Esfera Pública 2.0: Navegando los Retos y Oportunidades de los Medios Digitales

El concepto de “esfera pública” fue inicialmente acuñado por el filósofo Jürgen Habermas en 1962 para referirse al espacio de debate e interacción social en el que los ciudadanos privados se reúnen como público para deliberar racionalmente sobre temas de interés común.

Originalmente esto ocurría en ámbitos físicos como cafés, plazas o mediante publicaciones impresas. Sin embargo, el advenimiento de internet y las redes sociales dio pie a la transformación de dicho concepto.

Así nace el término “Esfera Pública 2.0” para describir al ecosistema de medios digitales, redes sociales y plataformas online, donde ahora ocurre esa participación de la ciudadanía sobre los asuntos públicos.

En este artículo analizaremos algunas oportunidades que abre esta nueva esfera de opinión basada en plataformas digitales, para luego abordar sus principales riesgos y desafíos, finalmente explorando posibles formas de regulación que maximicen sus beneficios.

Oportunidades de la participación digital

La esfera pública digital presenta varias mejoras en términos de accesibilidad, transparencia, y pluralidad de voces en comparación con los medios tradicionales. Veamos algunos aspectos beneficiosos de esta tendencia.

Acceso, transparencia y pluralidad

A diferencia de la televisión, la radio, y los periódicos antaño controlados por unos pocos conglomerados mediáticos, internet permite tanto producir como acceder a información que está distribuida entre millones de sitios web impulsados por compañías, asociaciones sin fines de lucro, blogueros independientes, y usuarios privados de redes sociales.

Esto se traduce en contenidos más diversos y plurales, sin las limitaciones derivadas de intereses políticos o comerciales que solían dominar la palestra en los medios tradicionales como la TV y la radio.

Asimismo, la inmediatez de las publicaciones y transmisiones en vivo vía streaming dotan a la ciudadanía de datos en tiempo real sobre eventos, discursos, y hechos relevantes, sin depender únicamente de los reportes e interpretaciones editadas después del hecho.

De acuerdo a datos recopilados por el sitio web Statista, en 2022 existen más de 5,000 millones de usuarios únicos de internet en el mundo. Es decir, la mayor parte de la población mundial está conectada con esta esfera pública digital.

Nuevas formas de activismo social

Los entornos digitales han permitido también la consolidación de movimientos sociales que logran convocar a millones para sus causas de forma rápida y descentralizada.

Uno de los ejemplos más notables es el movimiento MeToo que tuvo lugar en el 2017 y que se originó por la viralización en redes sociales del hashtag #MeToo.

Gracias a su difusión masiva en Twitter e Instagram, consiguieron situar el tema en la palestra de la opinión pública global.

De igual forma grupos ambientalistas, antirracistas, y otros que promueven la defensa de los derechos humanos y civiles han logrado transmitir sus mensajes a grandes audiencias a través de las redes sociales y, como resultado, han podido coordinar los esfuerzos de la ciudadanía en defensa de las causas que promueven y defienden.

Innovación tecnológica

Finalmente, no podemos ignorar los propios avances técnicos subyacentes que expanden las fronteras de esta nueva esfera pública gracias a la innovación constante.

Desde aplicaciones de inteligencia artificial que filtran y personalizan contenidos relevantes para cada persona o la analítica de macrodatos para modelar preferencias, hasta la realidad virtual que sumerge a los usuarios en experiencias informativas inmersivas; seguimos apenas vislumbrando el potencial total de esta transformación.

Incluso la industria del entretenimiento ha sufrido cambios drásticos gracias a la innovación que trajo consigo la era digital. Sectores previamente confinados a los espacios físicos como la industria del juego y el azar son ahora pioneros en promover el uso de la tecnología para fines de esparcimiento. Si vives en Chile, la web bonusfinder.cl es un ejemplo en lo que respecta a esta tendencia.

Riesgos y efectos adversos de la V2.0 de las esferas sociales

No obstante, así como esta esfera pública digital abre nuevas posibilidades de participación, también acarrea varios efectos no deseados, como los siguientes.

Desinformación y noticias falsas

Quizás el más evidente es la desinformación derivada precisamente de esa sobreabundancia de fuentes no verificadas. Esto ha facilitado la proliferación de páginas webs, videos, y memes falsos que transmiten rumores, teorías conspirativas, y propaganda disfrazada de contenido periodístico.

Fenómenos como la desinformación sobre fraudes electorales, movimientos antivacunas, o negacionistas del cambio climático se han visto claramente potenciados por su viralidad digital.

Un análisis de NewsGuard en 2022 estimó que al menos el 20% de los videos que se presentan como resultados de búsqueda para temas importantes del acontecer global contienen elementos de desinformación.

Burbujas de filtro y cámaras de eco

Los usuarios suelen agruparse en comunidades digitales junto a personas de ideas afines, sin exponerse a visiones contrarias.

Esto fomenta opiniones grupales extremas y homogéneas que refuerzan posturas y sesgos existentes sin cuestionarlos. Esto profundiza la polarización política y social debido a la ausencia de perspectivas contrarias que promuevan el pensamiento crítico.

Manipulación y explotación de datos personales

Por último, la masividad de las redes sociales las ha convertido en poderosas herramientas para modelar la opinión pública según intereses particulares, muchas veces sin el consentimiento de los usuarios.

Gigantes tecnológicos y empresas de esta industria recolectan enormes volúmenes de datos personales para crear perfiles psicográficos y luego personalizar los contenidos o publicidad que ven millones de personas. Así moldean su visión sobre políticas públicas, salud, consumo, y otras áreas clave.

Regulación de la Esfera Pública 2.0

Ante este panorama surgen un par de propuestas que buscan mitigar las facetas negativas de la participación digital y la esfera pública 2.0.

Alfabetización digital ciudadana

Varios gobiernos ya trabajan para que los ciudadanos desarrollen la habilidad de distinguir entre webs y perfiles veraces de información de aquellos que propagan desinformación o teorías no sustentadas. Así se busca generar audiencias más críticas y analíticas frente al contenido en línea.

Marco legal sobre uso de datos

También es urgente actualizar las normas de privacidad y protección de datos en el entorno digital. Por ejemplo, la Unión Europea aprobó en 2018 el Reglamento General de Protección de Datos, que entre varios puntos, obliga a las empresas tecnológicas a informar a los usuarios sobre la extracción y procesamiento de sus datos personales. Otros países están siguiendo esta senda para prevenir abusos.

Para cerrar

Como hemos analizado, la innovación en los medios digitales ha dado paso a una esfera pública más plural e interconectada que brinda amplias posibilidades de participación para los ciudadanos. Sin embargo, al mismo tiempo, enfrenta varios retos como la desinformación, la polarización de ideas, y el uso ilícito de datos personales.

Equilibrar estos aspectos y maximizar el potencial democratizador de los medios digitales es tarea de todos. Una ciudadanía informada y activa junto a políticas públicas actualizadas nos ayudarán como sociedad a navegar las complejidades de esta nueva esfera de debate e interacción para construir un mundo digital más justo y equitativo.

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