Parece inevitable paro agrario nacional

El inconformismo crece y a los cafeteros se han sumado los productores de papa, arroz, panela, hortalizas y hasta los transportadores de carga del país.


No han valido los llamados y explicaciones del gobierno central en su esfuerzo por convencer a los campesinos promotores de la protesta, para que depongan las anunciadas jornadas de agosto y se sienten a conversar sobre políticas rurales.

Alegan que se sienten golpeados por el incumplimiento del gobierno, que este no ha hecho efectivas las ayudas a lo que le suman elevados costos de insumos, competencia desigual generada por los Tratados de Libre Comercio, el contrabando y otra serie de aspectos adversos.

Dicen los caficultores que el gobierno no tiene políticas claras direccionadas al campo, y estiman que contrario a lo que advierte constantemente, parecieran estar diseñadas para “erradicarlos y someterlos a la miseria”, insistiendo en que los TLC afectan en un 80% la economía rural.

“Nosotros creemos que el gobierno nacional aparte de no mirar a los campesinos, quiere volvernos minifundistas, cambiarnos de vocación por la minero energética o tal vez con las políticas transnacionales, que quiere convertirnos en mano de obra barata”, comentó uno de los dirigentes de los movimientos campesinos.

Según ellos, por ejemplo, al Cauca los productos alimenticios están llegando de Ecuador por la vía del contrabando lo cual coloca en difíciles condiciones al sector primario de la economía nacional.

Algo parecido estiman los cultivadores de papa de Boyacá, quienes alegan que después de dos meses, la administración central no les ha cumplido los compromisos, razón por la cual advirtieron su apoyo y participación en las protestas del 19 de agosto.

El gobierno les anunció el aporte de 40 mil millones de pesos a fin de subsidiarlos, en cierta forma, durante las próximas dos cosechas. Más que eso reclaman una mayor intervención del Estado en asistencia técnica, tecnología y soluciones de fondo incluyendo un replanteamiento de las políticas rurales.

Esos planteamientos son respaldados por el senador Jorge Robledo Ortiz, tal vez la voz más caracterizada en defensa de los productores rurales desde el Congreso de la república. Quien consideró ajustado el movimiento agrario precisando que tiene justificación en el hecho de que los TLC han permitido un aumento exagerado de la importación de productos agrarios, afectado principalmente a los cultivadores de trigo, cebada, arroz y lecheros entre otros.

“Yo me uno al clamor de la gente del agro. Primero no mas TLCs, por ejemplo el que está tramitando con Europa no debe concluirse y, segundo, hay que renegociar los TLC ya firmados”, aseguró el senador observando que la situación de campo es dramática.

Reconoció, sin embargo, que el gobierno está entregando ayudas pero alertó que estas no están llegando a los pequeños productores.

Por su parte el ministro de Agricultura, Francisco Estupiñán, calificó de injustificado el anunciado paro indicando que se ha honrado la palabra en materia de entrega de ayudas a los cafeteros en busca de atender los problemas que ellos tienen, particularmente los relacionados con los bajos precios del grano en los mercados internacionales.

Dijo que ya han sido distribuidos el 90% de los 830 mil millones de pesos prometidos al sector, recursos que han sido distribuidos de manera “ágil y sin problemas”, el ministro reiteró que el próximo miércoles se reunirá con los promotores del paro, advirtió que no será permitido el bloqueo de vías.

Por su parte, el presidente de la Federación de Cafeteros, Luis Genaro Muñoz, reportó que ya han sido ejecutados 412 mil millones de pesos correspondientes al paquete prometido por el gobierno nacional.

Dijo que con el presidente Santos vienen analizando una serie de alternativas e instrumentos con el propósito de que las ayudas lleguen a todos los productores en el corto tiempo. Como quiera que sea por ahora los cafeteros y otros sectores rurales mantienen en pie el llamado al paro programado para el 19 de agosto que viene, movimiento que hoy tiene un antecedente delicado: las protestas en el Catatumbo que el gobierno no ha podido controlar.

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