Cazafantasmas dicen que en Soacha hay casos paranormales

A los bogotanos Camilo y Diego Díaz, quienes crecieron y viven en Cali, se les ocurrió abrir una agencia de turismo que ofrece planes para ‘cazar’ fantasmas. En su primera salida estuvieron acompañados por John Barrera y Julieth Arredondo, investigadores paranormales que contaron historias fantásticas ocurridas en una casa de Soacha


La agencia de viajes creada por Camilo y Diego se denomina Arenna, la misma que comenzó a promover visitas a un colegio de Versalles, en el norte del Valle del Cauca, donde se escuchan ruidos en los cuartos que permanecen con candado, cerca de la capilla o hasta sentir el roce de alguna mano extraña.

Ese lugar, donde las historias de los abuelos hablan de que allí dos niños de menos de 10 años habrían muerto ahogados en un tanque, era un orfanato y luego fue un internado, hasta convertirse hoy en un plantel estudiantil.

Este es el sitio que la agencia de viajes promovió dentro de un paquete de turismo paranormal, una nueva tendencia que se ha fortalecido con hoteles alrededor del mundo, donde el principal atractivo es dejarse asustar, sentir que la adrenalina se eleva con el miedo y fascinarse, a la vez, con quienes estudian y hacen que los espíritus se dejen capturar en imágenes y se manifiesten físicamente.

Camilo y Diego abrieron la agencia desde agosto pasado para hacer este año una primera visita a los ‘espantos’ del antiguo orfanato de Versalles con una pareja de esposos que se han dedicado popularmente a la ‘caza de fantasmas’ en Cundinamarca y en otras zonas del país como en Armero, desaparecido por la erupción del volcán nevado del Ruiz en aquel 13 de noviembre de 1985.

Ellos son John Barrera y Julieth Arredondo, investigadores paranormales. Son lo que en Estados Unidos fueron entre los 50 y los 70, Ed y Lorraine Warren, en quienes se inspiró la película El conjuro y que fueron reconocidos por haber fundado la Sociedad de Investigación Psíquica de Nueva Inglaterra y escrito numerosos libros sobre casas embrujadas como lo estaría el viejo orfanato del norte vallecaucano.

Camilo Díaz contó que el viaje se realizó en la noche del 30 de mayo con 10 personas. Para ello, el bogotano pidió en marzo el permiso a la rectoría del colegio, que se lo concedió.

Los esposos Barrera-Arredondo dictaron inicialmente a su llegada al colegio una conferencia sobre los fenómenos paranormales y dieron algunas recomendaciones a los asistentes sobre protección de los espíritus o entidades, como lo explicó la pareja.

Ese paquete incluyó transporte en microbús desde Cali hasta Versalles y una cena para luego esperar que avanzara la noche (entre 10:00 y 3:00 de la mañana porque es la hora propicia en la que los espíritus se manifiestan) y empezar a recorrer las instalaciones del colegio.

Barrera, bogotano, de 31 años, dijo que es un parapsicólogo, médium y ocultista que está en este campo para explicar el porqué de estas experiencias que van más allá de todo raciocinio desde hace unos 14 años.

Su esposa, de 21 años, es psíquica, quien desde los 9 puede sentir la presencia de energías que emanan las entidades para luego pintar retratos de ellos. “Recuerdo de niña cuando estaba en mi casa y sentía una presencia que tumbaba algunas cosas de las repisas”, dijo Julieth.

Ambos son parte del grupo Expediente Paranormal Colombia, constituido hace cinco años con el ingeniero de grabación Carlos Daniel Somogyi, encargado de los equipos en video y audio que registran los entes, y con otro ocultista cuyo nombre se omite por petición de Barrera.

El parapsicólogo anotó que desde que era pequeño mostró interés en este tipo de fenómenos, como también lo manifestó Camilo Díaz. “Yo tenía 9 años. Mis papás y mis hermanos vivíamos en una casa del barrio Colseguros, en el sur de Cali, donde en sitios donde estaba solo me susurraban mi nombre. Dijeron que en esa casa una persona se suicidó cortándose las venas”, dijo Díaz.

“En mi caso, tenía 14 años. Mi casa estaba en Bogotá y sentí que me observaban. El cuarto estaba apagado y luego tenía mucho frío, no como el que uno está acostumbrado. Luego sentí como si alguien se sentara en la cama y me tocó una pierna. De inmediato salté y encendí la luz”, comentó Barrera, quien en sus años como investigador ha hecho limpieza en decenas de casas encantadas.

“Recuerdo que en Soacha, una familia no entraba a un cuarto donde vivió un hombre que se volvió solitario. No salía ni al baño y puso una escalera por fuera de la ventana para evitar tener contacto adentro de la casa con sus familiares.

Después de que murió por una enfermedad hepática, la casa tuvo una energía pesada y nos buscaron para determinar la presencia de la entidad”, añadió el parapsicólogo.
Narró que en una casa del sur de Bogotá, otro espíritu, al parecer, maligno, había debilitado a una mujer que habitaba en la vivienda. “Cuando los dueños quisieron remodelarla nos buscaron para hacer una limpieza; ese espíritu habría poseído a la mujer que luego fue liberada”, expresó Barrera.

“Esto no es superchería. Nuestro trabajo es científico, pero buscamos ver los dos lados de la moneda”, sostuvo el ‘cazafantasmas’.

Entre tanto, los cuidadores del colegio de Versalles aseguraron que siguen compartiendo el plantel con aquellos seres invisibles que no se habrían atrevido a ir al más allá que tanto asusta, pero que encanta a quienes ahora se concentran en hacer turismo paranormal.

Uno de ellos sintió cuando hacía una de sus tradicionales rondas por los oscuros corredores de elevados arcos que alguien le puso la mano en el pecho.

La experiencia empezó en el aula máxima del colegio. Allí con las luces completamente apagadas se inició la sesión con equipos que habían traído los esposos Barrera Arredondo. Cada uno de los ‘turistas paranormales’ tomó esos instrumentos, uno de los cuales era similar a un radioteléfono, solo que encendía una luz que parpadeaba a medida que el interlocutor hacía preguntas.

También se utilizaron varillas de radiestesia para detectar la presencia de los espíritus en determinado lugar que giraban de un lado a otro.

“Es cuestión de creer. Lo que yo percibí es que las varillas se movieron hacia atrás cuando se preguntó dónde estaban los espíritus y si nos harían daño”, dijo uno de los asistentes.

A las 4:30 de la mañana, cuando la oscuridad fue más densa, los turistas, curiosos en su mayoría, terminaron el recorrido, mientras el cuidador del turno de la noche en el plantel solo se quedó como acostumbra en el pórtico cerca al poste de luz. Dijo que prefiere no permanecer adentro por mucho tiempo en esa oscuridad tenebrosa.

Fuente: El Tiempo Cali

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