Así nos ven

Después de haber tenido que someterme a una intervención quirúrgica, que me impidió por algún tiempo desarrollar mis actividades, vuelvo hoy a la palestra, pero en realidad sin mayor conocimiento de lo sucedido en mi terruño, pues la cirugía se efectuó precisamente en los ojos y la información por hechos importantes en Colombia solo la tuve a raíz de los resultados de las elecciones, a través de la prensa.


Así las cosas, EL PAIS, primer periódico español, editado en la capital, bajo el título «UN TOQUE DE ATENCION» señaló en su editorial del 11 de marzo lo siguiente:

«Las elecciones legislativas celebradas el domingo en Colombia han vuelto a dar la mayoría a la coalición de partidos que sostienen a Juan Manuel Santos. Para el presidente colombiano, se trata de un respaldo a las negociaciones de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), su más preciada bandera política. Pero Santos ha evitado, con buen criterio, el triunfalismo: los comicios son, también, un toque de atención al mandatario.

De entrada, el santismo ha perdido la mayoría absoluta en la crucial Cámara del Senado. Ahí se va a encontrar al expresidente Álvaro Uribe, antiguo aliado y ahora rival, convertido en el líder de la oposición. Su nuevo partido, el Centro Democrático, se estrena como la segunda fuerza más votada, después del Partido de La U, la formación de Santos, y por encima de los otros miembros de la coalición gubernamental.

Los más de dos millones de votos recabados por Uribe, a la cabeza de una lista cerrada y a pesar de una serie de limitaciones administrativas, confirman la popularidad que sigue arrastrando el expresidente e indican que el diálogo con las FARC, que Uribe deplora por considerarlo precipitado y poco transparente, suscita en la población más reservas de lo que el Gobierno quiere hacer creer. Otro dato abunda en esa tesis: a pesar de la insistencia oficial en que el Congreso resultante será el encargado de legislar los acuerdos que se suscriban eventualmente con la guerrilla en La Habana, el 56% de los votantes se quedó en casa, la abstención más alta desde 1994. El Gobierno que ha mostrado a veces cierta arrogancia frente a quienes cuestionan legítimamente el diálogo, haría bien en tomar nota.

Está claro que Santos, que buscará su reelección en las presidenciales del 25 de mayo, mantiene el control del Congreso, pero ahora tendrá que armar nuevas alianzas para impulsar sus iniciativas. Cuenta para ello con una izquierda cada vez más exigua y un Partido Conservador de lealtades divididas y convertido en bisagra.
El presidente ha hecho un llamamiento a Uribe para dejar de lado la acritud que envenena desde hace cuatro años las relaciones entre quienes formaron un sólido equipo de Gobierno, que logró sacar a Colombia del marasmo político y económico. Un acercamiento sería sin duda una muestra de responsabilidad política y el mejor regalo para los colombianos, que necesitan unas fuerzas democráticas unidas a esta etapa crucial».

Hasta aquí la opinión del editorialista de EL PAIS, el primer diario español, pero creo que, también vale la pena transcribir la opinión de M: A: Bastenier, columnista del mismo diario español, quien en la edición del 12 de marzo y en la página 8, con el título SENADOR URIBE, expresó lo siguiente:

«En Colombia la política no se crea, ni se destruye, se transforma como si fuera carne de su carne y sangre de su sangre. Por eso la interpretación de resultados electorales tiene, hay quien dice con cursilería suprema, varias lecturas, de manera que más de una formación puede declararse satisfecha e incluso vencedora.

Las legislativas del pasado domingo han sido el primer round del enfrentamiento entre el presidente Santos y su antecesor y hoy encarnizado adversario, Álvaro Uribe Vélez, primer exmandatario en la historia colombiana que se recicla como senador. El santo definitivo tendrá lugar en la primera vuelta de las presidenciales, el próximo 25 de mayo, para las que Uribe ha tenido que delegar por imperativo constitucional en un sucedáneo, Óscar Iván Zuluaga, que, aunque estimable profesional, solo se hace sombra a sí mismo.

El Centro Democrático, creado por el expresidente, ha conseguido la segunda mayor votación del país, tras el partido de la U de Santos, y 19 escaños en el Senado, aunque sus mejores allegados esperaban no menos de 30. Pero hay que valorar que Uribe ha sido capaz de arrastrar a una mayoría de desconocidos en lista cerrada y acopiar dos millones de votos. Todo ello obligará al presidente a tener en cuenta al exmandatario en la negociación de un proceso de paz que combate con una inquina de proporciones hispánicas, porque considera a su sucesor reo de lesa traición a su persona y a Colombia. El presidente puede, sin embargo, proclamarse justamente vencedor porque, con los tres partidos de su cuerda, la U, Liberal y Cambio Radical, ganan en votos y escaños en ambas cámaras, y aunque en el Senado con 47 bancas pierde la mayoría absoluta -de 52-, le bastará el respaldo de una fracción de los conservadores para dominar la situación, en tanto que en la Cámara baja le sale la claque hasta por las orejas. Los partidos colombianos son de goma y su dirigencia, sin excluir plenamente a la izquierda, procede de una misma clase social, que funda partidos de ideología liberal-conservadora solo cambiándoles el nombre.
Los abismos, como entre Santos y Uribe, están personalizados. Y en estas legislativas resultan especialmente importantes porque han elegido el Congreso que deberá, si llega el caso, aprobar los acuerdos con la guerrilla y, dado que el Senado se vota por circunscripción única y nacional, es el que hay que tener en cuenta, en contraste con la cámara donde el cacicazgo, la maquinaria de los partidos y las regalías de Bogotá -mermelada en colombiano contemporáneo- pueden ser decisivos.

En las urnas se han enfrentado dos narrativas: la de un proceso de paz demasiado prolongado, con altibajos, en el que las FARC parecen no siempre entender que les interesa firmar con Santos, contra el mensaje duro y cristalino de Uribe: ganar la guerra para imponer la paz; estilista contra fajador. Por eso, Santos salió el domingo bien librado».

Hasta aquí lo anunciado. En cuanto a Soacha, como siempre: salvadores, paracaidistas y mensajeros permanentes de la vieja política y, estoy seguro, pasando algunos días, nuevos nominadores de empleados en la Alcaldía Municipal que el Alcalde designará en forma inmediata, porque para eso y, nada más, ha sido nombrado, pues los problemas latentes, desde años atrás, se le pueden dejar al que venga, porque de eso ya se está hablando con un senador que quiere mucho a Soacha y en la campaña prometió que hará de nuestro Municipio, la capital de Cundinamarca, pues hasta estuvo observando lotes para el edificio donde funcionará la Asamblea y dependencias gubernativas.

joseignaciogalarza@yahoo.es

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