En Soacha se apoya eliminar la estratificación

La propuesta de eliminar el sistema de estratos socioeconómicos que opera en Colombia desde hace más de 30 años y que clasifica a la población como rica o pobre según el lugar donde viva, es un tema que los ciudadanos de Soacha apoyan y que ven como una posibilidad de lograr equidad y justicia social.


Desde que en diciembre pasado se conoció el contenido del libro ‘Aglomeración y condiciones de vida en Bogotá’, publicado por la Secretaría Distrital de Planeación, cuyo autor es el catedrático y asesor de la entidad, Jorge Iván González, hubo diferentes reacciones especialmente en el tema de la relación entre la aglomeración y el territorio.

El autor, entre otras cosas, hace un análisis sobre los avalúos, la estratificación, los precios del suelo y la segregación. La estratificación, explica el libro, “se ha convertido en un mecanismo perverso de segregación y se debería eliminar como instrumento de política pública. En lugar de tener como referencia el estrato, las decisiones de política pública deberían guiarse por el avalúo, que en Bogotá se ha actualizado de manera sistemática y se acerca bastante al precio comercial”.

Pero la propuesta de eliminar la estratificación se extendió a todo el país. El argumento principal es que ésta ha venido fortaleciendo una situación de segmentación y segregación de las ciudades entre estratos altos y bajos, y por la forma como se clasifica a la población, está generando inequidad, exclusión y estigmatización.

La estratificación lo que hace es identificar las características de las viviendas y su entorno para clasificarlas en seis estratos. En el 1 están las de peor calidad y en el 6, las mejores. El modelo supone que las personas que quedan en los estratos altos (5 y 6) tienen la mayor capacidad de pago y las de los más bajos (1 y 2), la menor.

Con ese presupuesto, el país estableció un sistema de subsidios cruzados para cobrar los servicios públicos, en el que a quienes pertenecen a los estratos 1 y 2 se les subsidian las tarifas y a los de 5 y 6 se les cobran sobretasas para ayudar a los primeros. Con el tiempo, este instrumento se comenzó a utilizar para cobrar el impuesto predial y para focalizar todo tipo de inversiones sociales.

Para el secretario Distrital de Planeación, Gerardo Ardila, “el desmonte de este sistema es absolutamente necesario si queremos ingresar en un proceso de paz con otras condiciones. La estratificación no responde al mapa de necesidades para la asignación de subsidios”.

Los habitantes del municipio de Soacha, ciudad donde la clasificación socioeconómica oscila entre uno y tres, predominando los dos primeros estratos, se mostraron de acuerdo con eliminar esta figura que lo único que hace es marcar más la brecha entre ricos y pobres.

“Sin duda sería bueno porque no se marcaría tanto la diferencia entre el lugar donde uno viva como pobre y el sitio donde residan quienes cuentan con más recursos”, dijo Antonio Salazar, residente en la comuna uno.

“En principio me parece bueno. Sin embargo hay que mirar qué va a pasar con el tema de los subsidios para los servicios públicos porque recordemos que para el caso de Bogotá y otras ciudades, los estratos altos son los que subsidian a los bajos”, señaló Karime Muñoz, residente en la comuna seis.

Aunque muchos consideran que la estratificación es la puerta de la segregación, una marca social y un sello que excluye a las personas por el lugar donde viven, otros piensan que el gobierno debe actuar con prudencia. Estos últimos insisten en que la estratificación mantiene temas como los subsidios cruzados, en los que los estratos más altos subsidian a los más bajos para poder llevarles servicios. “Si no hay una metodología que reemplace los estratos, se podría encarecer la calidad de vida de las personas que reciben subsidios”.

Lo cierto es que la polémica está abierta y en una ciudad como Soacha, donde predomina el estrato uno y dos, habría que analizar muy bien qué sistema se utilizaría para que los más pobres no resulten pagando más por los servicios públicos domiciliarios que reciben.

Apoyos:
Secretaría Distrital de Planeación, El Tiempo y Nuevo Siglo

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