Novedoso llamado de atención para cuidar el aire hizo joven de Silvania en Soacha

Nataly Bejarano es una
auxiliar de enfermería vinculada al proyecto Ecoarte de la CAR, vive y trabaja
en el municipio de Silvania, y viajó
hasta Soacha dispuesta a llevar un
mensaje más allá de lo que hoy se ve. Un mensaje que pareciera ser la crónica
de un desenlace del futuro que pocos están evitando ver, pero que al final,
ella quiere que la gente se sacuda, para que algo así nunca sea realidad.

Llegó muy temprano,
pues si bien el viaje Silvania – Soacha
no es muy largo, sí demanda tiempo preparar el atuendo que ella, junto a la
asesoría de su maestra de arte, armó con sus manos e hizo realidad.

“Estamos frente a una
realidad despiadada. Nos estamos
quedando sin aire
. Los pocos árboles o la poca vida que aún se abre paso,
también la estamos acabando”, asegura con firmeza y angustia Nataly.

Ella describe su
propuesta artística como una obra viva. Se mueve de lado a lado por el salón a
donde cientos de personas llegaron para conocer la muestra ambiental que la CAR,
de la mano de artistas anónimos pero famosos por su creatividad, lograron con
cada residuo que fue transformado.

Una caja hecha de residuos de plásticos, transparente y que en su interior
alberga una pequeña planta que apenas reverdece, encerrada como en una urna de
cristal, cuelga de la espalda de Nataly
como si fuera una maleta, pero que desgarra el corazón al ver cómo de ella sale
una manguera reciclada, de esas que tanto bota la gente por ahí, adherida a una
máscara que está conectada con su rostro. Por ahí respira, de allí saca algo
del aire puro que desde la urna de cristal, la pequeña planta provee.

“Estos son elementos
muy pequeños y simples, usé un buzón plástico de la basura, manguera de una
lavadora y pedazos de tela para poder colgarme mi oxígeno. En Silvania somos muchos los jóvenes que queremos apoyo
para mostrar nuestros talentos en el arte, un arte con el que queremos que la
gente reflexione, pues esperamos algún día ser más visibles”, agrega.

Así, recorriendo la
galería ante la mirada de asombrado, inquietud, nostalgia e incomodidad de
muchos, Nataly fue una obra viva para los espectadores.

No necesitó palabras, el impactante recurso de su obra, más allá de ser original, se
siente y refleja un futuro ojalá distante y frustrado por las acciones que
puedan emprenderse desde ya. Un futuro que no quiere ver la luz con seres
humanos oxigeno-dependientes, sino que quiere abrirse paso en medio del milagro
de la vida.

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