Los mercaderes de las demandas

No es lógico que Soacha le ´pare bolas’ a aquellos personajes que viven de demandar a cuanto alcalde suba, independientemente del nombre y color político que tenga el mandatario. Se ha vuelto costumbre demandar al alcalde por ser gordo o flaco, alto o bajo, si es simpático o no, en fin. Las demandas se volvieron un negocio y un punto generador de comentarios negativos para el mandatario.


Pareciera que unos pocos personajes han hecho carrera y hasta maestrías y especializaciones en demandas, algunos sin ser abogados, porque su misión es ‘joderle’ la vida a cuanto alcalde alcance este anhelado puesto. Desde hace unos 12 años es normal escuchar en Soacha que demandaron al alcalde, que lo van a sacar, a inhabilitar o hasta echar a la cárcel. Pero lo curioso de este asunto es que si revisamos esta reciente historia, quienes están de todo esto son casi siempre los mismos.

Ahora. Aquí lo delicado no es solo que dichos personajes entorpezcan el desarrollo normal de la ciudad, porque al fin y al cabo quien pierde es el pueblo, sino que la justicia se preste para darles cuerda porque lo único que logran es un gran daño para el municipio. Cazando una pelea política y hasta personal con el mandatario de turno, se valen de artimañas, chismes y muchas veces de montajes y prueba sin fundamento para justificar sus demandas.

Si revisamos la historia de los alcaldes elegidos por voto popular en Soacha, todos han sido demandados, pero desde el último gobierno de Jorge Ramírez, este hecho se ha incrementado. Ya es normal decir en el municipio que el alcalde tiene diez, veinte, cuarenta o más demandas y que fue ‘fulano’, porque independientemente de quién aparezca como abogado demandante, los nombres de aquellos que están detrás de este reprochable acto, casi siempre coinciden.

Qué tristeza que por unos pocos, a quienes sólo les interesa saciar su apetito de venganza, tenga que pagar todo un pueblo y una comunidad, pero más tristeza da saber que la justicia en Colombia esté concebida para que le ´pare bolas’ a estos personajes que volvieron las demandas como el pan de cada día.

Al leer este artículo muchos estarán pensando que el medio, o quien escribe, está en contra del derecho constitucional de acudir a la justicia cuando los gobernantes cometen ilícitos. NO ES ESO y lo quiero dejar bien claro. Mi rechazo convincente y vehemente es contra aquellos que cogieron las demandas por deporte, costumbre o quizá por negocio. Es contra ellos que alzo mi voz de protesta e invito al pueblo a que haga lo mismo, porque ahora alcalde que no se demande es porque no existe.

Y un solo ejemplo. El actual mandatario electo ya tiene cuatro demandas y aún no se posesiona. (Ah!, y no lo digo porque sea Juan Carlos Nemocón; perfectamente podía estar ahí Fernando Ramírez, Juan Carlos Saldarriaga, o quien sea, el nombre no importa). Lo que a mí sí me preocupa es que esos personajes, ‘profesionales de las demandas’ se dediquen a entorpecer y a truncar procesos sin importarles que detrás de un mandatario esté todo un pueblo que al fin y al cabo es el que sufre las consecuencias de sus actos torpes e inconscientes. Las actitudes de estos personajes se reflejan en el estancamiento de obras y en un enorme atraso que profundiza la crisis del municipio.

Qué lástima que existan personas incomprensivas que sólo vivan para disfrutar del mal ajeno, y que sus pobres actos sólo sirvan para entorpecer y torpedear el desarrollo de los pueblos, qué tristeza que estos personajes logren desestabilizar todo un aparato gubernamental y una comunidad que anhela que Soacha cambie para bien, qué lamentable es que la justicia de este país permita que la mayor parte de las veces se salgan con las suyas (no porque alcancen su cometido de sacar a los alcaldes, sino porque efectivamente logran truncar el desarrollo de las obras y la ejecución del presupuesto).

Me parece que es la hora de que Soacha actúe y entienda que hay personas que no merecen nuestro apoyo y respaldo, muchas veces ni siquiera nuestro saludo. Lo contrario, hay que rechazar toda actitud que se interponga al desarrollo comunitario, sin decir que hay que ser patrocinadores de la corrupción. Eso es una cosa totalmente diferente; lo que hay que diferenciar es cuándo de verdad hay actos ilícitos de los mandatarios, funcionarios o contratistas, denunciarlos y hacerles seguimiento, y cuándo hay personas dedicadas a ponerle la talanquera a X o Y administración con el fin de desmejorar su imagen y evitar que desarrolle las metas, objetivos y procesos.

Soacha no puede seguir sujeta a escándalos que trasciendan nuestra frontera. Se hace necesario respetar la decisión del pueblo, porque gústenos o no, siempre habrá uno que gane y otros que pierden, y esa es la democracia.

Ojalá el habitante de a pié, el líder, el funcionario, el comerciante y todo el que viva en esta gran ciudad, entienda que este mensaje no invita a ocultar las actitudes negativas y equivocadas de los funcionarios, ni mucho menos a perder el derecho a denunciar. Lo contrario, hay que patrocinar las Veedurías, hay que impulsar y apoyar a las personas inquietas para que estén pendientes de la ejecución del presupuesto público, hay que utilizar los mecanismos que nos da la ley para ejercer control, todo eso hay que hacerlo. Pero lo que NO SE PUEDE hacer es patrocinar a quienes cogieron por costumbre demandar a cuanto alcalde y funcionario público exista, sólo por saciar su apetito y satisfacer su sed de venganza, tal vez porque dicho funcionario no le cumplió con el puesto, la dádiva, o porque políticamente es de la corriente contraria. Hay que madurar y empezar a actuar con altura y civismo para que, por lo menos, les dejemos a nuestros hijos y descendientes, una Soacha diferente, una Soacha culta, UNA SOACHA CON FUTURO

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