La honda de David: Consideraciones sobre el Voto en Blanco

Voy a romper mi silencio periodístico colocado a un lado debido al ejercicio literario, porque la realidad me obliga a ciertas aclaraciones.


Existen varias razones que en mi caso particular, para el tema Alcaldía de Soacha, me vienen animando a sufragar en las elecciones del próximo 30 de octubre con la opción número 14, es decir la que concierne al Voto en Blanco. Sin embargo, antes de exponer razones que ya he dado a conocer al interior del Movimiento Autoridades Indígenas de Colombia – Aico y oralmente a muchas personas de este municipio, quisiera aclarar ante la Opinión Pública que, aun cuando se me reconoce como el promotor del Voto en blanco en el municipio, no he sido quien ha creado el par de cuentas que en la red Social Facebook ya comienzan a expresarse de distintas formas sobre sus posiciones particulares frente al proceso electoral que se avecina; ellos son soachavotaenblanco@hotmail.com y lomismo_nojodas_voteenblanco@hotmail.com. A ambas las he aceptado, quizás como lo vienen haciendo de manera masiva tanto los participantes en la contienda, como lo seguidores de las campañas y curiosos que quieren saber sobre este mecanismo de participación ciudadana creado por nuestra Constitución política y reformado reciente y favorablemente al darle la posibilidad de repetir un proceso electoral, sólo con la mayoría simple y no con la absoluta, como tocaba anteriormente; es decir, que si el candidato Equis, obtiene N votos, y resulta ganador entre los personajes participantes, con sólo un voto más por encima de él que obtenga la opción Voto en Blanco, se tiene que repetir la elección y no pueden participar ninguno de los candidatos que se hayan presentado en dicho proceso. Cabe destacar lo que dice un estudio de la Pontificia Universidad Javeriana sobre la dinámica de los Votos en Blanco: “El voto en blanco es considerado como la expresión política de disentimiento o inconformidad con la oferta política, es decir con las propuestas y candidatos en contienda, es así como un numero significativo de votos en blanco cuestiona la legitimidad y representatividad de los candidatos en una elección, mientras que un escaso numero de votos en blanco podría interpretarse como la aceptación de los candidatos y sus propuestas, pero igualmente con bajos niveles de conciencia política o desconocimiento del voto en blanco como herramienta de expresión ciudadana.” (1). También dar a conocer que la cifra ha venido en aumento desde que se creó esta figura válida expresada por quienes están cansados de la politiquería y la corrupción que nos estigmatiza a todos quienes habitamos a este lado de la capital del país.

Ahora sí, entremos a las razones que me mueven a considerar la opción Voto en Blanco para la elección de Alcalde en Soacha el venidero 30 de octubre.

Luego de la desaparición de más de 60 movimientos o partidos políticos en los últimos seis años, y con apenas 12 opciones de participación sin los riesgos que ocasiona la inscripción por firmas de un Movimiento Significativo de Ciudadanos, es ilógico que algunos candidatos se hagan reservar por vías de dudosa legitimidad más de un partido y mucho más absurdo que se lleguen a conseguir de forma antidemocrática más de dos avales, como sucede con uno de los candidatos aspirantes; quien, si consideramos el porcentaje que significan tres partidos en apenas doce subsistentes, se reservó un 25% de las vías democráticas permitidas. Para que no queden dudas de lo aquí expuesto me refiero al candidato Nemocón, quien consiguió primero que le fuese reservado el aval de la Alianza Social Independiente (Asi); luego obtuvo el segundo en la consulta, que como quiera que sea, amplia y suficientemente ganó en la disputa interna del Partido de la U, realizada el 29 de mayo pasado; y finalmente, el Partido Liberal de manera grotesca desconoce a un número plural de ciudadanos aspirantes y le concede a escasas horas del cierre de inscripciones de candidaturas el suyo y adhiere a su campaña. Todo ello le permitió no solamente armar 3 listas para el Concejo municipal (57 aspirantes en total), y las respectivas listas para las Juntas Administradoras Locales por los tres partidos; sino dejar por fuera a más de veinte candidatos al Concejo nada más en esta agrupación proselitista, quienes muy seguramente eran adeptos a otras campañas o independientes que no lo consideraban su candidato. Eso en el juego político, visto unilateralmente, es tolerable.

El caso de Saldarriaga no es excepcional, también logró hacerse a dos movimientos políticos, como lo son el PIN y el MIO, lo que viene a significar una reserva de casi un 17% del producto colocado en la subasta pública. Aquí vale la pena destacar que este par de candidatos, quienes aprendieron de sus antecesores sus prácticas astutas tan propias de nuestra forma de hacer y entender lo que fue concebido como un noble servicio en función del bienestar colectivo, tienen entre los dos más de un 40% del pastel que tras la vitrina se asoma. Para quienes están acostumbrados a ver a la política desde el escenario en donde cobra con mayor fuerza el precepto de Nicolás Maquiavelo que el fin justifica los medios y abandonan todos los principios morales y éticos, mi apreciación puede resultar un tanto ingenua, pero si analizamos el trasfondo de sus discursos, lo que queda sin piso es precisamente su valor conceptual, cuando se habla de transparencia, honestidad, inclusión social, justicia, seguridad, participación y confianza, pues todos esos valores quedan en meros discursos que en la balanza de la equidad, resultan abominables por el cinismo que llevan intrínsecos.

