Fábrica metalúrgica pone en riesgo viviendas del sector La Isla de Compartir

Grietas en paredes, techos y suelos, emisiones de sustancias contaminantes, ruidos excesivos y otras dificultades más, son las principales problemáticas que viven hoy los habitantes de este sector de la comuna uno, que desde hace algunos años se ven expuestos a los perjuicios que, según ellos, ha propiciado esta empresa que se ubica justo detrás de sus casas.


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De acuerdo a lo manifestado por la comunidad, los daños en sus viviendas y el deterioro de su salud se han originado a partir de la ilegalidad en la que, aseguran, se encuentra esta fábrica, teniendo en cuenta que la empresa está en un sector residencial, y que dentro del lugar no se cumplen las más mínimas reglas de seguridad industrial, a propósito de la forma como los trabajadores realizan el procesamiento del material con el que fabrican varillas, láminas y otros elementos metalúrgicos.

“Tenemos un problema grave con el agrietamiento de las viviendas, las emisiones de hollín y las actividades propias que desarrolla esta empresa. Ahí se dedican a la fabricación y producción de varillas y otros elementos metalúrgicos, pero desde hace aproximadamente cuatro años ocurrió una explosión en el lugar que causó daños serios en varias casas. Desde entonces se empezaron a agrietar las paredes, los suelos y los techos”, explicó Gladys Rojas, habitante de La Isla en Compartir.

“La casa de mi mamá está construida justo detrás de esa fábrica y resulta que las paredes se están abriendo mucho, por lo cual estamos en un riesgo permanente, sobre todo en la alcoba de atrás y en la cocina. Los pisos, las paredes y los techos están agrietados y ya se están cayendo a pedazos. Eso es algo que me preocupa, porque mi mamá es una persona de la tercera edad que vive sola, por lo tanto si le llegase a pasar algo nadie me va a responder. Hemos intentado dialogar varias veces con la dueña de la fábrica, pero ella no ha hecho caso a los llamados que le hemos hecho, e incluso asegura que no tiene nada que ver con este daño que nos está causando”, expresó Luz Marina Benavides, habitante de La Isla.

Con base en lo manifestado por la comunidad, la grúa utilizada dentro la empresa para el movimiento de los materiales que se procesan produce vibraciones que causan gran impacto, el cual según lo explicado, es la causa de los daños que sufren las estructuras de las casas del sector. Por otra parte, haciendo mención a la explosión sucedida hace cuatro años, esta se presentó el 19 de mayo del año 2008, en una emergencia que dejó dos muertos: Alirio Alonso Noa, Gerente de la fábrica ene se entonces, y Luis Ponte, uno de los empleados.

El anterior antecedente es el argumento de los habitantes de La Isla para encender las alarmas, teniendo en cuenta que como hace cuatro años, hay situaciones de riesgo que se evidencian precisamente en los problemas que viven en la actualidad. No obstante, aunque hay demandas por las acciones de la empresa y los perjuicios causados a la comunidad, aún no se ha logrado resultado alguno de la petición para que esta industria sea retirada.

“Llevamos más de quince años con el problema de la fábrica que funciona donde antiguamente quedaban unas bodegas abandonadas. El uso de estos terrenos nos ha deteriorado las casas que están agrietadas y con un año considerable. Adicionalmente nos estamos llenando de enfermedades, no sólo por las emisiones de la empresa, sino por el ruido que produce con sus actividades. En varias ocasiones hemos intentado dialogar con la dueña de la fábrica, pero ella no nos ha respondido y por el contrario hoy nos damos cuenta de cómo está la situación. En varias ocasiones se han hecho cartas, denuncias, advertencias y otras acciones más, pero hasta el momento nada ha servido. Esperamos que nos presten atención antes de que ocurra una tragedia como la de la hace cuatro años”, concluyó Jorge Roa, vecino de La Isla.

Periodismo Público.com intentó dialogar con la empresa ‘Laminados JAB SAS’, señalada por la comunidad de La Isla en Compartir de ser la responsable de los perjuicios causados en sus viviendas; sin embargo, en el momento en que se acudió a la fábrica, no fue posible hablar con ninguna persona.

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