La malsana costumbre de echarle la culpa a todo y a todos, en lugar de asumir las responsabilidades individuales

Es tal vez una de las tantas causas o razones de mayor consideración e influencia para que se dé el actual estado de pobreza y atraso en las grandes mayorías del planeta, incluyendo la violencia, y el municipio de Soacha no ha sido ajeno al curso de la historia, se encuentra inmerso en dicha situación, máxime si tenemos en cuenta las caóticas circunstancias socio-económicas en las que ha arribado la mayor parte de familias, quienes por esas obvias razones se ven obligadas a buscar opciones en la escogencia tanto del lugar de hábitat, como de la mejor opción para desarrollar el proyecto de vida individual y de familia, buscando encontrar facilidades en acceso a trabajo, estudio y en general a todos los bienes y servicios que conforman un mínimo estándar en la calidad de vida, (todos buscamos eso).


Desde tiempos remotos ha llegado al municipio una inmensa cantidad de colombianos, procedentes de diversas regiones de nuestro territorio en estado de absoluta pobreza, llegando algunos de ellos a buscar oportunidades de trabajo, dada la ola de industrialización de los años cincuenta (50) en la sabana de Bogotá, siendo Soacha sino el más, tal vez uno de los más beneficiados por el asentamiento de un elevado número de considerables empresas y la misma práctica agrícola a gran escala que se venía proveyendo de décadas atrás, como también la violencia generalizada del último siglo en toda Colombia, aceleró de manera indiscriminada y por demás desbordada el crecimiento anómalo del municipio, llegando hoy a ubicarnos como una de las diez ciudades más grandes del país, posicionándose a la vez entre las que sobresale por sus complicaciones en todos los ámbitos de dificultades socio-económicas, en criminalidad y violencia .

La inmensa y constante afluencia de compatriotas de escasos y medianos recursos lleva a la construcción de una ciudad sin la más mínima planeación, con toda la problemática acumulada durante treinta y muchos más años, puesto que cada quien hizo o construyó su vivienda al libre albedrio, se planeaba a distancia y acorde a intereses políticos o particulares, esa trascendental tarea se realizaba desde la Gobernación de Cundinamarca, sin que existiese quien defendiera o quisiera lo mejor para la ciudad, Soacha no tenía doliente; se construyeron los barrios en terrenos ilegales o producto de invasión, incluso en zonas de alto riesgo, sin ningún tipo de infraestructura, estructura y menos de supra-estructura.

Con toda esa pasmosa aglomeración de problemas, que aunados a la multiplicidad de hábitos, costumbres y culturas de quienes han venido al municipio, adicionándole la descomunal suma de necesidades básicas insatisfechas, generan una completa y peligrosa bomba social de muy difícil o casi imposible solución, que crece día a día, por tanto ha quedado en el imaginario del pueblo colombiano que Soacha es una excelente posibilidad de progreso para los más necesitados, sin que exista consciencia o conocimiento de la real situación de extrema pobreza en la que viven las grandes mayorías por múltiples y conocidas motivaciones en la municipalidad.

Hoy los colombianos debemos ser consecuentes con la información recibida por canales o medios irresponsables, en los que se informa erróneamente, colocando a la municipalidad de Soacha como la mejor opción para quienes se encuentren en deficitarias condiciones socio-económicas en cualquier lugar del país para que opten por trasladarse a nuestro territorio en búsqueda de oportunidades.

A su llegada se enfrentan a una cruda realidad, la mayor parte de gentes de origen campesino, tienen muy reducidas opciones en tanto de inmediato muchos se ven inmersos en cordones de miseria, lugares en los que así sean de invasión, lo ínfimo que debe hacerse, es pago de servicios, transporte, adquirir los elementos básicos de la canasta familiar, con el agravante de no estar capacitados para desarrollar ningún tipo de trabajo citadino, pues lo único que saben hacer son labores de campo, cerrándoseles cualquier posibilidad de vida con disminución drástica y dramática de posibilidades en la consecución de los recursos mínimos de subsistencia y aún más difícil para poder desarrollar cualquier proyecto de vida, pues el poco dinero que algunos pudieren haber traído, se lo gastan(ron) muy rápido “En menos de lo que canta un gallo”, ingresando de ipso-facto a la lista de los absolutamente pobres o más necesitados.

