Madres de Soacha e implicados en los falsos positivos se reunieron en la JEP
Jacqueline Castillo, hermana de Jaime Castillo Peña, uno de
los asesinados dentro de los mal
llamados falsos positivos, acudió a la JEP a presenciar las versiones
voluntarias de los implicados, un
encuentro entre los actores de la guerra y los magistrados de esta justicia. Jaime desapareció el 10 de agosto de 2008 en
Bogotá y fue hallado muerto dos días
después en Ocaña, Norte de Santander.
El teniente coronel Álvaro Diego Tamayo Hoyos, ficha clave para esclarecer la verdad sobre los
denominados falsos positivos, el caso 003 de la JEP, reconoció
ante la Jurisdicción Especial para la Paz su participación por omisión dentro del expediente
que se adelanta por las ejecuciones extrajudiciales que se registraron en el
año 2004.
Sin embargo, este reconocimiento no ha sido satisfactorio
para las víctimas puesto que consideran que el oficial tuvo una participación
directa en el reclutamiento y asesinato de siete jóvenes del municipio de Soacha (Cundinamarca) que fueron
presentados como guerrilleros abatidos en combate.
En 2008, Tamayo era el comandante
del Batallón de Infantería No. 15 Francisco de Paula Santander. De acuerdo a
las evidencias que reposan en los procesos de la justicia ordinaria, el
exmilitar habría participado directamente en la desaparición y posterior asesinato de jóvenes de Soacha.
Organizaciones que defienden a la Fundación Madres de Falsos
Positivos de Soacha y Bogotá (MAFAPO) aseguran que, de acuerdo con las evidencias
de la Fiscalía, bajo la comandancia de Tamayo se utilizaron recursos del
Batallón Santander para realizar pagos a
los reclutadores, quienes se acercaban a las víctimas con la mentira de una
oferta laboral.
Jacqueline no estaba sola. Beatriz Méndez, quien también
colgaba pancartas, fotos y telares, la abrazó antes de la declaración. A ella
le desaparecieron, torturaron y
asesinaron a su hijo, Weimar Armando Castro Méndez, y a su sobrino, Edward
Rincón Méndez. Hoy no fue el turno de Beatriz de asistir a las versiones
voluntarias, pero estaba ahí por solidaridad.
Desde hace 10 años están juntas en la lucha por la verdad y la justicia. Y en estos momentos, en los que la verdad se acerca para bofetearlas, ella quiso ofrecerle su cariño a Jacqueline como aliciente para continuar con un proceso que ellas catalogan como lento y torpedeado.
Jacqueline y Beatriz confían en que después de la verdad
vuelva la calma. Y luego, como un devenir irremediable, no les quede más opción
que el perdón. No, no saben si lo lograrán. Tampoco conocen su reacción después
de estas declaraciones que las dejan exhaustas emocional y físicamente. Pero
quieren intentarlo. El odio, aseguraron, esperan soltarlo. Beatriz lo dejó
claro: “Primero está la conciliación y luego la reconciliación”.
Fuente: RCN y El Espectador – Foto: arcoiris.com.co
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