán tenidas en cuenta durante el proceso de evaluación ambiental.

Un proyecto con historia detenida

Aunque fue adjudicado en 2021, el proyecto permanece en pausa. En diciembre del año pasado, la ANLA archivó la primera solicitud de licencia ambiental, argumentando que los estudios presentados por el concesionario eran insuficientes para determinar los impactos sobre los ecosistemas del sector.

El debate ambiental: ingeniería vs. ecosistema

El punto crítico no está en el presupuesto, sino en la ingeniería. El concesionario propone conectar los humedales del área mediante siete sifones de concreto armado (box culverts) que canalizarían el agua bajo la vía, incrementando la capacidad hidráulica de 9 a 113 m³. El diseño contempla elevar parcialmente la autopista para permitir el paso del agua y de la fauna.

No obstante, los ambientalistas consideran la propuesta riesgosa.

La Autonorte fue construida con tecnología de hace 60 años, y quieren repetir los mismos errores sobre un ecosistema que es el ojo de agua del río Torca”, afirma Lina Prieto, de la organización La Baronesa en entrevista con El Espectador.

Por su parte, Fernando Gómez Paiba, de la Fundación Natura Territorio y Paz, señaló en el mismo medio de comunicación que el proyecto es “sobredimensionado”, con rellenos que implican la tala del arbolado existente y una afectación severa sobre los humedales reconocidos como sitios Ramsar.

Por su parte, el gerente de la concesión, Juan Manuel Mariño, sostiene que se han hecho ajustes para minimizar los impactos. “Elevamos dos metros los box culverts para mejorar el paso de agua y fauna. Subirlos más sería inviable porque aumentaría el peso sobre el tubo madre que transporta el 50 % del agua proveniente de Tibitoc”, explicó a El Espectador.

Pese a las modificaciones, los grupos ambientalistas no están convencidos. Aseguran que los box culverts son estructuras rígidas que no reproducen la dinámica natural de los humedales y que los rellenos podrían incentivar actividades extractivas ilegales en municipios cercanos.

Un punto de tensión

La audiencia pública será el escenario donde confluyan las posiciones enfrentadas. Si la ANLA vuelve a negar la licencia, el concesionario advierte que no presentará una nueva solicitud y podría incluso demandar al Estado, pues el contrato fue adjudicado por la ANI, otra entidad nacional.

De ese desenlace dependerá no solo el futuro del proyecto, sino también el rumbo de la movilidad y la gestión ambiental en el norte de Bogotá y su conexión con Cundinamarca, en este caso con el municipio de Chía.

Foto: ANI

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