Visto y analizado el desolador panorama, se puede señalar que muy a pesar de vivir tan caótica realidad, padeciendo toda clase de vicisitudes, pareciera que no fuésemos sensatos, pues algunos no quieren aceptar desde ningún punto de vista ni tan siquiera el diagnostico, haciendo comentarios o emitiendo conceptos contrarios a como se desarrolla verdaderamente la interacción del individuo y su familia dentro del conglomerado social soachuno.

Lo cierto e irrefutable del asunto es el incremento en las necesidades básicas primarias de una inmensa proporción de población y el total desmejoramiento en la calidad de vida de muchos, a quienes ha llevado a la pobreza absoluta, incluso a la miseria, escenario del que si no somos consecuentes y no contextualizamos con exactitud tanto las contingencias permanentes como las causas por las que se da tal acontecimiento en esas grandes mayorías, va a ser mucho más difícil encontrar una salida y de llegar a ser posible hallarla, se demoraría demasiado tiempo, pues al no existir la voluntad social, se convierte en tan solo una quimera, así como lo ha sido siempre.

El presente y futuro dentro del contexto antes señalado se hace demasiado incierto y turbulento, situación aprovechada por algunos, afortunadamente unos pocos aciagos personajes, que desperdician tiempo, pensamiento y acciones en generar crítica mordaz y destructiva, asumiendo feas y malignas posiciones, pretendiendo adueñarse de la verdad absoluta, posturas con las que intentan manipular las condiciones y ocultar de paso algunas falencias en su comportamiento y personalidad; engaño al que llevan y hacen caer también a algunos ciudadanos, especial y particularmente a aquellos vecinos que conviven o comparten el medio dentro del cual desarrollan y ejecutan todas las actividades individuales, familiares y sociales, comportamiento y actuaciones con las que en lugar de unir, dividen y confunden a sus congéneres, disminuyendo de inmediato las posibilidades y oportunidades del en el entre todos salir de la caótica situación socio-económica, pues pareciera que aplican demasiado bien principios Maquiavélicos como: “Divide y reinarás” y “Si no puedes convencer confúndelos”.

Estos individuos que sobresalen entre comillas por despotricar, por tener la capacidad de desbaratar un balín, por hacer permanentemente el mal, contrario al pensamiento Bíblico: “Haced el Bien sin mirar a quien”, pueden en ocasiones llegar a distinguirse y ubicarse en posiciones destacadas dentro de su grupo social, pero afortunadamente así como se conjetura en los dichos populares: “Más temprano que tarde pelan el cobre”, “Suben como palma y caen como coco” y “Se demoran más en subir que en caer”, pues se desmoronan tan rápido, y luego de haber desperdiciado las oportunidades de sobresalir y permanecer representando a su comunidad, optan por asumir posiciones no de contradicción propositiva, sino de enemistad contra todo y todos, convirtiéndose de paso en detractores, destructores y elementos malignos para cualquier propósito, meta o plan de vida colectivo.

Lo grave del problema no está en su posición como tal, lo medianamente embarazoso se presenta a partir del momento en que esos personajes empiezan a utilizar la estrategia del teléfono roto, del corrillo sin fundamentos, del chisme, de la cizaña, la conseja y la mentira, complicándose mucho más la cuestión cuando todos le siguen la corriente y/o se le da cierta veracidad a todo ese maremágnum de suposiciones y mentiras, instancia a partir de la cual, si se le deja tomar mucho impulso a la chismografía, empieza a dársele credibilidad social o grupal, situación inextricable por la que va a existir entre vecinos una permanente y total desconfianza e in-convivencia, que afecta vertical e irre-flexiblemente la Seguridad Ciudadana o Pública en cualquier lugar de la tierra.

A fin de ampliar el tema con argumentos sólidos y creíbles, debe llegar con clara y plena razón a la memoria de todos los habitantes del municipio, aquellos adagios populares e indiscutibles que rezan: “Cuando Pedro habla de Juan, está hablando de Pedro” , “No todo lo que brilla es oro” y “No todo es lo que aparenta ser”, nadie, absolutamente ningún ser humano vivo y mucho menos en nuestro medio está exento de haber cometido errores en el pasado o en el mismo presente, recordemos que “El errar es de humanos” y que todo mundo tiene derecho a redimirse o a cambiar de actitud y de comportamiento.

