Pasó por Soacha deportista que recorrerá mil kilómetros usando sólo sus manos

Gonzalo Ortiz, un deportista que se traslada en silla de ruedas, partió ayer de Bogotá rumbo a Fusagasugá en una carrera en la que los rivales no son otros competidores, sino la incredulidad de aquellos que creen que no lo podrá lograr. Recorrerá el departamento de Cundinamarca a lo largo de 60 municipios durante 17 días.


Las limitaciones físicas las compensa con su voluntad. El tesón para afrontar caminos desconocidos para él, lo encuentra en Dios a quien ofrece todos sus triunfos: “De la mano de él sé que voy a poder lograrlo”. Bajo ese manto, Gonzalo ha recorrido el país batiendo records hasta alcanzar el guiness en esta modalidad.

Al mando de una bicicleta adaptada, la fuerza sale de sus brazos que hacen las veces de palancas reemplazando a sus piernas. La partida fue este martes 4 de febrero desde la Empresa de Licores de Cundinamarca en el sur de Bogotá, emprendiendo destino a Fusagasugá. En el trayecto recorrió Soacha, Silvana y Granada, hasta asomar a la meta de la primera etapa.

“Este recorrido es muy exigente porque es entre municipios, son 1.016 kilómetros. Tenemos que pensar que hay que llegar en un día ordinario a Bogotá, todo está calculado”, dijo Ortiz con confianza, mientras es respaldado por Carlos Meza, gerente de la Empresa de Licores de Cundinamarca y quien patrocina la aventura en tres ruedas.

Tocaima, Anapoima, Anolaima, Facatativá y Villeta, son algunos de los municipios que esta travesía tocará en las próximas dos semanas. Sin embargo, el recorrido no es lo más importante en un desafío que tiene como objetivo clamar por la paz.

“Soy una persona que con cada pedalazo estoy aportándole a mi país, la paz es una necesidad de todos; es por eso que no creo que sea un compromiso mío nada más, yo lo hago para apoyar al gobierno en el proceso de paz que hay ahora y por eso corro”, confirma.

Las palabras no son vanas y Gonzalo tiene grandes metas a futuro. Considera que el mensaje de paz que lleva con sus pedalazos no debe quedarse en el olvido e imagina una vez haga su entrada triunfal a Bogotá, emprender destino al exterior para así cumplir un sueño más: inaugurar su fundación. El primer reto será en Estados Unidos y la mitad de lo que gane será destinado para combatir la pobreza en Haití.

Con esa ilusión se fue, mirando al horizonte un objetivo grande igual que sus ganas de demostrar que más allá de sus limitaciones físicas, para la voluntad humana no hay límites. El 21 de febrero es esperado como un héroe, con su gorra como escudo y con solo hidratación como acompañante, el desafío arranca desde ya, izando la bandera de la paz.

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