Más allá del relato: por qué las elecciones de juventud no son un triunfo de la derecha ni del gobierno
Los medios de comunicación han intentado instalar en la opinión pública nacional la idea de que los partidos políticos tradicionales fueron los grandes victoriosos en las pasadas elecciones a los Consejos Locales y Municipales de Juventud. Sin embargo, se puede demostrar que esta afirmación es, cuanto menos, cuestionable.
El pasado 19 de octubre se llevaron a cabo las elecciones a los consejos de juventud, las cuales son mecanismos autónomos de participación, concertación, vigilancia y control de la gestión pública, conformados por jóvenes de 14 a 28 años.
Es la segunda vez que se realizan, y en esta ocasión, los medios han difundido la tesis de que la derecha arrasó y que esto sería un indicador de lo que podría ocurrir en las elecciones de 2026. Si bien respaldan esta idea con cifras de votos por partidos políticos a nivel nacional y desagregadas por ciudades y localidades, parece haber una falta de rigurosidad en dichos análisis.
El primer aspecto a resaltar es la baja participación juvenil. De 11.702.436 jóvenes habilitados para votar, solo lo hicieron 1.501.311, lo que representa una abstención del 87.18%. Si bien hubo un aumento del 2.4% en comparación con hace cuatro años, la cifra de sufragantes es bastante limitada y difícilmente puede pretenderse que refleje la percepción de la gran mayoría de las y los jóvenes del país.
Un ejemplo claro es el Partido Liberal, el más votado a nivel nacional, con aproximadamente 148.000 votos. Al contrastar esta cifra con los cerca de 11.7 millones de jóvenes, el partido representaría a poco más del 0.1% del total. Y casos como el del Partido Conservador, Cambio Radical, el Partido de la U o la Colombia Humana tienen porcentajes mucho menores.
El segundo aspecto sobre la supuesta victoria de los partidos tradicionales es la naturaleza de la contienda. En estas elecciones confluyen listas de partidos políticos, listas independientes y listas de procesos organizativos sociales, y la distribución de curules no depende únicamente del número de votos, sino también del tipo de lista. Afirmar que los partidos tradicionales fueron los victoriosos resulta problemático cuando la suma de votos de las listas independientes y de procesos organizativos que reivindican políticas opuestas a las de estos partidos, sin lugar a dudas, los supera en conjunto. Sin embargo, es importante señalar una crítica a las y los jóvenes que se candidatizaron: la atomización de las listas. La decisión de ir separados y no promover la unidad y unificación, sin duda, fragmentó el voto y diluyó su potencial, a tal punto que algunas listas no consiguiesen curules.
Como último elemento a señalar, están las falencias en las garantías para la participación. De acuerdo con la Defensoría del pueblo, en varios municipios no hubo condiciones para una competencia limpia. Además de que varias alcaldías mediante resoluciones imposibilitaron hacer campaña en colegios y espacios públicos, y en muchos puestos de votación no se permitió la entrada a testigos electorales. Esto se suma a la falta de una reglamentación clara sobre los puestos de votación para menores de edad, lo que permitió que partidos con los suficientes recursos económicos y que así lo quisieran, trasladaran votantes de un puesto de votación a otro, inflando sus cifras de manera artificial.
Finalmente, es imposible ignorar el contexto nacional que desalienta la participación juvenil. Decisiones políticas de los gobiernos nacional, locales y departamentales continúan en detrimento de la juventud. Ejemplos hay muchos: más del 50% de los consejeros electos en 2021 renunciaron, no por capricho, sino por la falta de garantías y apoyo por parte de las alcaldías y gobernaciones, al punto de que en algunos territorios ni siquiera se les permitía sesionar. Mientras que a nivel nacional 2.6 millones los jóvenes que ni estudian ni trabajan, mientras el desempleo general ronda el 8.6%, el de los jóvenes se ubica en el 14.8%. 4 de cada 10 jóvenes no logran ingresar a la educación superior porque el Estado les cierra las puertas de las universidades públicas o porque no tienen capacidad económica para pagar una universidad privada. Y todo ello es consecuencia de la desprotección del aparato productivo, de la vigencia actual del TLC con EE.UU., de la desfinanciación de la educación pública y de la ciencia y tecnología, en el marco de las políticas neoliberales que todos los gobiernos han mantenido y profundizado sin excepción.
Frente a este panorama, la conclusión no es el supuesto fortalecimiento de los partidos tradicionales, sino la urgente necesidad de reorganización. Por eso, invito a los jóvenes a seguir organizándonos, a volver a participar en las calles, en los colegios y en las universidades. A ser críticos con los gobiernos de turno para que, por primera vez en Colombia, construyamos un gobierno y un Estado que no excluya a la juventud, sino que la convierta en protagonista de su propio destino.
Referencias
Defensoría pide acciones para blindar elecciones de Consejos de Juventud: 40 % de municipios tienen nivel de riesgo. (s. f.). Defensoria. Recuperado 22 de octubre de 2025, de https://www.defensoria.gov.co/-/defensor%C3%ADa-pide-acciones-para-blindar-elecciones-de-consejos-de-juventud-40-de-municipios-tienen-nivel-de-riesgo
Registraduria. (s. f.). Preguntas frecuentes Elecciones de consejos y municipales de juventud. https://share.google/iezgHY3dogHZN3q3L
Por Rodrigo Stiven Rojas



