El guardaespaldas de estudiantes y trabajadores está en Soacha

Anderson Rodríguez, un habitante de la comuna seis de Soacha, acompaña a los transeúntes en horas de la mañana y de la noche para evitar que estos sean víctimas de la delincuencia que azota el sector.


Anderson es un joven de 18 años que ha vivido toda su vida en Soacha. Actualmente reside en el barrio La Esperanza ubicado en la comuna seis del municipio. Su creatividad le permitió pensar en una manera de ayudar a la gente que llega tarde a sus casas, o que por el contrario, salen muy temprano, acompañándolos en su bicicleta hasta la autopista sur o viceversa, porque según él, “los delincuentes no le hacen nada porque ya lo conocen”.

Paula Parra, habitante de la comuna, cuenta: “Yo llamo a Anderson para que me recoja cuando llego muy tarde de trabajar; me gusta que me acompañe porque me siento segura y además se me hace más corto el trayecto porque nos venimos charlando”.

Anderson vive con su hermana y su abuelo porque cuenta que cuando nació, su padre se fue y su madre, por ser tan joven y al verse sola, decidió darle la custodia a sus padres para que se hicieran cargo de él, luego nació su hermana y también se fue a vivir con ellos. Cuando estaba en octavo grado, tuvo que retirarse del colegio porque sintió que debía ayudar a su abuelo en los gastos de la casa.

Anderson, ¿Por qué considera usted que las personas lo contactan para que las acompañe?

Principalmente por la ola de delincuencia común que hay en la zona. Muchas personas me han contado que han sido víctimas de atracos, tanto con arma blanca como con revólver; entonces la idea de volver a ser víctima de estos asaltantes los aterra. Por otro lado la compañía, pues debe ser muy aburridor andar ese trayecto solo, y además con miedo.

¿Cuándo toma la decisión de acompañar a las personas en el trayecto de sus casas a la autopista y viceversa?

Anteriormente manejaba un bicitaxi pero desde la llegada de Transmilenio y las rutas que ahora llevan a las personas hasta la estación de San Mateo, el negocio dejó de funcionar y ya casi nadie requiere de ese servicio; así que me vi obligado a cambiar de estrategia para poder seguir acompañando a la gente, que aún prefiere caminar hasta la autopista, y también ganar algo de dinero para mi sostenimiento diario.

¿Cómo lo contactan las personas?

Como antes manejaba el bicitaxi, en ocasiones le di mi número celular a las personas para estar pendiente y bajar por ellos a recogerlos a la autopista o pasar por ellos a sus casas. Ahora es casi lo mismo y las personas que ya me tenían como contacto me escriben por Whatsapp o me llaman y me dicen a qué hora debo salir por ellos.

¿Es lucrativo para usted acompañar a las personas en ese trayecto?

Se puede decir que sí, la verdad aunque necesito el dinero, lo que más me gusta de esto es acompañar a la gente porque ellos me consideran como alguien amable y amigable y de cierta manera me brindan su amistad. Yo me hago más o menos $10.000 diarios y eso me alcanza para lo que necesito, pero lo que más me satisface es saber que la gente confía en mí y se sienten seguros con mi compañía.

¿Por qué acompaña a las personas en bicicleta?

La verdad no sé, puede ser porque esta bicicleta es una parte de mí. La tengo desde hace 5 años y le he metido mucha plata. Le tengo mucho cariño, pues en ella me han pasado muchas cosas. La que más recuerdo es una ocasión en la que casi me mato en la autopista porque la guaya de los frenos se rompió y como iba a una alta velocidad me estrellé con un bus que estaba detenido. Por fortuna puse la espalda y me cubrí la cara y el torso para que el golpe no fuera tan duro.

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