Los negros esos (una historia en cuatro episodios)

Para María Negro

I

Homero fue un poeta griego que compuso sus cantos hace casi tres mil años. El impacto tremendo de su sensibilidad permite que todavía hablemos de él y lo leamos; es tan grande su prestigio que diez ciudades griegas se disputan, hasta hoy, ser su lugar de nacimiento. Y como no sabemos dónde nació (y además él nunca dijo) parece que pueden seguir discutiendo otros tres mil años, pues cuando le preguntaron, el respondió: “¿Por qué me preguntas por mi linaje? Como el linaje de las hojas soy”. 

Del mismo modo, Francia y Uruguay se pelean por ser la patria de Carlos Gardel, la voz de gorrión de un tango herido que atraviesa como una flecha todo el siglo veinte y cae hasta tu cara hoy, acá, en tu pantalla, querido lector. No sabemos dónde nació Gardel, pero sí sabemos que incluso muerto cada día canta mejor; sabemos que se nacionalizó argentino en 1923 y sabemos que era hincha de Racing.  

Un día de 1929 el estadio de su equipo recibió a los jugadores del Porvenir, un modesto equipo fundado en la ciudad de Gerli. Avellaneda se vestía de fiesta porque era día de fútbol y también porque Gardel visitaba el estadio y porque además un equipo alentado por la voz del gorrión no saldría derrotado jamás.

O tal vez sí: lo de esa tarde fue una polifonía, un coro de piernas del Porvenir que dejó anulado al Racing. De todos, el mejor fue el delantero del equipo venido de Gerli. Él anotó el gol y se hizo indescifrable para la defensa contraria. Él fue la alegría, la inocencia hirviendo con el balón bajo los pies aquella tarde. Entonces Gardel, desesperado por el baile que el tipo les estaba metiendo, preguntó:

“¿Quién es el negro este? ¿Nadie lo puede parar?”

El negro ese era Alejandro Nicolás de los Santos, el primer y único afroargentino que ha vestido la camiseta de la selección nacional y el goleador histórico del Porvenir en sus 104 años de existencia. 

II

La misma pregunta se escuchó a la salida de la escuelita William Franz en New Orleans, Estados Unidos, en 1960. En las entrañas del sur blanco racista norteamericano, los padres aterrados preguntaban. “¿Quién es la negra esta?”

Era Ruby Bridges y tenía seis años. Era la primera niña negra que iba a la escuela. Los padres de los niños blancos (que eran todos los demás niños de la escuela) dejaron de enviar a sus hijos a clases durante el resto del año para que no interactuaran con ella. De hecho, tenía que salir escoltada por agentes federales por temor a que alguien atentara contra su vida.  

III

Alejandro Los Santos ganó la Copa América del 25 con la selección argentina pero no lo convocaron para el mundial del 30 por su color. Con todo, cuando fue entrenador se dio el lujo de dirigir a un tal Alfredo Di Stefano.

Ruby Bridges pasó un año entero sin compañeros en la escuela y aguantó las amenazas, los tratos displicentes y la segregación. Cuando Barack Obama la invitó a la Casa Blanca en el 2011 le dijo: “Es justo decirte que si no hubiese sido por ti, yo no estaría aquí”. 

IV

En el centro de Bogotá, un negro se cansa y dice:

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