Domótica, estrategia de ahorro
Más que un concepto y una inversión de hogares sofisticados, la domótica se ha convertido en un estilo de vida.
El término proviene del latín domus, añadiéndole el final de la palabra «informática» y, según explica la propia Real Academia Española de la Lengua, es el «conjunto de sistemas que automatizan las diferentes instalaciones de una vivienda«.
El principal objetivo de estas tecnologías es la mejora de la calidad de vida incrementando la comodidad de los residentes de las viviendas, sin embargo, últimamente se está imponiendo como una tendencia en el mundo de la ecología.
Ya sea por el ahorro económico, la obligatoriedad gubernamental o por la mentalidad ecológica, la verdad es que cada vez más empresas y particulares optan por los sistemas automáticos de control de los edificios. Como explican en el manual difundido por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), titulado ‘Cómo ahorrar energía instalando domótica en su vivienda, aprovechando mejor los recursos naturales, se puede reducir la factura energética mientras se gana en confort y seguridad.
Y es que la domótica se puede implementar en distintos ámbitos del hogar. Desde los típicos controladores de la calefacción hasta sistemas de gestión del agua, iluminación, gas o incluso sistemas automáticos de persianas y toldos basados en sensores de incidencia solar y temperatura. Todos ellos para conseguir ahorrar agua, gas y, sobre todo, electricidad. De hecho, según los datos manejados por el IDAE, se puede llegar a ahorrar más del 50 por ciento del consumo eléctrico de un hogar en función de múltiples variables. De ahí que, en muchas ocasiones la domótica no se observe como un gasto a la hora de realizar una reforma en la vivienda, sino como una verdadera inversión de futuro.
Fuente: Muy interesante – Foto: ciencuadras
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