Los derechos y libertades se valoran según cuánto paga por una botella
La mañana del martes 12 de noviembre, fui sorprendido con la noticia que el bar “Andrés carne de res” ubicado en el municipio de Chía, había sido el escenario de un acceso carnal violento por parte de un hombre de aproximadamente 35 años contra una mujer de 19 años, que estaba vestida de minifalda y un sobretodo, que cubría su “pecaminoso” cuerpo.
Las declaraciones de la policía de Chía daban cuenta que la mujer de 19 años y su familia habían denunciado la mañana del domingo la violación de la que había sido víctima esta joven, que según dejan entrever las declaraciones del señor Andrés Jaramillo, propietario del establecimiento, fueron relaciones sexuales aceptadas por las dos partes; y eso lo manifestó abiertamente en una cadena radial en la mañana de hoy, declaraciones que causaron escozor en la audiencia y en el general de la sociedad, pues ponía otra vez como culpable a la mujer por llevar una minifalda y claro además pecó por quizá ser bonita o por lo menos estar bien arregladita.
Dice el señor Jaramillo que las grabaciones de las cámaras del restaurante evidencian que la joven fue dejada por su padre la noche de fiesta de brujas; que ella conversó y se divirtió con un español maduro y que posteriormente bailó con el hombre, que de forma detectivesca, argumenta el señor Jaramillo, tenía 35 años y a quien le hizo un seguimiento que permitió ubicarlo por la red social Facebook, pues el hombre dejo parte de sus prendas de vestir en el restaurante y en ellas se encontraba su identificación.
La sociedad entera se ha escandalizado por las declaraciones del señor Jaramillo, las cuales deploro con vehemencia, no hasta el extremo de la hoguera o atacarlo a él personalmente por la denuncia de acceso carnal violento, pero si hasta el punto de llegar a decir que cada vez me interesa menos ir a ese lugar.
Pero la sociedad entera, los medios de comunicación y el mismo señor Jaramillo, no han tenido en cuenta que según la versión entregada a la cadena radial esta mañana, Jaramillo afirma que un empelado del restaurante había sido testigo de la escena sexual que estaba aconteciendo en el parqueadero de su restaurante después de las tres de la mañana.
Ahora bien, me pregunto si el señor Andrés Jaramillo no fue cómplice de un acto que es sancionado en el Código de Policía, pues hasta donde he podido averiguar tener relaciones sexuales en un espacio público, como lo es el parqueadero del restaurante “Andrés carne de res”, tiene una multa de hasta 2 millones de pesos. De la misma forma en que me pregunto inofensivamente sobre la complicidad del señor Andrés, me surgen varias dudas:
1. Si la pareja no estuviera en este prestigioso restaurante sino en un bar de Kennedy, por ejemplo, ¿qué actitud habrían tenido los empleados del establecimiento, las autoridades y los medios de comunciación?
2. ¿Es este un ejemplo más donde se evidencia que las normas y las leyes no toca a los niños de clases altas?
No es para nadie un secreto que en estos lujosos establecimientos lo que pasa en él sé que queda en él.
Aplaudo la valentía de la joven y su familia al denunciar lo que para ella fue un acceso carnal violento, reprocho las declaraciones de Jaramillo al intentar culpar a la joven por llevar una minifalda. Pero aún más reprocho a la sociedad y a los gobiernos que con su doble moral cada vez nos obliga a reafirmar que la ley y las normas son para los de ruana.
@gabobenavidesb
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