Grupo Ladrillo verde cumple 5 años mejorando casas en Bogotá y Soacha

El mejoramiento de viviendas comenzó en julio de 2013 en los Altos del Divino Niño, un barrio de la localidad de Ciudad Bolívar de Bogotá. Luego se extendió a la zona de Altos de Cazuca en Soacha, donde se ha apoyado a familias vulnerables para que vivan en condiciones dignas.


Mejora-vivienda-Ladrillo-Verde-Soacha
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El primer camión, conducido por Rafael Salazar, arribó a los Altos del Divino Niño, un barrio de la localidad de Ciudad Bolívar de Bogotá, en julio del 2013. No serían las cinco de la mañana cuando se comenzaron a descargar los 4 mil ladrillos que llegaban para la primera familia que deseaba cambiar sus latas, tablas, trozos de cartón y poli sombras por material.

Así se inició el Programa de Mejoramiento de Vivienda del Grupo Ladrillo Verde, compuesto por las ladrilleras coguanas Ovíndoli, Tablegres y Gredos.

Han sido 5 años de permanente labor. Otras localidades como Bosa, Usme, Usaquén, Engativá, Fontibón y Rafael Uribe Uribe también han recibido la donación de material. Luego se extendió a Soacha, sobre todo a la zona de Altos de Cazuca, donde se ha llegado a barrios como El Progreso, La Isla, Rincón del Lago, San Antonio, Florida, Ciudadela Sucre, Corintios, El Roble, El Oasis y La Esperanza.

Dentro de los favorecidos están vendedores ambulantes, transportadores, auxiliares de construcción, empleadas domésticas, cocineras, meseras, vigilantes y conductores. Personas que han llegado a esta parte del país huyendo de la violencia, la persecución política, el desempleo o diferentes factores económicos.

Rodrigo, un desplazado que llegó a Ciudad Bolívar después de trasegar por el Caquetá, el Huila y Tolima, encontró un lugar donde habitar con su familia, compuesta por 11 personas en un lote en los Altos de la Colina. Allí vivió por varios meses debajo de unos plásticos hasta cuando aparecieron las ayudas del Grupo Ladrillo Verde y de unos benefactores de Suiza, como Marcel Dousse y Mónica Dousse.
Hoy vive en una casa de material, con tres habitaciones, cocina, baño y sala y comedor.

Blanca llegó de Santander y encontró refugio y esperanza en un “rancho” que ella misma fabricó con palos, plásticos y unas tejas rotas que consiguió a precios económicos. Hoy goza de un mejoramiento que le da abrigo a ella, a sus dos hijas y a sus nietos.

Paola y su mamá tenían una casa con piso en tierra y otros pedazos en pasto. Para bañarse era toda una odisea porque tenían que traer el agua desde 4 calles más arriba y no contaban con alcantarillado, además. Hoy disponen de una remodelación de su casa y una nueva vida.

Diana sufrió la violencia del país y de su natal Tolima y trasegó por varios municipios hasta encontrar su residencia en Soacha. Hoy sus paredes son de ladrillo y ya combate más fácilmente el frío.

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