Rumbo a Canoas: Recuperando la Memoria Histórica de Suacha

En el marco de la recuperación de la identidad y la memoria histórica del Municipio de Soacha, recientemente la Plataforma de Juventud y el Grupo Vigías del Patrimonio organizaron una salida al sector de Canoas y los restos del Tuso que se ubica en el costado sur occidental de Soacha.


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Inicialmente el recorrido estaba contemplado para realizarse al pictograma del Dios varón, que se encuentra en inmediaciones del barrio Altos de la Florida, en el cerro de las ‘Dos Tetas’, pero por cuestiones logísticas y de tiempo la ruta debió ser cambiada a Canoas y los restos del Tuso, lugar muy importante que contiene una gran cantidad de arte rupestre.

En el lugar de encuentro se reunieron 22 personas, incluyendo la compañía de dos auxiliares de la policía al mando del patrullero Fabián Ortega, quien colaboró con la gestión de un bus para llegar rápidamente al punto de partida en el sector de Canoas. El recorrido inició a las 9am con una temperatura aproximada a los 20 grados y con un cielo parcialmente despejado; el ascenso por la cadena de ondulaciones o colinas que componen el paisaje del sector se llevó a cabo con total normalidad (pues es en las partes altas donde se ubican los pictogramas).

“Durante este ascenso encontramos posibles abrigos rocosos que sirvieron a nuestros antepasados de vivienda o para apaciguar las condiciones climatológicas del momento y algunas piedras que contienen gran variedad de pictogramas de formas diversas y en su mayoría compuestos de líneas Zigzagueantes. Desde los lugares elevados de la cadena montañosa, al costado occidental, se podía divisar parte de la sabana de Bogotá; hacia el norte la acelerada expansión urbana de Soacha y en el oriente el contaminado embalse del Muña que contrasta con el fulgor verdoso del paisaje rural, que hace parte integrante del municipio de Sibaté.

Una vez estando en lo mas alto de las ondulaciones y habiendo observado piedras con pictogramas y los abrigos rocosos, proseguimos a descender por el lado opuesto del ascenso, llegando a un sector denominado como ‘La piedra del confieso’ cuya vegetación circundante cambia a una de aspecto más verde como tupido y la temperatura es más fría, pues es ahí donde comienza el sistema bosque de niebla que conforma el parque Boquemonte, poco conocido en la población, lugar muy apropiado para descansar y contemplar el silencioso paisaje que invita a la meditación.

Dejando ‘La piedra del confieso’ y siguiendo el recorrido entre densos pastizales, desde la lejanía se comenzaba a observar las ruinas del Tuso, aquel lugar que otrora fuera un asentamiento de Indios y lugar de adoración, el cual con la llegada de los españoles no perdió su connotación de adoratorio, pero sí su significado, pues parece que llegaron nuevos Dioses a apropiarse del lugar y consigo trajeron adoradores de otras latitudes. Se construyó entonces una capilla a modo de santuario, aunque poca sería la duración de esta por el abandono de la población que residía en el lugar; entre los motivos están: en el siglo XVII se secaron las pequeñas fuentes hídricas que probablemente abastecían el lugar de agua y con la “sequía” llegó una epidemia de viruela (enfermedad que trajeron los europeos a América entre muchos otros males) que pudo mermar la población que habitó aquella planicie y que por lo tanto decidió ir a las proximidades de Soacha.

Habiendo llegado al Tuso recibimos una serie de reflexiones sobre el lugar y su pasado, después se compartió un poco con el grupo dentro de las ruinas; desde la pequeña planicie del Tuso se puede observar claramente el corregimiento de El Charquito que se compone de un alto número de disipados agrupamientos de casas, corregimiento que también es atravesado por la contaminada agua del río Bogotá. En la vista hacia El Charquito se vislumbra la arquitectura de la vieja hidroeléctrica cuya creación fue en el año de 1900, construcción que proveyó de energía eléctrica a Soacha y Bogotá.

Posteriormente finalizamos el recorrido caminando a las inmediaciones del embalse del Muña. Allí en una pequeña e improvisada carpa, un gentil hombre nos dio agua para mitigar los impactos de la extenuante pero gratificante jornada, la pausa nos sirvió para retomar ganas y llegar a la autopista sur a tomar la flota que nos llevaría de regreso a Soacha, autobús que de nuevo fue gestionado por los auxiliares de la policía; el recorrido terminó entonces a las 4 de la tarde.

Para finalizar, agradecemos el apoyo de la Policía Nacional esperando contar con su ayuda en próximos recorridos, al grupo Vigías del patrimonio Soacha y al grupo Identidad, memoria y territorio de Plataforma de Juventud de Soacha, desde el cual se lleva a cabo un proceso abierto de recuperación de la historia del municipio, con el fin de generar espacios de participación en todos los sectores sociales y promover dentro del Plan de Desarrollo la necesidad de generar políticas públicas que defiendan nuestro patrimonio cultural”.

Crónica enviada por la Plataforma de Juventud y el Grupo Vigías del Patrimonio

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