La tradición gastronómica de Soacha se mantiene en el Salto del Tequendama

Doce familias del corregimiento dos, especialmente de la vereda San Francisco, ofrecen a visitantes y turistas toda una oferta gastronómica que se volvió tradicional en esta zona del municipio. Pero hay un ingrediente adicional y es que son las mujeres, en su mayoría cabeza de hogar, quienes mantienen esta tradición que se ha transmitido desde hace más de medio siglo.


Desde el viernes hasta el domingo, y en el caso de los festivos hasta el lunes, los turistas encuentran desde un tinto y agua aromática, hasta una deliciosa picada que se puede complementar con mazorca o una deliciosa arepa.

“El puesto lo tengo desde hace 33 años y se ha vuelto el mejor apoyo económico para mi hogar, porque mi esposo lleva un año sin trabajo y de aquí yo pago los servicios públicos y la alimentación para la casa. Yo vendo mazorcas, rellena, arepas, chorizo, chunchullo, tinto, perico, aromática, aguade panela con queso y caldo. De todo”, dijo Miriam Ramírez, residente en Soacha y propietaria de uno de los negocios en el corredor del Salto.

Estas mujeres ofrecen sus productos todos los fines de semana, desde el viernes hasta el lunes, muchas de las cuales heredaron este oficio de sus progenitores.
“Aquí somos mujeres cabeza de hogar, unas separadas y otras viudas, pero todas muy buenas trabajadoras. Y esto ha sido una tradición porque algunos negocios llevan más de 50 años, en mi caso fue mi abuela la que empezó trabajando en estos puestos”, manifestó Liliana Muñoz, propietaria de uno de los puestos.

“Conozco al primer señor que empezó a vender, es el papá de una señora que ahora tiene puesto acá. En esa ocasión él sacó gaseositas, algunas golosinas y eso. Luego ellas se empezaron a organizar porque vieron en esta zona un potencial turístico; de hecho están presentes porque les interesa el tema y ellas son las primeras interesadas en mejorar. Algo para rescatar es que estas personas dependen exclusivamente de sus negocios, y es más, es apenas los fines de semana, porque entre semana esto no es muy turístico”, agregó el presidente de la JAC de la vereda San Francisco, Luis Romero.

Pero más que vender comestibles, arepas, desayunos y la popular fritanga, de la venta que realicen estas familias no sólo depende el sustento de cada uno de sus hogares. En buena parte de los casos, sus hijos han podido estudiar y hasta llegar a la universidad, gracias a lo que ellas denominan ‘el puestico’.

“Yo llevo como 36 años trabajando acá, empecé desde muy niña; todas somos nacidas y criadas acá y siempre el sustento ha sido este. Vendemos mazorcas, arepas y el fin de semana se ofrece la picadita o la fritanga. Gracias al negocio saqué adelante a mis hijas, ya las dos tienen hogar. Una de ellas también tiene puesto aquí porque se separó y debe mantener a sus dos hijas debido a que el esposo no le está respondiendo con nada”, sostuvo Dora Ramírez, habitante de la vereda San Francisco.

“Yo soy madre cabeza de hogar y alimento a mis hijas es de acá, tengo a una hija estudiando en Soacha y todo sale del negocio. Además en mi casa vivimos cuatro personas: mi mamá, mis dos hijas y yo, y todos vivimos del puestico”, agregó Liliana Muñoz.

Pero no todo es color de rosa para estas familias. Si bien es cierto algunas de ellas ya llevan más de 50 años en la zona del Salto de Tequendama, se enfrentan al problema de ocupación del espacio público, aunque vienen trabajando para que desde el municipio se legalice su actividad. Además, últimamente tienen diferencias con quienes entraron a manejar el Hotel del Salto, situación que no las deja de preocupar.

Espere este jueves el segundo informe relacionado con este último tema.

Siga a Periodismo Público en Google News. Suscríbase a nuestro canal de Whatsapp