Soacha ‘viuda’ de Asfalto

Pareciera el nombre de una abuela típica de esta región del departamento de Cundinamarca, y que además alguna vez estuvo casada con un señor de apellido Asfalto, sin importar si su nombre estaba relacionado con huecos, cráteres, deterioro, descuido o con la conocida y trajinada palabra identificada con robos y desfalco: corrupción.


Aunque en el castellano la palabra ‘viuda’ hace relación a la mujer a quien se le murió el esposo, en la práctica es la ausencia o la falta de algo, y para este caso vamos a aplicar la palabra haciendo relación a las calles de una ciudad abandonada y desprotegida, en donde el pavimento o asfalto ‘brilla por su ausencia’.

Es lamentable que la ciudad más grande del departamento de Cundinamarca y la séptima con más población en el país tenga sus calles abandonadas, rotas, llenas de huecos y en total deterioro. El 98% de las vías está en mal estado y como si fuera poco, no hay comunicación interna que permita un desplazamiento fácil y rápido entre barrios y comunas, por lo que se hace necesario tomar la congestionada y siempre accidentada autopista sur.

Soacha es la única ciudad en Colombia que no cuenta con una comunicación vial interna, sus barrios y sectores crecieron como islas, y pareciera que la ciudad se conformó con ‘retazos’ o pedazos de construcciones avaladas por las diferentes administraciones que a lo largo del tiempo dieron el visto bueno o hicieron caso omiso a una mala planeación y a un crecimiento desordenado y miope.

La desordenada ciudad es producto de la mala planificación y de la falta de carácter de los alcaldes y sus equipos de gobierno que estuvieron al mando desde 1970 (por no decir antes), porque fue a partir de ese año cuando el caso urbano del municipio comenzó a crecer aceleradamente. Bajo estas condiciones, Soacha creció en medio de las invasiones, el desorden, el caos, la ingobernabilidad y la ausencia de políticas claras de planeación y desarrollo.

Es cierto que la nación y el distrito han tenido que ver con el caos y el desorden que hoy se vive, pero también es claro que la culpa directa es de quienes han asumido las riendas del municipio, porque los hechos demuestran que a los mandatarios les quedó grande gobernar. No me consta, pero pareciera que se dedicaron a hacer lo ‘suyo’ y nada más.

Esa mala planeación, la ingobernabilidad y la falta de compromiso y pertenencia por el municipio, condujeron a entregar a las generaciones de hoy una ciudad ejemplo de caos, inseguridad, desorden, contaminación, hacinamiento y llena de necesidades. Un casco urbano con sus calles despedazadas y destrozadas, y además invadidas por vendedores que llegan de todo lado a ofrecer sus mercancías.

Por donde quiera que se camine o conduzca, las vías están en mal estado, llenas de huecos, no hay pavimento y la mayor parte se volvieron intransitables. Sin exagerar, sólo hay cuatro calles que aún conservan el buen estado su asfalto: las carreras séptima y octava en el centro, un tramo de la calle 13 en la comuna seis y la cra 13 de Compartir, el resto, como dicen los abuelos, ‘que salga el Diablo y escoja’.

Lo anterior significa que la ciudad está ausente de asfalto, el pavimento es reservado para cuatro o cinco vías privilegiadas, y pareciera que el resto de calles están condenadas a ser carcomidas por el abandono. También pareciera que ningún alcalde quisiera asumir esa herencia ‘maldita’ de comprometerse con el arreglo de la malla vial, aunque hay que reconocer que el actual mandatario lleva por buen camino su promesa de campaña de endeudar al municipio para arreglar la malla vial.

Ahora sólo nos queda encomendarnos a Dios, a la Virgen, a ‘San Asfalto’ o a quien cada uno le parezca, para que esos $30 mil millones del empréstito que ya autorizó el concejo, alcancen para arreglar un buen número de calles de la ciudad.

Ojalá sea pronto y llegue el pavimento a esta pobre Soacha que ‘enviudó’ hace muchos años, a sus calles y carreras para que la movilidad mejore sustancialmente, para que la ciudad tenga otra apariencia y ofrezca mayor seguridad, para que el Asfalto acompañe de nuevo las vías y para que la ciudad sea vista, recordada y reconocida por el buen estado de sus calles.

Hay que enterrar a la señora Soacha ‘viuda’ de Asfalto y revivir la Soacha con pavimento, la ciudad llena de ese material viscoso, pegajoso y de color negro que queremos ver en todas y cada una de sus vías, y en eso estoy de acuerdo con el actual gobierno. Sólo mediante empréstito se pueden recuperar las calles de la ciudad, claro que es bueno que la ciudadanía y las veedurías estén pendientes y vigilantes para que la ‘platica’ se utilice bien. Que no se desvíen los recursos, porque la meta es optimizar hasta el último peso y utilizarlos para lo que se aprobó, es decir, para recuperar la malla vial del municipio.

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