La ambición del poder no tiene límites
Se calienta la campaña política en Soacha y comienzan todas las jugadas que utilizan quienes tienen ansia y ambición de poder, y más por estos días que se definen los avales para los diferentes cargos de elección popular.
Pero sin duda lo que más llama la atención es la lucha por la Alcaldía de Soacha que ya
comienza a coger forma y a definir quiénes realmente tienen opción de llegar al
primer cargo del municipio. A tres meses y medio de las elecciones y
aun sin avales definidos, la baraja de precandidatos se redujo a cuatro o cinco nombres que empiezan a
medir fuerzas, pero que algunos de ellos ya empiezan a mostrar lo que están dispuestos a hacer para llegar
al poder.
Soacha no puede seguir dependiendo de la ambición de caciques
departamentales y nacionales para entregar avales a su antojo y de acuerdo
a sus intereses politiqueros. No es correcto que el nombre del candidato de un
partido sea escogido por alguien que ni
si quiera conoce el municipio.
La voluntad de los
directorios o comités municipales se debe respetar, sumado a las decisiones
que se tomen en las asambleas de las mismas colectividades. Equivóquense o no, son determinaciones de personas que viven y conocen el territorio, no
de magnates y caciques politiqueros que sólo actúan como leones hambrientos con
ganas de más poder.
Ojalá el pueblo de Soacha no pierda la memoria para recordar que esos que quieren hoy imponer
su voluntad desde instancias departamentales y nacionales, en elecciones
pasadas vinieron al municipio a pedir
votos con la promesa de ayudar a solucionar la problemática que cada día es
más delicada en la ciudad. Pero esas promesas resultaron falsas porque a
hoy ninguno
de esos senadores y representantes han volteado a mirar a Soacha.
Si hoy que la campaña apenas comienza y ya se ve una frenética lucha por los avales que los entregan como si se tratara de trofeos valiosos que unos pocos pueden
manipular a su antojo, cómo será en la recta final de este ejercicio que no pinta nada bien en Soacha. La guerra
fratricida que se ve en algunos casos es ejemplo
de la ambición, ignorancia y corrupción que campea en la clase política del
municipio. Y aquí no se libran muchos,
porque pareciera que la consigna no es salvarse a sí mismo, sino hundir al otro.
Lamentablemente algunos que se creen dioses en la política,
sin conocer de ella, no han hecho más que atravesarse en otras campañas y valerse
de cuanta artimaña exista con tal de quitar al otro, una vieja forma
de corrupción que ha imperado en Soacha
desde tiempos inmemoriales, pero que en vez de olvidarse se arraiga con el paso
de los días.
Tratar de conseguir el mayor número de avales a favor de un
candidato es sano y respetable,
pero lo que es reprochable es valerse de
artimañas y métodos antiéticos para alcanzarlo y de paso hacerle daño al
otro y conseguir ese respaldo a costa de lo que sea.
Hay personajes dedicados sólo a torpedear los procesos políticos
y ponerles la zancadilla a algunos aspirantes porque ellos no fueron los escogidos,
o simplemente porque su jefe político del orden departamental o nacional tiene
otros intereses y su deseo es imponer el candidato para que le haga la tarea, o
como dice Álvaro Uribe, le cuide sus “huevitos”.
Y no es para menos. Soacha es la mina, es la gallinita de
los huevos de oro, no por el presupuesto porque es irrisorio, sino por el
elevado número de votos que se
pueden manipular desde el ejercicio del poder, además de la cantidad de puestos
que las diferentes instituciones públicas tienen para pagar favores y, por qué
no, obtener recursos extras fruto de la cantidad de empleos que manejan ciertos
personajes.
Aún no mencionamos
nombres porque sólo hay un par de avales definidos, y quizá esta semana
se concreten los demás, pero en esta lucha sin cuartel se demuestra que el
poder corrompe e inyecta veneno a
quienes lo ejercen.
La ambición de poder
no tiene límites y poco a poco va contagiando a quienes lideran procesos
hasta que se enceguecen y pasan por
encima de quien sea, incluso de aquellos que han trabajado hombro a hombro con
ellos.
Ojalá el electorado entienda que el voto es sagrado, que es una decisión personal que no se vende ni se compra, y que si se hace
a conciencia, quizá el municipio comience a cambiar.
La decisión está en manos de cada uno de los votantes,
porque de nada serviría denunciar y sacar a la luz pública hechos y métodos de
corrupción practicados por algunos, si
el ciudadano de a pie persiste en vender su conciencia. Castiguemos a los corruptos y no permitamos
que la ambición de poder termine por enceguecer a quienes manejan el municipio
a su antojo y sigan manipulando avales para
imponer nombres que les garantice hacer la tarea con el fin de continuar gobernando
y aplastando al pueblo sin piedad.
3 thoughts on “La ambición del poder no tiene límites”
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Una pregunta quién es el intelectual que escribe en periodismo público???? Este mediocre editorialista, que se ufana de anticorripto pero que siempre vive de las migajas que le da el gobernante de turno, al diario dónde escribe y cómo todo Mamerto envenenado siempre cabalgando con el nombre de Álvaro Uribe Vélez. Periodista mediocre
Señor, recuerda la acuñada frase en Soacha y Cundinamarca: «Mucho cacique y muy poco indio»? Esta realidad se hace patente y cierta en toda época preelectoral en la que cada «líder» pone sus condiciones.
Totalmente de acuerdo con esta editorial, no podemos seguir los soachunos dejando que los representantes y algunos arrodillados de soacha nos impongan nuestros candidatos, debe de haber un consenso interno en los comités o resoluciones para que se haga respetar las autonomías municipales, como lo hizo en su momento el Comité de ASI en soacha, cumpliendo con todo el proceso o parámetros de selección de candidato a la alcaldia. ojala que de aqui en adelante se cambie esa mala forma de imposición y a soacha se respete de verdad.