Un adiós para Camilo Sesto
Por Guillermo Romero
Salamanca.
En marzo de 1985 el mítico Salón Rojo del Hotel Tequendama
de Bogotá se encontraba con el lleno completo. El empresario artístico Armín
Torres había anunciado la presentación de Camilo Sesto, uno de los cuatro
grandes baladistas de España.
“Es que después de Nino Bravo, Raphael y Julio Iglesias, se debe ubicar a Camilo Sesto”, decía Armín Torres mientras se pavoneaba en una rueda de prensa para anunciar la presencia del cantante, compositor y productor.
La jefe de prensa del evento, Vicky Cely, había enviado un boletín de prensa donde describía que Camilo había nacido el 16 de septiembre de 1946 y que había comenzado su vida artística cantando en el coro de la iglesia de su pueblo natal: Alcoy, en Alicante.
Decía también que Camilo había hecho de Jesús en la famosa ópera Jesucristo Superstar y que había exigido que Ángela Carrasco actuar en esa obra. Además, anunciaba que él mismo había sufragado los gastos para hacer la traducción respectiva al español.
Armín había traído a Colombia a figuras como Raphael, José José, Leonardo Favio y Sandro, e insistió en Antonio Prieto, aunque nunca pudo, pero ahora estaba contento con la contratación de Camilo Sesto.
Gloria Torres, una de las presidentes de los clubes de fans, dijo en la rueda de prensa que como Camilo Sesto no había dos. Decía que era un hombre de más de cien éxitos, que había estado en los primeros lugares de la Billboard durante varias semanas y que el primer disco de oro que había recibido en su vida fue en Argentina.
Se emocionaba al decir que los colores favoritos de Camilo
eran el rojo, el azul y el blanco.
Vicky Cely agregaba también que el astro había participado
en el Festival de la OTI en Brasil en 1973 y había ocupado el quinto lugar.
Decía, además, que les había escrito canciones a cantantes
como Miguel Bosé, Ángela Carrasco, Lucía Méndez, Manolo Otero, Lani Hall,
Audrey Landers, Sergio Fachelly, José José y decenas de vocalistas más.
Por su parte el programador de baladas, Jairo Ossa, que en paz descanse, aseveraba que al día por lo menos ponía unas 10 canciones de Camilo Sesto en la programación de Amor Estéreo de RCN Radio.
Ese día Vicky Cely reveló también que a Camilo Sesto le daba miedo cantar en las alturas de ciudades como La Paz y Bogotá.
Como dato curioso manifestó que había exigido que en el
camerino hubiera una canasta con frutas exóticas de Colombia, cajetillas de
cigarrillos Marlboro, pero que sólo bebía agua embotellada traída desde España.
Y es que Camilo ha sido bastante curioso en la vida. Gillette, por ejemplo, le pagó 50 mil dólares por cortarse la barba y los donó a un asilo de niños.
La canción que más se ha editado es “Vivir así es morir de
amor”. Ha cantado y grabado en español, italiano, alemán, portugués, inglés y
valenciano. El video del tema “Memorias” lo grabó en la NASA en 1976.
Participó en el rodaje ‘El flautista de Hamelin’,
protagonizada por Miguel Ríos.
En el 2013, fue víctima de un robo en su propia casa en
Madrid. Fue amordazado y amenazado con perder un dedo en caso de no revelar donde
guardaba sus pertenencias de valor. Perdió joyas de valor y más de 3 mil euros
aquel día.
Ese mismo año protagonizó un escándalo en un juzgado. Fue demandado por el productor Freddy Funesal luego de cancelar dos presentaciones en Panamá y El Salvador. Durante el juicio, el cantante se quedó profundamente dormido, casi a punto de caerse de la silla.
Esa noche de marzo de 1985, había mucha expectativa por la
primera aparición en público del cantante español Camilo Sesto en Bogotá.
Los asistentes esperaron hasta un poco más allá de la media
noche a que apareciera el vocalista y, de pronto, mandó a decir que no podía
cantar porque estaba afónico.
“Lo cierto es que el hombre se pasó de copas. La gente se indignó, como era lógico, fue hasta la policía, pero entonces, determiné pararme en la tarima y decirles a los asistentes que Camilo estaba sin voz, que él se excusaba, que se repetiría el concierto días después y les pagué las cuentas a todos”.
“Al día siguiente, nos reunimos en la suite del Hotel
Tequendama, ya calmados. Él se excusó y entonces reorganizamos la gira. Eso fue
algo apoteósico. Estuvimos en el hotel Tequendama, en Medellín, en Cali y en
Manizales. Desde ese día nos volvimos muy amigos. Fui varias veces a su casa en
Madrid y nos vimos en Nueva York. Es una pérdida lamentable para el mundo de la
música y sobre todo para la balada”, comentó Armín Torres.