Niños de La Isla reciben refuerzo escolar y espiritual

En una institución creada hace más de cien años, un grupo de religiosas otorga educación y alimentación a niños que residen en el barrio La Isla, sector ubicado en la comuna cuatro. A pesar de la difícil condición social, la voluntad y el esfuerzo hacen que se salga adelante en esta misión.


El Taller Pedagógico Madre Clara Fey se inauguró el 10 de Julio de 2008 en la comuna cuatro. Allí, en una alianza con la diócesis de Soacha, se trazó el objetivo de otorgar asistencia educativa y alimentaria a cerca de 180 niños que presentan fallas académicas y nutricionales, dadas las difíciles condiciones sociales en las que viven. Hijos de personas humildes que se ganan la vida en oficios como recicladores, vendedores ambulantes y en muchos casos hijos de familias desplazadas, son los que se ven beneficiados de este programa que además de tener una sede en Soacha, cuenta con otra sede en el barrio Bosa La Libertad, en la ciudad de Bogotá.

Pero, ¿Quién fue Clara Fey, la fundadora de este proyecto y que actualmente es dirigido por las religiosas de la Congregación de las Hermanas del Niño Jesús Pobre? Para comenzar, hay que decir que esta mujer nació en la ciudad alemana de Aquisgrán en el año de 1815 y murió en Simpelved (Holanda), desde muy niña dedicó su vida a realizar obras sociales que beneficiaban sobre todo a los niños, mediante la espiritualidad y promover el servicio hacia el prójimo, por eso se ganó el reconocimiento de la población por querer así disminuir la pobreza en la ciudad que la vio nacer.

Refuerzos en materias como matemáticas, español e inglés, constituyen la labor que se realiza en este centro educativo, de lunes a viernes en un horario de 8:00 a.m. a 11:00 am y de 1:30 pm a 4:30 pm. Ana Dilma, Madre Superiora de la institución, dijo además que los niños que deseen vincularse, lo pueden hacer de manera voluntaria; el único requisito es tener entre 7 y 13 años de edad.

“En el tiempo que no están en las escuelas, aquí se les ofrece un ambiente limpio, agradable, acogedor, para que a la vez que refuerzan en su estudio, también vayan adquiriendo talento en áreas como danzas, teatro, informática y música. También se les da clases de costura y bordado a niños y niñas, esto ha sido una novedad que ha aumentado el número de menores”, explicó la Hermana Ana Dilma, perteneciente a la congregación anteriormente mencionada.

La problemática que más se evidencia en este entorno, según lo manifiesta la religiosa, es el desapego familiar, existiendo casos extremos donde el niño incluso llega a mencionar que odia a sus padres, en ocasiones debido al maltrato familiar al que se ven expuestos en sus hogares. Como si fuera poco, la ausencia de lugares recreativos en la zona hace que los niños cojan costumbres como jugar “maquinitas” y tengan en estos aparatos un medio de distracción.

“Dependemos de muchas ayudas y de muchos apoyos, especialmente para los pagos de nómina de los profesores, viene gente conocida de las hermanas, se dan cuenta de la obra y nos brindan su ayuda, también existe el apoyo desde Alemania, debido a que la Fundación es de origen alemán”, replicó la hermana Dilma.

Recientemente tuvo lugar en el país la denominada Semana por la Paz, y en la institución se realizaron actos simbólicos que permitieron celebrarla. Desde el 8 hasta el 15 de septiembre se hicieron actividades analíticas y expositivas para mostrar a los niños los efectos que se tienen en un hogar que vive en un ambiente de paz y respeto, a comparación de uno en el que se irrespeta a los miembros de la familia.

“Para cada día tuvimos un lema, como por ejemplo: “Las cosas que están en desorden se tienen que arreglar”, concluyó la madre superiora.

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