La incapacidad de actuar en Soacha contrasta con la decisión de recuperar el espacio público en Bogotá
El operativo ordenado por el alcalde de Bogotá para recuperar el espacio público de un sector de la calle 72, es una fiel muestra de la decisión de las autoridades que contrasta con lo que ha venido pasando en Soacha, en donde los vendedores informales aumentan aceleradamente en las calles de la ciudad.
En el gobierno de Nemocón avanzó el problema de una forma exagerada, pese a los mentirosos anuncios que desde el comienzo se hicieron. Hay que recordar que en marzo de 2012 se propuso convertir la plaza de mercado en un Centro de Ventas Populares para ubicar allí a los vendedores informales de la calle 13, pero pasaron los cuatro años de gobierno y nada se hizo.
Posteriormente, en julio de 2014, se socializó el plan de reubicación de los vendedores ambulantes de la calle 13 y la Cra 7 y se presentó una propuesta que involucraba a las Secretarías de Gobierno y Planeación, a través de la Dirección de Desarrollo Económico, consistente en reubicar inicialmente a 140 vendedores que vivieran en Soacha, en un terreno de 14 mil metros cuadrados al lado del Portal de Casalinda en San Mateo, pero igual que la anterior propuesta, todo quedó en promesas.
Las propuestas no pasaron de ser una falsa expectativa y contrario a lo que muchos creyeron, la presencia de vendedores en las calles se incrementó hasta el punto que los invasores del espacio público llegaron a escasos dos metros de la alcaldía.
“Lo que creo es que en Soacha hay miedo por parte de las autoridades y han dejado crecer tanto el problema que cada día se hace más difícil pensar en sacarlos”, sostuvo Juan Carlos Corredor, residente de la comuna dos.
Pero muchos habitantes del municipio consideran que lo que falta en la ciudad es decisión. El ejemplo lo puso Bogotá en la mañana de este miércoles, cuando apenas transcurría el día 27 del actual periodo de gobierno, el alcalde Enrique Peñalosa ordenó un operativo para desalojar del espacio público a más de 300 vendedores informales y ambulantes, en un operativo encabezado por la Policía y el Distrito, con resultados contundentes.
La pregunta es, ¿si Bogotá tomó la decisión de sacar en apenas unas horas a más de 300 vendedores de las calles, por qué en cuatro años le quedó grande a Soacha despejar vías como la calle 13, cuando la cifra es menor?
La respuesta que muchos consideran acertada es falta de voluntad política y miedo. “Pues como a Nemocón le quedó grande, ojalá al profe Eleázar no. Es cierto que ellos tienen derecho a trabajar, pero todos los ciudadanos tenemos derecho a caminar y a disfrutar de un ambiente sano en las calles”, sostuvo Enrique Alvarado, residente en Quintas de la laguna.
Cabe resaltar que en el caso de Bogotá, la alcaldía hizo una campaña con los vendedores informales de la calle 72 para ofrecerles alternativas de reubicación, de la mano del Ipes. Un porcentaje de los vendedores no aceptaron la propuesta, pero la decisión de las autoridades fue contundente.
“Ojalá en Soacha tengan esa decisión y veamos vías como la calle 13, la 30 de San Mateo, la séptima y la calle 15 en el sur oriente, libres de vendedores”, finalizó Cecilia Ortiz, habitante de la comuna seis.
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