Todos tenemos una responsabilidad social individual y colectiva con los semejantes, con mayor razón con nuestra descendencia, debemos comprometernos en la construcción de tejido social y económico, no a destruirlos, desde ningún punto de vista es bueno y mucho menos loable seguir o continuar con nuestros amañados hábitos y costumbres complicando la situación y la vida de nuestros conciudadanos, junto con la que también se enreda la propia (la del individuo mismo y familia), actuaciones nocivas con las que se está atentando en contra de la propia existencia.

De manera contraria, se debe a partir de las buenas y excelentes relaciones humanas, entendiendo que si no nos comprometemos a encontrar entre todos los actores sociales el justo medio de la convivencia, nunca podremos alcanzar el progreso y desarrollo anhelado por siempre en los países pobres, tema que se aborda en las conversaciones o diálogos frecuentes de los diversos círculos sociales.

Una experiencia que debe servir de referente y ejemplo incuestionable, es la que estamos viviendo hoy con nuestros países hermanos y vecinos (Venezuela y Ecuador), relaciones diplomáticas que con el gobierno anterior estaban enteramente deterioradas y que afortunadamente con el nuevo se restauraron, llegando a reconocer las partes que cada uno tuvo que ceder una fracción, incluso a cambiar o acallar sobre ciertos temas, respetando la decisión, pensamiento y postura del otro en aras de poder convivir y cada cual seguir con su proyecto, sin perjudicar las gentes que conforman los pueblos Latinoamericanos en todo su conjunto.

Estilo del que debemos acoger sus cosas y prácticas buenas, pues en él, lo que realmente sobresale es la gran importancia de las relaciones humanas y de la diplomacia, el tacto y las buenas costumbres, conjunto de actividades que debe abordar el ser humano con la máxima responsabilidad, seriedad y compromiso, por tanto de su desarrollo pende en definitivo el entorno Latinoamericano en cuanto a relaciones en todos los ámbitos y que inciden directamente en la calidad de vida de los pueblos comprometidos que tienen y luchan por suplir unas necesidades comunes a todos.

Se invita a todo el pueblo a la reflexión, a ensayar formulándonos unos escenarios diferentes posibles o probables, a asumir posturas diferentes a las habituadas o acostumbradas, a participar proactivamente siendo propositivos en la dinámica familiar y social para lograr sinergia o la energía positiva que tanto requiere cualquier grupo social para cambiar el rumbo en su situación socio-económica, el llamado es a la unidad de familia, de cuadra, de barrio, lugar, zona o comuna y de Soacha en general, renunciando a cualquier práctica del chisme, la mentira, la conseja y la cizaña.

Que el nuevo año 2011 sea en verdad de progreso y desarrollo, que sea un propósito de todos cerrar el capítulo de las enemistades, de la riñas y reyertas entre vecinos y conciudadanos, cambiándolo por el de la armonía, el sosiego, la tranquilidad y la paz, que demos por terminada la costumbre y hábito de echarle la culpa a todo y a todos, recordando que todos tenemos parte en la responsabilidad sobre lo que nos sucede, no debe existir en nuestros interiores resquemores, que en todos los seres humanos pobladores del municipio concurra la paciencia, el amor y la solidaridad bien entendida, que ojala La Divina Providencia y el Todo poderoso nos oriente y ayude a pasar de la retórica a la práctica, ayudándonos a cambiar la posición de crítica mordaz por la de ayudar a hacer y construir.

Para terminar deseo recordarles que el verdadero cambio está y se da en el Amor al prójimo, dicho sentimiento nace y se construye desde la más importante célula de la sociedad: “La familia”, motivo, razón o circunstancia para proponerles el modelo OFA (Organización Familiar Autosuficiente) como la forma más expedita de alcanzar progreso y desarrollo en la comunidad, iniciando en la familia para luego y concomitantemente trasladarse de manera sistemática a la sociedad sin ningún tipo de exclusión.

La secretaría de Gobierno y la Administración Municipal les desea una feliz culminación del año 2010, con ventura y prosperidad para el siguiente 2011, recordando que el cambio está en todos y cada uno de los habitantes de Soacha, de ahí la importancia de dar aplicación en todos los actos de la vida a la estrategia “Participación Masiva Ciudadana”.

Iniciemos ya y de una buena vez con OFA.

CORONEL ® ANTONIO JOSÉ ARDILA TORRES

SECRETARIO DE GOBIERNO SOACHA

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