Examinan posible “conejo” por contrato minero en Cerro Matoso

La mina de Cerro Matoso está en la mira del país por las dudas surgidas alrededor de un contrato que ampliaría, hasta el 2029, la explotación de níquel por parte de la multinacional BHP Billinton.


A propósito de este problema y del debate que se ha suscitado en el Congreso de la República por el presunto “conejo” que se haría el país por causa del contrato con la multinacional, así como del aviso de que esta tendría vía libre para seguir la explotación del mineral hasta el 2029, dos profesores de la Facultad de Minas reflexionan sobre el problema minero en Colombia y resaltan este caso.

El profesor Antonio Romero, director del Parque Tecnológico de la Minería de la Facultad de Minas, expresa: “Si se suspendiera el proyecto hoy, Colombia no estaría en condiciones como país de formular una propuesta alternativa. Sin embargo, está en condiciones para negociar una mejor participación en la explotación de la mina. Ahora hay unas condiciones favorables para hacerlo, se cuenta con el personal técnico en Colombia que requeriría la compañía. Pero los grados de inversión que requiere un proyecto de esta magnitud son relativamente altos y en el país no hay el capital suficiente”.

No obstante, aclara que lo que sí puede hacerse es formar consorcios con participación de empresas nacionales: “Lo que estamos proponiendo es que se favorezca la participación de colombianos o de capital nacional y que se trabaje junto con el capital extranjero”.

Por otra parte, el docente e investigador Jorge León Pérez afirma: “no ha habido transparencias ni claridad en la información. Este es un proyecto que lleva treinta años en el país y se gestó con el Gobierno en una época en la que había grandes dificultades y no era el mejor momento. De hecho, se firmó con unas condiciones muy generosas y benévolas por parte de los Gobiernos, que han sido muy malos negociantes”.

Además del impulso mediático que se ganó Cerro Matoso con la declaración del ministro de Minas, Mauricio Cárdenas, por la supuesta extensión del contrato, la revista Semana ya había publicado un especial en el que evidenciaba la pobreza de los pueblos cercanos a la mina.

“Somos unos negociadores entreguistas, y no solamente en esto. Hemos regalado la riqueza del país sin que queden culpables. Es casi como seguir entregándoles el oro a los españoles tal como hace 500 años. Por ejemplo, ¿qué desarrollo presenta la región de Montelíbano después de treinta años de beneficiar a una multinacional? Ninguno. Yo considero que, por sostener una buena imagen internacional, no podemos seguir cediendo la riqueza del país”, manifiesta el profesor Pérez.

Y el profesor Romero agrega: “esta compañía tiene unas condiciones técnicas adecuadas. Ha cometido errores, pero los ha subsanado. Sin embargo, es necesario hacer un buen negocio con esta empresa, pues se tiene que crear un espacio en el que no solo haya ventajas para esta, sino también para el país y para las comunidades. La culpa ha sido de nosotros, por corrupción y por incapacidades. Somos los colombianos los culpables de haber entregado los recursos”.

La “locomotora minera”, explican los docentes, explota los recursos y termina simplemente exportando materias primas sin industrializar la región. Según ellos, es necesario que las regalías se vean reflejadas en el fortalecimiento de empresas en las comunidades, que, de alguna manera, compensen el recurso explotado.

“Debemos llegar a un punto tal que, sin afectar la rentabilidad de las empresas, se siembre riqueza para el futuro. Se deben crear empresas que fortalezcan la región, así estaríamos compensando la riqueza extraída. Responsabilidad social es permitir que los territorios generen riqueza y compensen lo que se extrajo de los recursos naturales”, destaca Romero.

Los docentes son conscientes y precisan que sería un error dejar de explotar la mina, pero insisten en que es necesario establecer mesas de trabajo y comisiones de alta inteligencia para descifrar un camino y un replanteamiento.

“Ya hemos entregado la mina treinta años, ¿cómo quieren que sean treinta más?”, concluye el profesor Pérez.

Fuente: Unimedios

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