Ahora bien, por el lado de la familia Ramírez, ambos resultan un desperdicio de sabiduría social, pues si se valora su experiencia en la cosa pública, es para que ésta se aprovechara en escenarios mucho más altos del concierto nacional, máxime cuando la mayoría de sus seguidores vienen esperando la oportunidad de sentarse al volante del municipio. Varias son las familias que sirven de ejemplo en el escenario regional, las cuales tienen en cada corporación a uno de sus parientes y demuestran qué es saber ser un clan exitoso, debido a la solidaridad y el respeto; pero en Soacha lamentablemente, hoy como hace más de 20 años, seguimos teniendo un cacicazgo que en cuanto a su capacidad de trabajo, mis respetos, porque son lo que en el argot sociológico se conoce como animales políticos; pero en cuanto a su visión, misión y proyección, parecieran que desconocen las dinámicas, las coyunturas o lo que encierran los compromisos y la lealtad. Muchas heridas aún sin sanar y quién sabe cuántos traumas infantiles o juveniles hay en ese par de hermanos, quienes ya llegaron a viejos y no han establecido alianzas confiables entre ellos, con el agravante que si cualquiera de los dos, o los dos juntos, quieren tener de su lado a Betty, la fea realidad se les presenta como el cuervo ya crecido, pues tienen que pagar la fianza o póliza de algo más de 200 millones que le tocó a ella adquirir para registrarse por firmas, ya que no consiguió un aval por más que cacareó en uno y otro partido, y enfrentar o soportar cierta arrogancia, prepotencia y arribismo con apariencia de dignidad con los cuales pide espacio.

Los tres juntos, al lado de Milton, quien se sometió a una consulta en el Partido Conservador y traicionó tanto la voluntad a sus adeptos, como a sus adversarios y adhirió a última hora la candidatura de Fernando Ramírez o de Cambio Radical, llegan a sumar algo más del 33% de lo que está en juego, lo que quiere decir que los candidatos o partidos Polo, Verde, Mira y Aico, les queda apeas un 27%, algo así como un 7% de posibilidades para cada uno, lo que no les permite pensar en un triunfo en particular; eso en plata blanca viene a ser, o se unen a quienes representan un pasado lleno de desaciertos y responsables del caos en el que se encuentra el municipio, o al continuismo y la profundización de las políticas excluyentes que han caracterizado a la actual administración.

Vista así la situación, han sido invitados a una fiesta pero no van a bailar en la sala principal ni van a sentarse a la mesa, y aunque suene duro, les tocará bailar en el traspatio y comer el menú de los sirvientes, pues no hay cama para tanta gente.

Yo creo que si eso es para los actores principales, qué se espera para los de reparto, o lo que es peor, qué le queda a ese pueblo que como un público pasivo espera que se les tenga verdaderamente en cuenta. Pobre de mi Soacha. Pero, ojo, porque la suma de Votos en Blanco, Votos no marcados y Votos Nulos, si se unen en torno a la opción que cobra verdadera validez, es decir la del Voto en Blanco, puede superarlos y darle dignidad a este pueblo, y una lección contundente a una clase política que sólo piensa en que es gracias a los factores económicos que se alcanza el poder. Eso sin contar con ese 50% del potencial electoral representado en ciudadanos que no creen en los discursos y el la propaganda electoral, y son numerosos los líderes que al ser excluidos de las listas amañadas lo vienen promoviendo.

El triunfo del Voto en Blanco no sólo permitiría barajar de nuevo y presentar unos candidatos con igualdad de condiciones, sino que les haría reflexionar en lo sucesivo sobre las formas de hacer política. Yo no inscribí su candidatura, primero porque no me interesa cobrar por esa voluntad ajena tan cargada de inconformismo y dolor, lo cual sería hacer parte de algo que adverso; y segundo, porque me parece también abominable y antidemocrático el comportamiento del Estado colombiano, el cual en su Constitución Política habla de un Estado Participativo, Social y de Derecho y en la práctica funge tan Representativo en su funcionamiento y represivo en su accionar, como hace más de un siglo, pues por un lado les deja en las manos de los dueños del poder político y económico la voluntad de permitir la participación en los procesos electorales y por el otro cobra onerosas sumas por el atrevimiento a candidatizarse con el respaldo popular mediante la recolección de firmas, si no se superan los porcentajes de votos requeridos. Por ello prefiero estar de lado de quienes sabiéndose excluidos de la burocracia, prefieren expresarse con dignidad y buscan el bienestar colectivo de su terruño con propuestas que ayudan en la construcción de esa armonía social tan anhelada.

1 La Registraduría Nacional de Estado Civil define el voto en blanco como “la expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad, es un voto valido y como tal debe ser computado”. Tomado de: Glosario electoral http://www.registraduria. gov.co/-Glosario-electoral.

Bueno y como siempre me piden que muestre algo de mi literatura, ahí les dejo en una de las formas clásicas y más rigurosas del bello arte de las Letras, en mi:

SONETO ELECTORAL

VERDE, me pongo y rechazo todo

CAMBIO RADICAL, que no en mi corazón

CONSERVADOR, alcance algún recodo;

LIBERAL soy, de pensamiento y razón

ASI como guardo mi amor, entrego

U oferto todo mi conocimiento;

MIO es el territorio, que con apego

MIRA mi vida, cuando siento y pienso

POLO de mis voluntades es Soacha

PIN de mi existir su hoy y su mañana

MosAICO o dueño soy de esta muchacha

FIRME POR SOACHA ha sido mi consigna

AFRO es mi tesón, y el dolor me afana;

VOTO EN BLANCO, junto a mi gente digna.

David Esguerra Tache

Septiembre 7 de 2011.

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